Ishla entra a la oficina del médico que atiende a su hermana. Sus padres la esperan para entrar a ver al galeno y así poder hacer el pago que mantendrá a su hija mayor viva. —Hola —saluda dejando besos en las mejillas de sus padres. —Hola hija, ¿tienes el cheque contigo? —Ishla asiente. —Si, el señor Lynx me lo entregó hace poco. —ambos suspiraron más tranquilos. —Que Dios se lo pague, ese hombre se ha ganado el cielo con este gesto. —comenta Bárbara. —No exageres mujer, de seguro nos va a cobrar intereses. —contesta Albert más irritado. —En el acuerdo de pego no habla de intereses. —musita la joven mujer tímida. —Bueno, al menos. Ya es mucho tener que pagar esa cantidad para también pagar los intereses. —Ishla asiente sin contarle todo. Si su padre se entera que solo tiene s

