02 - LUZ ROJA

1971 Words
Una vez que llegamos a la base, bajo del avión furioso la misión, aunque fue un éxito para mi ego fue una completa humillación. Tardamos un día en salir del país ya que debía confirmarse que el comandante de Spectrus estaba a salvo, pero el muy imbécil solo se comunicaba con el que supongo es el teniente de su unidad, Matteo y el ministro, tenemos el mismo rango y ese hijo de puta se pasó el mío por el culo. - Comandante – me detengo frente a mi hermano que me observa advirtiéndome con la mirada que mantenga la calma. – teniente – se dirige al hombre con quien he mantenido comunicación desde que encontramos a los Spectrus – el ministro dio órdenes para que nos encargáramos que de que todo esté bien con ustedes – señala un grupo de soldados tras él. – la comandante llegara en unas horas. - Entendido, general – el teniente y los demás miembros le dan un saludo militar antes de que se marchen. - Vayan a descansar – ordeno a mi equipo sin apartar la mirada de mi hermano - ¿Qué demonios sucedió en Azerbaiyán? – gruño mirándolo a los ojos – fui tratado como un puto soldado raso, hasta esos putos perros parecían con más autoridad que yo que soy un puto COMANDANTE. - Santino… - mi hermano empieza hablar, pero somos interrumpidos por uno de los soldados. - General, Comandante – nos da un saludo militar – señor, el ministro pide hablar con usted – le habla a mi hermano. - Luego hablamos – sin más mi hermano se va junto al soldado dejándome mas furioso de lo que estaba. Camino a través de la pista hasta el edificio donde se encuentran los dormitorios ya que me urge una ducha con agua muy fría. Al entrar a mi habitación lanzo mi maleta con rabia caminando hacia el cuarto de baño donde me desnudo antes de entrar a la mampara. Apoyo una de mis manos en los azulejos en lo que el agua empieza a caer en mi espalda tratando de relajarme antes de ir a buscar a mi hermano ya que necesito que explique qué mierdas sucedió. Levanto el rostro haciendo que el agua me golpee el rostro. “la comandante llegara en unas horas” – recuerdo las palabras de mi hermano haciéndome fruncir el ceño. - Es un ella – murmuro sorprendido ya que todos los comandantes de la organización son hombres. Mis pensamientos son interrumpidos cuando unas delicadas manos me rodean la cintura al tiempo que sus labios besan mi espalda, suspiro en lo que una de sus manos baja por mi vientre hasta tomar mi m*****o. - Debo enterarme por terceros que has regresado – escucho la voz de mi novia mientras su mano empieza a subir y bajar con suavidad por mi pene que empieza a endurecerse. - Quería bajar un poco el cabreo que tengo – respondo cerrando los ojos llenándome de paciencia ya que me encuentro furioso y cuando estoy en este estado opto por alejarme de Aleksa ya que me pongo en modo animal en el sexo y ella es delicada. - ¿tan mal fue la misión? – niego con la cabeza sintiendo sus besos en mi espalda y el movimiento de su mano deseando que sea un poco más agresivo ya que en este momento un poco de sexo fuerte es lo que más deseo para sacar de mi sistema el enojo que cargo. - La misión fue un éxito – digo dándome la vuelta para besarla – solo que pasaron cosas que me tienen cabreado. Ella me regala una hermosa sonrisa antes de estallar sus labios con los míos iniciando un beso como solo ella sabe hacerlo. Sus labios se mueven con delicadeza me muevo a su ritmo tratando de controlarme. Tomo una de sus piernas poniéndola en mi cintura antes de entrar en ella con lentitud haciéndola gemir, empiezo a embestirla aumentando un poco el ritmo de estas, pero la sintiendo como tiembla en mis brazos. - ¡despacio! - jadea enterrando sus uñas en mi piel por lo que hago acopio a mi autocontrol entrando con delicadeza. Apoyo mi mano libre en los azulejos a un lado de su cabeza entrando y saliendo con lentitud en lo que beso su cuello – Santino – gime cuando empiezo a moverme en círculos hasta que se corre, por mi parte mi glande se hincha llegando al clímax por lo que salgo de su interior corriéndome fuera. Suspiro dándole un casto beso dándole espacio para que se aseé, mientras lo hace la observo. Aleksa es hermosa, eso jamás lo voy a negar, la forma en la que me trata debería ser más que suficiente para estar satisfecho, pero no me satisface. Sin embargo, lo dejo de lado ya que me siento cómodo a su lado, sumado al hecho de que mi trabajo me impide conocer nuevas personas y aunque lo hiciera, todo es sumamente complicado y no tengo la paciencia para hacerlo. - Deberías dormir un poco – si voz me saca de mis pensamientos besándome. - Necesito respuestas – respondo sin más viéndola salir de la mampara tomando una de las toallas en lo que yo termino de ducharme saliendo unos minutos después encontrándola