Capítulo 4

1950 Words
- Lamento haber llegado de improviso, es que en el metro dijiste que podríamos ser amigos, entonces pensé en comer un poco y conocernos - me parece absolutamente adorable, luce algo avergonzado a la vez que levanta la caja de pizza con una sonrisa, todo un cuadro. - No tienes que preocuparte, me alegra que hayas tomado la iniciativa, y amo la pizza - tomo la caja cuando se levanta del asiento en donde lo deje por estar hablando con Raphael, me apena que me haya visto en un momento tan vulnerable, pero el hecho que no mencione nada me hace feliz, no quiero tocar ese tema ahora. - Super, no supe cual preferías, entonces pedí mi favorita, espero no te moleste - me sigue a la cocina a por unos platos y algo de tomar, incluso me ayuda cuando hago el penoso intento de tomar algo de una de las repisas de arriba, estoy muy segura que fue Raphael quien puso todos los vasos bonitos ahí parea molestarlo, ya veré con que joderlo después. - Oh, esta también es mi favorita - suelto una risita cuando al abrirla me encuentro con una cuatro estaciones, definitivamente la mejor opción. Nos sentamos uno al frente del otro con la pizza en medio junto con unos jugos, sonrío cuando lo veo cuidadoso al momento de tomar un pedazo, alguien volvió a su etapa tímida, no puedo esperar a que se desenvuelva conmigo y sea todo el tiempo el burlón y gracioso que he visto en pequeños flashes. - Y entonces ¿jugamos a las veinte preguntas? - pregunto después de comer nuestro primer pedazo en silencio, cuando entró parecía mucho más confiado, me preguntó que lo habrá cohibido, aunque sospecho que fue lo que me escucho decir cuando hablaba con Raphael. - Claro, aunque creo que son muchas, no creo que se me ocurran tantas - suelto una risita. - No importa, te permito repetir mis preguntas - hago un gesto restándole importancia y no me doy cuenta cuando termino me segundo trozo, pensando en cambiar mi lema a gordita pero feliz tomo una tercera. Hace un gesto afirmando y él también toma la tercera, empiezo a sentir remordimiento, él no parece tener un gramo de grasa de más, mañana sin falta correré con Rachel, estoy segura que con ella al lado llegare a correr más de una hora sin desmayarme. - Bueno, comienzo ¿tienes hermanos? - asiente y sus ojos parecen algo tristes. - Sí, una hermana, es cuatro años menor - su tono es incluso decaído, por lo que sin esperar su pregunta vuelvo a a****r. - ¿Qué haces para vivir? - cruzo los dedos internamente esperando que esta pregunta tampoco suponga un problema para él, y me alivio cuando relaja su gesto. - Eh, trabajo en una cafetería - parece un poco apenado, pero tranquilo y con una sonrisa tomando un cuarto trozo, impresionante, normalmente yo como la misma cantidad que mis hermanos, pero ya no puedo con otra, debe ser el estrés, sí, claro que es eso, todavía traigo el calentón de mi discusión con Raphael y se me redujo el apetito. - Oh, super ¿la que está en la avenida? - asiente - Ahí los postres son deliciosos, amo el chocolate pero el mouse de parchita es mi perdición - se me hace agua la boca de solo acordarme, cuando termine mi circuito con la modelo ególatra pasaré a comprarme uno, como premio por no morir. - Sí, me tocan tres preguntas - vuelve a ser graciosito, feliz asiento y me enderezo en mi lugar. - Tomaré tu palabra y repetiré ¿Tienes hermanos? - toma una quinta y no sé que me hace tanta sorpresa, debe ser normal si tomamos en cuenta que es enorme. - Sí, cinco, Ramsés, Royce, Romeo, Raphael y Rachel, yo soy la chiquita - parece algo impresionado, pero se ríe cuando pongo la voz algo chillona. - Son muchos, tuviste que haberte divertido de pequeña jugando con todos - asiento con una gran sonrisa, adoro hablar de mi familia, es algo que amo. - Claro aunque también era algo molesto, Raphael solía molestarnos mucho a Royce y a mi por ser los más pequeños, también a Rachel y otra vez a mi por ser las niñas, incluso Romeo nos molestaba por eso - me quejo y le saco una pequeña risa por como hago pataletas, yo feliz de hacer el payaso diario si logro obtener tan bonito gesto. - Debió ser terrible - exagera abriendo sus ojos, pero no por mucho, pues terminamos riendo. - Sí, pero más para él, cada que me molestaba corría hacia papá o con Ramsés y lo castigaban, nunca aprendió a no molestar a la bebé de casa - digo con orgullo. - Tonto, es un principio básico de ser hermano mayor el no dejarse descubrir - abro la boca con sorpresa fingida y le lanzo la servilleta causándole otra carcajada - Ahí va otra ¿Tu a que te dedicas? - levanto una ceja captando que va a repetir todas mis preguntas, astuto, pero no me molesta. - Soy profesora de primaria - le dedico otra sonrisa, o mejor dicho, creo que no he dejado de sonreír desde que empezamos este juego, Ethan es una gran persona, y no dudo que sea un grandioso amigo también. *** - Nos vemos mañana - se despide Ethan una vez abro la puerta, ya es algo tarde, pero no tengo la preocupación de que salga de mi casa a las once de la noche simplemente porque vive en la puerta al frente de mi casa, lo que me preocupa es que quizás me quede dormida hasta tarde, como siempre. - Claro, hasta mañana, descansa - beso su mejilla y con una sonrisita de suficiencia al notar su pequeño sonrojo cierro la