El rostro de mi esposa me observaba preocupado, pude notar como el pánico la invadió repentinamente, sé que la sorprendí, ya que luego de un gran día poco imagino que esto pasaría. Bajó la guardia esperando al fin volver a la normalidad, volver a casa conmigo. Y no hay nada que deseé más que aquello, sin embargo había una última batalla que necesitaba luchar. -Debo hacer algo.- respondí quitándome el cinturón de seguridad, puse mi mano derecha en su mejillas y ella suspiro sobre ella mientras notaba como intentaba lidiar con ésto sin hacer una escena. -Esta bien, ve.- cedió Juliana y me extrañó que se lo tomará tan bien, hasta que note que no había terminado de hablar, sin duda algo se traía entre manos. -Te esperaremos aquí.-terminó de decir aunque en el momento que dijo aquello supo

