Capítulo 4
JungSook despertó al día siguiente en la sala, a pesar de que Wheein le había insistido dormir en la cama ella se negó, estaba siendo más que una molestia, por eso apenas amaneció salió de aquella casa mirando la gran cantidad de nieve en cada rincón. Mientras caminaba no sabía que desde un auto dos personas la seguían.
Llegó a la casa exactamente tres horas después, a falta de dinero tuvo que ir caminando, sus piernas dolían y sus pies ni hablar además de que el frío no ayudaba mucho que digamos. La joven entró por la puerta dejando salir un suspiro cansado, se deshizo de su chaqueta colocándola en su brazo mientras caminaba a las escaleras, pero al mirar al último escalón se detuvo.
— ¿Dónde pasaste la noche? —exigió saber con un tono de voz serio. El cabello de su padre era n***o, pero tenía algunas canas.
— Estuve...en.…casa de alguien—el hombre esperó una explicación—Una mujer me dio refugio por la tormenta...
— ¿Refugio? —fue bajando los escalones— ¿No te dije que te quedaras en la calle?
"Aquí vamos."
— Iba a hacerlo, pero había mucho frío y la tormenta no ayudaba, ellos decidieron tenerme en su ca...—no terminó de hablar cuando una bofetada impactó en su mejilla derecha haciendo que su rostro volteara en dirección contraria.
— No me importa tu aburrida historia, te dije que te quedaras en la calle y no me obedeciste—esta vez con su mano la golpeó en el brazo— ¿Por qué nunca haces caso, JungSook?
La joven recordó las palabras que Wheein le había dicho ayer.
"No es tu culpa, estos golpes no son tu culpa, si ellos vuelven a golpearte intenta defenderte, JungSook"
Pero ella no podía hacerlo.
Una hora después
— ¿Sabes? A veces pienso que eres masoquista, no hay un día en donde no dejes de ser un desastre como tu madre—bufó negando con la cabeza dejando su cinturón con manchas de sangre en el sofá—Si abriste la boca con esas personas ni pienses que podrás esconderte porque soy capaz de buscarte por cielo y tierra hasta encontrarte, Im JungSook—advirtió—Sube a tu cuarto ahora mismo.
Sook sollozaba en silencio totalmente adolorida, el cinturón de su padre había tocado varias partes de su cuerpo dejando marcas y hasta rompiendo un poco su piel por la fuerza excesiva del hombre, un hilo de sangre caía de la boca de la chica al igual que otro en su nariz, al tardarse demasiado en levantarse la tomó del brazo casi arrastrándola a las escaleras.
JungSook se quejó de dolor subiendo los escalones por su cuenta antes de que su padre hiciera algo más, repetía las palabras de Wheein una y otra vez en su cabeza, ella no merecía eso, claro que no. Llegó a su cuarto cerrando con seguro, quizás la adrenalina y la situación fue lo que terminó de impulsarla a actuar, tomó un bolso de su armario llenándolo con ropa suficiente, miró alrededor en su habitación sintiendo que su cuerpo le pedía descanso, pero no era momento de detenerse.
Era ahora o nunca.
Desde el auto n***o que se encontraba casi frente a aquella casa, NamJoon y TaeHyung esperaban impacientes.
— Hyung, deberíamos entrar—opinó el peliazul.
— No podemos—negó con la cabeza.
— Hyung...
— No podemos entrar allí, si lo que dijo es cierto es mejor esperar—suspiró moviendo su pierna, no muy seguro—No podemos aparecer de la nada, sería peor.
TaeHyung miró a la casa de nuevo encontrando movimiento en una de las ventanas, el chico tocó el brazo de Nam y ambos eran testigos de cómo JungSook bajaba por la enredadera de la pared que provocaban las plantas y algunas ramas, Tae sin pensarlo salió del auto corriendo a ayudarla.
Sook fue bajando poco a poco, pero queriendo apresurarse, uno de sus pies falló en un movimiento haciendo que cayera, unos brazos la cargaron en el acto evitando el impacto contra el suelo, con ojos bien abiertos (a excepción del que tenía lastimado) miró al chico de cabello azul.