puerta, en el camino hacia mi cama me estiró y bostezo, me acuesto entre mis calientes sábanas y ruego en mi interior a no despertarme tan tarde. *** Mierda. Mierda. Mierda. Estoy empezando a creer que mi segundo nombre es impuntual, no, estoy segura de que lo es. Sin importarme si mi cabello esta en orden o no salgo de casa, Ethan tocó mi puerta más temprano ofreciendo irnos juntos, pero insistí con que se fuera antes al ver su mueca cuando abrí la puerta y apenas me estaba despertando, vergonzoso, unos jeans semi limpios y una camisa básica es mi vestuario el día de hoy, unos lindos botines negros adornan mis pies, aunque es algo incómodo porque me estoy dando cuenta mientras corro buscando un taxi que me falta un calcetín, afortunadamente eso no lo notará nadie, aunque mi pie se esta lamentando bastante por no salir un minuto más tarde. - Arranque como nunca lo ha hecho en su vida - es lo único que le digo al conductor junto con la dirección, y al parecer mi voz sonó lo suficientemente alarmada ya que obedeció, con un espejito de mi bolso comienzo a arreglar mi cabello e intentar ponerme presentable, un total desafío. Llegó al colegio, le pago al señor y creo que le he dado de más pero no es tiempo de contar, corro hacia mi aula y cuando entro hay un pequeño desastre, los niños hablan muy alto, las risas son muy fuertes, dos niños hacen carreras mientras algunos otros los ven y las niñas están en el piso sentadas en rueda hablando sobre no se que cosa, en una esquina logró ver a Louis sentado leyendo un cuento que le regale. Cierro la puerta del salón despacio, respiro intentando relajarme, llego a mi escritorio y dejo caer fuertemente mi bolso en el escritorio, un silencio se instala en el aula para después escucharse el movimiento de las sillas y mesas ser arrastradas y otra vez silencio. - Quiero que me disculpen por llegar tan tarde, no volverá a pasar, pero este alboroto tampoco debe repetirse incluso si no llego a tiempo, pueden hablar en sus momentos libres, pero el salón no es lugar de carreras ni una pijamada ¿entendido? - hablo suavemente pero bastante seria, nunca les había regañado, siempre han sido uno de los mejores grupos, pero para todo hay una primera vez. - Si... - todos se encuentran callados y sentados derechos, sin querer perder más tiempo comienzo a copiar en el pizarra y veo como ellos hacen lo mismo en silencio, hoy será un día duro. *** - Profesora Rose... ¿hoy se molesto mucho? - me pregunta Louis mientras caminamos de la mano para comer algo. - Sólo un poco cariño, ustedes son niños, esta bien que sean traviesos y jueguen, pero no en el aula y con tantos gritos, de todos modos es mi culpa por llegar tan tarde, para compensarlo mañana será muy divertido. - le digo con una sonrisa y dejamos el tema ahí, seguimos nuestro camino hacia la cafetería en donde trabaja mi guapo y rubio vecino. - ¿Comeremos hoy? - pregunta inocentemente, le doy una gran sonrisa y asiento, llegamos a la linda cafetería con aire acogedor y al parecer este lugar es más popular de lo que pensé, está lleno, nos sentamos en una de las pocas mesas libres y logró ver a Ethan caminando hacia nosotros con una libretita en la mano. - Buenas tardes Rose, caballerito ¿Qué van a pedir? - pregunta con una sonrisa entre amable y tímida, es una decepción que trabaje aquí, pero debo decir que es una bendición para ciertas personas, le ha alegrado la vista a varias mujeres, me incluyo. - Hola, bueno, mi cita quiere comer un emparedado de pollo, sin verduras, y un jugo de durazno, a mi me traes lo mismo pero el emparedado completo - le doy una gran sonrisa, Louis se sonroja como cada vez que lo menciono como mi cita e Ethan lo ve con una mezcla de curiosidad y ternura. - Se los traeré en un momento. - se marcha llevándose consigo varias miradas en diversas partes de su cuerpo, su sexy trasero, por ejemplo. - ¿Lo conoces? - pregunta Louis. - Oh, si, es mi vecino, te caerá bien, es muy lindo - él baja la mirada un momento pero la vuelve a a subir viéndome a los ojos, abre la boca para decir algo pero parece arrepentirse porque la cierra, con una seña le pido que hable. - ¿Te gusta? - pregunta con inocencia, suelto una risita. - Es muy lindo y me cae muy bien, pero lo conozco de hace muy poco, cuando nos conozcamos más yo te diré si me gusta - él asiente rápidamente, parece querer decir algo más pero Ethan llega y deja los dos platos en la mesa junto con los jugos. - Siéntate un rato, hablemos - él ve alrededor y luego de pensarlo un momento se sienta a mi lado. - Sólo será un momento. - Bien, él es Louis, mi adorable mejor amigo, Louis, este es Ethan, mi lindo vecino - suelto una pequeña risa al ver que ambos se sonrojan, son muy parecidos. - Oh mmm, mucho gusto, Louis ¿de que conoces a mi linda vecina? - pregunta Ethan aún algo sonrojado, una gran sonrisa se planta en mi boca y en mi interior estoy chillando de alegría, me encanta como va tomando confianza conmigo. - Mmm es mi profesora - dice Louis con la boca llena, lo regaño y después de decirme que no lo hará más seguimos hablando unos minutos más hasta que Ethan debe seguir con su trabajo y yo debo llevar a Louis a su casa, sin olvidarme de darle su cena, por supuesto.
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