Él termina por sonreír, sí, hizo el papel de idiota, pero saber que ella no era la Cristen que estaba casada le resultaba interesante, o bueno eso esperaba que no lo estuviera.
—Lamento muchísimo el mal entendido, yo creí que te llamabas así. La masajista me dijo…—El niega un poco sonriente —. No importa, me alegra saber tu verdadero nombre.
—¿La masajista? —Frunce el ceño mientras que sujeta un mechón de su cabello al tiempo que lo observa —. Bueno al menos ya no me llamaras como mi compañera de trabajo —La rubia le sonríe con ternura.
—¿Tú compañera? Como lo siento, de verdad.
—Descuida, no pasa nada —Jena muerde sus labios apartando la mirada, se sentía intimidada por aquel hombre —. Bueno, creo que debería…
—¿Te gustaría ir conmigo a tomar un café?
Jena vuelve la mirada completa
