La sumisión que me pides, es la lujuria de sentir como me controlas, como me usas a tu antojo y como yo disfruto convirtiéndome en tu puta. Anahí Al regresar, mantiene el vibrador encendido durante todo el camino mientras sus manos me acarician por todas partes. Sigo teniendo prohibido correrme, pero cada vez es más difícil conseguirlo. Llegamos rápidamente a su casa, o tal vez son mis ganas las que me hicieron ver el camino de vuelta menos largo que el de ida. Sin decir nada me lleva a esa habitación en la que he descubierto un universo de perversión. Me ordena desvestirme y posteriormente me coloca los brazos hacia atrás mientras que con una soga empieza a realizar nudos. Al tener los brazos atados por completo a la espalda estoy obligada a levantar el pecho, lo que provoca que mis s

