Capitulo 2 Compromiso.

1609 Words
Isabel. . Estoy en mí habitación llorando sin parar, no puedo calmarme en solo pensar en lo que en una hora se realizará, las manos me tiemblan, y mis lágrimas no paran de salir, aunque trato no puedo. Me doy un baño caliente para relajarme, pero no sé porque me desahogo aún más, solo espero que mí futuro esposo sea un buen hombre, y que el tiempo de nuestro noviazgo sea para conocernos. Espero tener un noviazgo largo antes de casarnos, al menos conocerlo un poco. Y si es posible enamorarme. Pongo hielo en los ojos para desinflamar, están muy hinchados. Me pongo un vestido ceñido al cuerpo azul marino, hasta los pies, y una abertura en una pierna. Me maquillo lo mejor que puedo para desaparecer lo rojo de mis mejillas de tanto limpiar mis lágrimas. No quiero pensar en nada para no seguir llorando. Mí papá me espera al final de las escaleras con un traje gris, está muy elegante. —Listo hija —no es una pregunta es una afirmación. —La verdad no —expresé sincera, este comentario hace que él me miré —. Pero prometo comportarme. Solo espero que no sea un viejo panzón sin cabellera —bromeo, haciendo que el ría también. Me conduce hasta el auto dónde nuestro chófer nos abre la puerta, subiendo cuidadosamente para que no se vean mis piernas. Mí padre habla por teléfono con un gerente de la empresa, ultimando algunas ventas de hoy. Con el evento no pude asistir hoy al trabajo. Inhalo profundo cuando llegamos a una casona gigante y muy elegante que nunca había visto. Es hora del show. —¿De quién esta casa? —pregunté antes de bajar del auto a mí padre. —Es una de las propiedades de tu futura familia —declaró, dejándome con la boca abierta. El jardín era enorme con hermosas flores de estación, con una calle empedrada con piedras blancas, una fuente en el medio del jardín con luces que que iluminaban desde abajo de diferentes colores que lucían preciosas. Pero si el jardín era hermoso, por dentro la casa era aún más, parecía un castillo, no sé porque me venían recuerdos de esta casa, pero no lograba que estos recuerdos sean definidos. Comenzamos a saludar a los presentes, si algo había aprendido bien era a fingir, los modales eran primero y aunque me este rompiendo por dentro tenía que esbozar una sonrisa. Prometí comportarme y eso iba a hacer. Mí padre me dejó sola y yo seguí hablando con los empresarios que estaban allí. Me encontré con algunas amigas de nuestro círculo social, pero solo hablan de dinero, lo que se habían comprado de última moda y a dónde habían viajado. Hoy no me apetecía escuchar sus anécdotas, yo no tenía su misma suerte, lo mío siempre fue ser responsable, viajé poco, algo que siempre quise hacer, mí padre siempre me decía que lo iba a poder hacer con mí esposo. El cátering era sin sabor, y me acordé de la linda chica que había conocido en la universidad, cuando me casé iba a pedir sus servicios. ¡Qué estoy pensando! Todavía faltaba mucho para eso, ni siquiera conocía a el hombre que iba a ser mí esposo. Se acercaba la hora mí pecho empezó a agitarse y decidí ir a tomar aire al jardín para calmarme, o eso esperaba yo, quizás el color y aroma de las flores me ayuden a relajarme. Caminé lento por el jardín contemplando la bella vista, olvidándome de todo lo que pasaba a mí alrededor, olvidando el motivo de mí visita a esta casa, hasta que alguien me interrumpe mí paz. —Tu presencia marchita estas hermosas flores —cerré los ojos al entender quién era el dueño de esa voz. Quise huir de él, puesto que solo me quería malestar. Pero él me tomo del brazo dándome la vuelta para mirarlo. —Soltame —exigi cuando su agarre se hizo fuerte. —Lo que deberías haber dicho era, hola Daniel cómo te encuentras. —El problema es que no me interesa como te encuentras, ahora soltame que me estás lastimando —exigi moviendo mí brazo para que me soltara. —Ya te quieres librar de mí tan fácil —chasqueo la lengua arrogante y se acercó a mí, su aliento a alcohol era insoportable. —¿Por qué te empeñas en molestarme? —cuestioné enfrentándolo —. ¿Por qué solo no me dejas en paz? ¿Por qué no eres el niño bueno que jugaba conmigo y era mí amigo? —dije por fin zafando de su agarre, la zona me dolía y acaricié mí brazo. —Tantas preguntas Isabel —articulo con tanta tranquilidad que me daba miedo —. Pero porque estoy molesto, muy molesto te voy