-Dile a García que no me vuelva a hablar de eso si aprecia su vida. *** Llego a casa, cerrando la puerta con una pequeña patada mientras me hago una coleta para recoger los mechones sueltos que me estorban en el rostro. Voy a mi habitación subiendo las escaleras de dos en dos, para seguidamente encerrarme entre las paredes azules con un libro. (...) -¡Clara! ¡Tu móvil está sonando! -grita Marco desde el piso de abajo. -¡Súbemelo! -respondo yo sin levantar la vista de las páginas, recordando que lo dejé inconscientemente en la mesa de la entrada. -¿Tengo pinta de chacha? ¡Baja tú! -exclama, finalizando la conversación y haciendo que me levante y, a saltos, baje al piso de abajo mientras el sonido de mi móvil aumenta cuanto más me acerco a él- ¿Sí? -¿Clara? -pregunta una voz masculin

