El beso de Manuel me ha gustado.
Tanto que repetiría sin dudarlo.
***
¿Alguien puede venir a ayudarme a despegar el despertador de mi mesa?
En serio, lo odio con toda mi alma.
Creo que ya os lo he dicho alguna vez.
Hoy es jueves ... Hoy tengo que hacer que la chica deje en paz al gorila.
Cojo la pistola que guardé el otro día en el cajón y la meto dentro de la mochila con el seguro puesto, enrollada en una sudadera y con las balas enrolladas en otra chaqueta aparte, por seguridad.
Lo que menos me apetece hoy es que llamen a mi madre diciendo que han pillado a su hija con un arma en el instituto.
Cuando ya estoy segura de que no me van a pillar con la pistola, bajo a la cocina a saltos para desayunar, encontrándome a mi hermano mirándome de forma extraña.
-¿Me miras así por lo que dije ayer? -Pregunto mirando a Marco mientras camino en dirección a la nevera para coger la leche.
-¿What? No, no es por eso, es que me he peleado.-responde con la mirada perdida, pensando.
-¿Con quién? -Cuestiono ahora sentándome en la mesa con un cuenco, leche y cereales.
-No te importa.-espeta ahora mirándome a los ojos.
Joder, que bipolar.
-Vale ... Relaja las bubis ...- bufo rodando los ojos mientras echo la leche en el cuenco con los copos dentro, para empezar a desayunar.
¿Con quién se habrá peleado?
(...)
-Te toca a ti.
-No, a mi no, a él.
-¿Por qué yo? Debería ser ella.
-Ah, no, caballeros primero, te toca a ti.
-Hagamos votación.-propone Eva.-¿Quién vota que lo haga Manuel?
Mi amiga y yo levantamos la mano, obligando a Manu a hacer un Power Point que cuente los pasos que hemos seguido para terminar el trabajo de plástica, pero, el gorila me mira de forma en la que me recuerda el vídeo, y yo bajo la mano con un bufido blanqueando los ojos.
-¿Quién vota que lo haga Clara?
El gorila levanta la mano, y, al ver que yo no muevo ni un músculo, me coge de la muñeca y alza mi brazo, añadiendome más tarea a mi horario y yo suelto un bufido, pero no muevo el brazo.
Miro el reloj, pudiendo ver que, al estar en la última clase de hoy, quedan cinco minutos para ser libre. Empiezo a meter los bolígrafos y todo ese tipo de material en el estuche y, seguidamente, meter éste en la mochila.
Cuando suena ese "ring" que tanta alegría me causa, me levanto del asiento para irme fuera de esta prisión, pero, al dar un par de pasos lejos de la mesa una mano me agarra del codo, parándome en seco.
-¿Sí?-pregunto girándome, y me quedo sin aire al ver que es Manuel.
-He intentado decirle a mi madre que vengas sólo para lo de la loca pero parece que le has encantado.-dice con una sonrisa torcida.
"A mi me encantas tú." - suelta mi subconsciente.
Joder.
Esto va de mal en peor.
-¿Me llevas o voy por mi cuenta?-pregunto mirándole con una sonrisa.
-Te llevo yo, preciosa.-dice él sonriendo de forma socarrona, mientras que yo blanqueo los ojos al oír de nuevo el maldito apodo.
Salimos juntos del instituto, recibiendo un gran número de miradas provenientes de mis compañeros (envidiosas en gran parte) al subirme en el asiento del copiloto del coche del gorila, y, como yo soy yo, para añadir más envidia a su mirada, cuando estoy entrando, me echo el pelo hacia atrás con dramatismo.
Os juro que mejor no me lo puedo estar pasando.
-Estas disfrutando, eh.-dice riendo el chico mientras arranca el coche.
-Claro, hay que aprovechar cualquier oportunidad que surja para fastidiar al prójimo.-respondo yo, entre risas también mientras me ato el cinturón de seguridad.
-Como tú no hay, eh.-dice pisando el acelerador, apartando la vista de la carretera un momento para mirarme a mí, haciendo que se me pongan los pelos de punta.
(...)
-¿Y tú qué has sacado en química?-pregunta la madre de mi "novio"-Porque Woody ha sacado un cinco.
-Nueve con dos.-respondo metiéndome el tenedor en la boca.
-Vaya, hasta te gana en las notas...-comienza el padre de Manu riendo.-No la dejes escapar, chico.
-Ni loco.-contesta medio serio Manuel, haciendo que me ponga roja, y no porque finja ser su novia, me pongo colorada de verdad.
Como no tengo ni la más mínima idea de qué responder, me río levemente y espero a que alguien saque otro tema de conversación.
(...)
-¿Ella va a ir armada?-pregunto mirándolo con el ceño fruncido.
-No tengo ni la mas minima idea, ¿tú sabes disparar?-pregunta mirándome.
-Pues claro que sé, obvio, ¿no?-bufo como si fuese la cosa más simple y sencilla del mundo.
-¿Cómo? ¿Desde cuando?-pregunta sin terminar de creérselo.
-Cuando yo tenía siete años, Marco y yo nos colamos en un curso de tiro con armas de fuego y, como los monitores eran idiotas, mi hermano consiguió convencerles de que él era mi padre y que padecía enanismo, y nos dejaron entrar, dimos un par de clases, pero nuestros padres se enteraron y nos cortaron el rollo.-explico mirando al chico que camina a mi izquierda.
-Joder... Tengo que tener cuidado, preciosa... Oh, mierda, ahí está.-dice señalando a una parte con árboles que poseen unos dos metros y medio de distancia entre ellos y donde se puede llegar a vislumbrar una figura femenina.
El gorila me gira para tenerme frente a él a pocos centímetros, y comienza a despeinarme y desaliñarme con los dedos para que parezca que no estoy muy cuerda, mientras yo saco la pistola, con seguro, del bolso.
-Buena suerte.-me susurra Manu, seguido de un beso en la frente que hace que todas y cada una de mis células se tranquilicen.