— Tranquila, no te lastimarán de nuevo—la dejó en el suelo—Debemos irnos.
— ¿Quién eres tú? —retrocedió un paso temiendo que fuera una trampa de sus padres.
— Kim TaeHyung, no te asustes, no te haré daño, pero debes venir con nosotros—insistió. JungSook miró el auto que señalaba vacilando, pero temiendo que su padre la pillara decidió aceptar.
Subió al auto con ayuda de TaeHyung y tocó su abdomen con su mano sintiendo algo de dolor, se quitó el bolso quejándose por su espalda, NamJoon no podía creer el parecido que tenía esa chica con su verdadera madre. Ni hablar de su padre.
Sook miró como aquella casa quedaba atrás sintiendo su pulso aún agitado, fue entonces que miró a ambos chicos en los asientos de adelante.
— ¿Quiénes son ustedes?
— JungSook, él es Kim NamJoon, es un amigo, no debes preocuparte—miró a la chica sonriendo un poco—De ahora en adelante nos haremos cargo de ti.
— ¿Cargo? ¿Qué?
— Tenemos a alguien que quiere verte—la joven miró al chico que conducía, su cabello era grisáceo, al sonreír apenas se notaba unos hoyuelos muy lindos—Tenemos mucho que contarte, JungSook, ¿Podrías escucharnos primero?
La chica asintió, ¿Qué más le quedaba?
♠♠♠
Cuando el auto se detuvo lo hizo frente a una casa tan grande y hermosa que no se comparaba en lo absoluto con la de sus padres, tenía un estilo clásico que le recordaba un poco a esas épocas antiguas, pero incluso así se veía hermosa. Sook bajó del auto con los dos chicos, su bolso iba colgado en su hombro, los siguió de cerca sin evitar preguntar al entrar.
— ¿Ustedes viven aquí?
— Sí, originalmente la casa la construyó NamJoon, pero él nos deja quedarnos—respondió Tae a su lado.
JungSook miró todo muy ordenado y limpio, el suelo tenía alfombras de color rojo vinotinto, había cuadros de paisajes, pero no de personas, sonrió inconscientemente por la chimenea en la sala, todo era muy espacioso, le gustaba, al sentirse observada notó que NamJoon era quien le veía, se sonrojó apenada sintiendo que debía decir algo.
— Es muy bonito este lugar.
— Gracias.
Unos pasos se escucharon venir con prisa, a la sala se unieron dos chicos más, uno era unos centímetros más alto que el otro, JungSook se quedó quieta siendo consciente de que era la única mujer allí, se estaba sintiendo...ligeramente incómoda.
— ¿La trajeron?
— No entramos a la casa si es lo que crees—explicó Nam y Tae le siguió.
— Exacto, JungSook estaba escapando y nosotros ayudamos en el escape—sonrió orgulloso. Sook vio como uno de los chicos iba directo a ella abrazándola fuertemente, se sorprendió de ese gesto, por lo general nadie quería abrazarla, parecerá extraño o estúpido pero la chica sintió más cálido ese abrazo que aquel que Wheein le dio, era como... ¿Diferente?
Sin ser capaz de empujarlo o pedirle que se alejara, decidió corresponder dando palmaditas a su espalda.
— ¿Se siente bien? —susurró.
El chico no era capaz de soltarla, era el primer abrazo que podía darle, el primer abrazo oficial porque la última vez fue cuando ella era una bebé, si tan sólo se la hubiera llevado esa noche, si tan sólo...
— Lo siento mucho—habló en voz baja. Los chicos guardaron silencio sabiendo que aquello era un momento íntimo, aunque JungSook no lo supiera, decidieron retirarse para dejarles solos—Lo siento mucho, Sook.
La joven siguió dándole palmaditas teniendo su ceño fruncido, duraron abrazados quizás varios minutos, Sook sonrió de repente cerrando sus ojos sintiéndose segura. Era la primera vez que se sentía así en brazos de un extraño, apoyó su barbilla en su hombro acariciando su espalda.
— Tranquilo, no pasa nada—y usó esa típica frase que tanto había exigido ella escuchar—Todo estará bien.