Alan aparco su coche frente a un pequeño edificio, deja el coche encendido para luego mirar a Jena quien no había dicho una sola palabra por todo el camino excepto por la dirección de su residencia.
—Mañana pasare por ti a las 8 de la noche, ¿te parece bien a esa hora?
—Sí, está bien —Ella lo mira dedicándole una sonrisa a medias.
—En ese caso, estaría bien que me dejaras tu número para llamarte.
—Si claro, deja y te lo apunto.
—Sabes, deseo hacerte una pregunta —Jena frunce el ceño mientras escribía el número en una libreta que Alan le había facilitado.
—¿De qué se trata?
—Cuando estuve en la habitación del spa esperando por la masajista, tuve la leve sensación de haberte visto parada en mi puerta. ¿Acaso si eras tú? —Alan muerde sus labios en espera de su respuesta.
Escribió el ú
