Lucas Hart;
No esperaba encontrarme con Sofia en el momento en que regresé a la ciudad, pero lo hice.
Ahora ella estaba acostada en mi cama, su piel un poco pálida, sus ojos llenos de tristeza y un cascarón de sí misma.
—Elías y yo nos divorciamos hace dos meses —comentó en voz baja y, aunque mi rostro no mostraba ninguna emoción, en el fondo estaba en shock.
Ellos estaban tan enamorados. ¿¡Qué pasó para que se divorciaran!?
Quise preguntar más, pero cambié de opinión al ver lo incómodo que era el tema para ella.
—Descansa. Tengo que ver a unos amigos —dije antes de salir de su habitación con la bandeja.
Bajé las escaleras, dejé la bandeja en la cocina y saqué mi teléfono. Marqué el número de mi asistente.
—¡Sabía que no me abandonarías en cuanto volviste! —Su voz resonó por el altavoz y me apreté el puente de la nariz
—Ya basta. Necesito que investigues todo lo que le pasó a Sofia en los últimos tres años que llevo ausente —ordené.
Había algo extraño y quería saber qué era.
Sofia estaba tan feliz cuando me fui. ¿Cómo terminó así?
Justo después de cortar la llamada, mi teléfono vibró y suspiré cuando vi que era mi padre quien llamaba.
La noticia se corre bastante rápido. Necesito averiguar quién es el topo.
—Hola, papá.
—¡Maldito desagradecido! —La voz enfadada de papá llegó a mis oídos—. Oí que llegaste hace unas horas. ¿Por qué no has llamado?
—Iba a ca-
—¡Tonterías! —me interrumpió—. ¡Ven a cenar hoy sin falta! —ordenó papá y cortó la llamada sin esperar mi respuesta.
Suspiré profundamente, sabiendo lo que me esperaba. La única persona cercana a mí era mi padre, Steven.
En cuanto al resto, digamos que somos enemigos desde hace no sé.
...
Entré a la mansión familiar; el lugar ya se sentía pesado para mi gusto.
Aunque allí pasé la mayor parte de mi infancia, todavía me sentía como si estuviera entrando en la casa de un extraño, con Richard, mi hermano mayor, su esposa, Olivia y su hijo, Elías, viviendo allí.
Entré a la sala de estar y los encontré a todos esperando excepto a Elías.
¡Mierda!... ¿Pensaron que era una atracción turística que debían vigilar?
—¡Lucas! ¡Hijo mío! ¡Te ves genial! -exclamó papá con una sonrisa sincera..
—Buenas noches, papá —respondí sin devolverle la sonrisa, pues no quería que los otros dos pensaran que estaba allí para ser amigable con ellos.
—Bienvenido, Lucas. No sabíamos que habías vuelto. Me alegra verte —intervino Olivia con su voz irritante y falsa, y reprimí el impulso de ponerle los ojos en blanco.
A papá nunca le gustó que no nos lleváramos bien. Así que intentaba ser cortés con él, pero Dios, la esposa de mi hermano era una lata.
—Es bueno tenerte de vuelta —dijo Richard y mis ojos se posaron en él.
Su mirada me hizo reír a carcajadas. No logró disimular el odio que me tiene.
Mi rostro seguía impasible. Antes me afectaban e irritaban, pero ahora solo los veo como insignificantes.
Papá me estudió y asintió con aprobación como si le gustara lo que veía.
—Vaya, este es el comportamiento de un Ceo. Eres diferente... en el buen sentido. Me alegra que te hayas ido, hijo. Mírate. Me siento muy orgulloso —me felicitó papá, y vi a Olivia poner los ojos en blanco.
Papá tiene razón. Habían pasado muchísimas cosas durante mi estancia en el extranjero. Había crecido física y mentalmente.
Seguimos charlando hasta que Elías entró corriendo a la sala de estar, con los ojos inyectados en sangre y preocupados.
—Abuelo, estoy aquí —afirmó.
—¿Y bien? ¿Quieres que empiece a bailar? —preguntó papá y casi me echo a reír.
De repente Elías me notó y sus ojos se abrieron tanto que pudieron abarcar su cara.
—Tio Lucas. Cuánto tiempo sin verte —comentó Elías—. Bienvenido de nuevo.
Elías estaba a punto de tomar asiento cuando una almohada cayó sobre su espalda.
—¡Inútil! —gritó papá—. ¿Por qué te divorciaste de Sofia? ¿Pensante que no me iba a enterar? ¿Sabes lo que una etiqueta así le haría a tu carrera?
Miré a Elías y lo vi dudar. De repente, se armó de valor y enfrentó a papá.
—Abuelo, no me divorcié de ella a propósito. Violet está embarazada de mi hijo y no puedo permitir que mi heredero nazca fuera del matrimonio. Es lo correcto.
—¿Qué? Violeta... ¿no es esa la mejor amiga de Sofia?
Se me encogió el corazón por Sofia... por eso parecía tan devastada. Este idiota la traicionó con su amiga íntima.
Una mueca escapó de mis labios
¿Lo correcto que hay que hacer?
¿Entonces pensó que divorciarse de una esposa que lo amaba por su amante, que resultó ser su mejor amiga, era algo noble?
—Abuelo, no te enfades, por favor. Seguro que no querrías tener un nieto ilegitimo. Sofia no pudo darme hijos. Tuve que hacer lo que tenía que hacer.
Apreté los puños. Si papá no hubiera estado aquí, le habría dado unas bofetadas a Elías para darle una lección por faltarle el respeto a Sofia.
Sin embargo, este desarrollo no podría ser tan malo después de todo. Podría jugar a mi favor.
Oí a papá suspirar. —De acuerdo. Haz lo que quieras. Pero tienes que compensar a Sofia. Le has hecho perder el tiempo a esa joven.
Aunque papá había aceptado la absurda relación de Elías, mi sobrino parecía un poco extraño.
Parecía preocupado, pero forzó una sonrisa.
—Lo haré, abuelo —respondió de mala gana.
La atención de papá volvió a centrarse en mí y supe lo que quería preguntar antes de que pudiera decirlo.
—Lucas, ya tienes treinta. ¿Cuándo piensas casarte? —preguntó—. ¿Me has encontrado una nuera durante tu ausencia? —Papá dejó escapar un suspiro dramático.
Todas las miradas se volvieron hacia mí, esperando escuchar mi respuesta.
Me recosté en mi asiento y esbocé una pequeña sonrisa.
—No te preocupes. Muy pronto la conoceras.