a responder. Todo es por tu culpa —su respuesta me deja helada, no entendía que le había hecho —. Todos mis males son por tu culpa. —Y si mí sola presencia te molesta y te roban la paz, ¿por qué no me dejas en paz?. —Porque sería muy fácil para ti. ¿Dónde estaría mí diversión? —Igual está será la última noche que me molestes, porque hoy anuncian mí compromiso —sentencio. —¿Y que se siente comprometerse? —no podía creer que se interese por mí. El recuerdo de cuando éramos amigos vino a mí. Y quise desahogarme, algo que no pude hacer con nadie, tenía que aparentar que esto era también lo que yo quería. —Una porquería, como querés que me sienta, ni siquiera lo amo, no estoy preparada para comprometerme, solo me gustaría despertar de esta pesadilla —dije con honestidad, su rostro mostró dolor y furia, cambió de un momento a otro, me atrajo a él apretándome fuerte. —Ni tu prometido hará posible que te deje de instigar —me dio un beso mordiendo mí labio. —Idiota —espete empujándolo dejando solo limpiandome la boca. Corrí al baño con lágrimas en los ojos, ese idiota me había besado, y no solo eso pensé que había vuelto el antiguo Dániel. Cuando me calmé salí del baño y me dirigí al gran salón, agarré una copa de vino, y la bebí, por lo general no bebía pero la ocasión lo ameritaba, estaba muy nerviosa. Mí padre llega a mí y quita la copa de mí mano depositando la en la bandeja de un mesero que justo pasaba por allí. —No es bueno que bebas hija, no me gustaría que te caigas y pases el ridículo. Además ya es hora que conozcas a tu prometido —mi estómago se revolvió con solo escuchar la última palabra. Quería gritar que no quería, quería escapar, pero no era una opción, no podía decepcionar a mí padre. Antonio Blanco se acercó al centro del salón y llamó la atención de los presentes, sabía lo que venía, mí corazón parecía un caballo cabalgando cómo loco sin control, fingí una gran sonrisa. —Hoy es un día muy importante para dos familias importantes de nuestro círculo social, el inició de una sociedad de empresas poderosas. Hoy dos potencias se unen para hacerse más poderosas. Isabel tesoro ven por favor —él era como mí tío, en un tiempo compartimos mucho tiempo juntos, era como una hija para él y su esposa Patricia, caminé hasta él erguida fingiendo seguridad sin quitar la sonrisa de mí boca —. Gracias querida, hoy Isabel Jones se compromete con mí hijo Dániel Blanco —casi me desmayo. No podía ser, no podía ser cierto, habiendo tantos hombres de nuestra clase tenía que ser él. Maldición. Él seguro como siempre caminó hacía nosotros con una gran sonrisa de burla en sus labios, dejándome dura, me rodeo con sus brazos fingiendo un emotivo momento, haciendo que los presentes aplaudieran y murmullos de los presentes comenzará. —Gracias a todos los presentes por venir hoy —comenzó Dániel su discursito falso —, hoy es un día muy especial para Isabel y para mí, hoy por fin nuestro compromiso se devela. Hoy por fin Isabel es mí novia oficial —Dániel se acercó a mí y me dio una apasionado beso delante de todos los presentes, y lo hacía a propósito, sabía que no podía negarme, sabía que no podía avergonzar a mí padre, introdujo su lengua en mí cavidad, e hizo que el beso se intensifique más si se podía aún. Los presentes empezaron a aplaudir de nuevo, y Dániel se separó de mí, apoyando su frente en la mía. —Te dije que jamás te ibas a librar de mí —susurro, y eso era una amenaza. Los murmullos se intensificaron pero el padre de Dániel los calmó. —Seguro tendrán muchas preguntas, pero solo responderán una. —Yo quisiera saber la fecha de la boda —había olvidado por completo que esta fiesta estaba llena de periodistas. Lo único que me alegro es de no haber apartado a Dániel de manera brusca, de lo contrario mañana estaríamos en la primera plana de todos los periódicos de chismes del país. —La boda se realizará de aquí a un mes —me dio un beso corto en los labios, me tomó de la mano y caminamos juntos fuera de la mirada de todos. Quisiera creer que lo hizo para cuidarme, para protegerme pero eso sería engañarme a mi misma, Dániel Blanco lo único que sentía por mí era odio. Hubiera preferido mil veces que mí prometido sea un viejo panzón y calvo que casarme con Dániel Blanco, quién estoy segura hará de mí vida un infierno.
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