enfundada en su uniforme. - Esas repuestas pueden esperar unas horas – dice empujándome haciendo que caiga sobre la cama. Sonrio cuando ella se cierne sobre mi besándome castamente. – descansa, cariño. Sin más ella se va dejándome acostado y decido hacer lo que me dice mi novia ya que si, necesito unas horas de descanso. Rápidamente tomo mi celular enviándole un mensaje a mi equipo y a mi hermano. “la comandante quiere conocerte” El mensaje de Matteo me hace fruncir el ceño, pero decido ignorarlo ya que aun faltan algunas horas para que ella llegue. Dejando el celular de lado me acomodo en la cama cerrando los ojos y es cuestión de minutos para que caiga en brazos de Morfeo. Unas horas más tarde camino por los pasillos del edificio administrativo rumbo a la oficina de mi hermano ya que necesito respuestas. Al llegar su secretaria me da el paso encontrándomelo de pie frente al enorme ventanal que da al campo de entrenamiento. - Quiero que me digas en este instante que mierdas está sucediendo – me acerco a él parándome a su lado. se vuelve a verme suspirando antes de beber un poco de la taza de café que tiene en la mano. - Esta información puede costarme el cargo – responde haciendo que frunza el ceño. - ¿Cuál es el misterio? - El comandante de los Spectrus, es Circe Starkov - ¿Starkov? – pregunto perplejo - La comandante Starkov es la única hija del ministro – esa respuesta me deja perplejo por lo que me vuelvo a ver el campo de entrenamiento notando al ministro caminar con los Doberman a su lado. - son de ella, ¿verdad? - Fueron entrenados para defenderla… - Son los dos signos vitales que habían de más en el monitor ¿verdad? – asiente con la cabeza haciéndome enojar – no sabía que el nepotismo existía en esta organización. - ¿crees que ella está donde está por ser hija de quién es? – pregunta divertido caminando a su escritorio tomando una Tablet antes de volver a mi lado – no es la mejor por ser hija del ministro, es la mejor por cosas como estas – me extiende el aparato dejándome ver la noticia del asesinato de Samir Qamisov – para ella su equipo es lo más importante, por eso cuando los vio en peligro, pidió ayuda – leo la noticia mientras lo escucho - mientras tu equipo y el suyo huían, ella terminaba con la misión. - ¿Cómo es ella? - En un rato la conocerás, por que pidió hablar contigo – responde mientras pienso en lo que dice. - ¿ya está aquí? – asiente con la cabeza, sin más camino hasta la puerta. - No llegaras a ella a menos que tengas autorización – habla mi hermano haciéndome detener. - Tenemos el mismo rango – respondo como si nada a lo que él sonríe cínico. - Pero ella es hija del ministro, quien ha mantenido su cargo durante años solo para proteger su identidad – sonrio sarcástico. - Nepotismo – sin más salgo de la oficina en busca de mi equipo, necesito saber dónde se encuentra esa mujer. No debo buscar mucho ya que ellos aparecen frente a mí y en su aspecto puedo notar que descansaron unas horas igual que yo. - Te guio – dice Enzo divertido por lo que empezamos a caminar por el campo de entrenamiento. - ¿la vieron? – pregunto a lo que Biser y Enzo niegan con la cabeza, pero Pia asiente. - No la vi a ella, pero si a ellos – señala al frente viendo a los tres miembros que ya conozco notando como parecen custodiar la entrada del lugar tras ellos. - parecen más escoltas que agentes de especializados. – comenta a lo que yo asiento caminando hacia ellos, pero estos levantan sus armas apuntándonos a lo que mi equipo responde de igual forma. - Solo quiero hablar con ella – digo levantando mis manos observándolos, pero cuando están por contestar escucho unos gruñidos por lo que me vuelvo hacia el sonido viendo a los Doberman junto al ministro. - Kozlov – habla el ministro hacia el hombre con el que he interactuado – llévalo con ella. - Como ordene señor – veo que el hombre baja su arma señalándome con su mano el camino. De un momento a otro los latidos de mi corazón empiezan aumentar a medida que avanzo junto al hombre. – trata de no parecer muy impresionado. - ¿disculpa? – pregunto a lo que él me da una sonrisa torcida en lo que llegamos frente a una puerta, tras esta se escucha se escuchan notas de piano algo que llama mi atención, aunque más lo hace la luz roja que sale por la ranura inferior de la puerta. - Ya verás – responde poniendo su mano en el pomo abriéndola, una punzada se desencadena en mi pecho ante la imagen frente a mí. imagen que me deja perplejo. La habitación se encuentra únicamente iluminada por una cinta de luces led en color rojo dejándome ver tres tubos fijos al suelo y al techo, eso no es lo más impresionante, lo que me quita el aliento es la silueta de la mujer que se mueve de forma delicadamente sensual en el tubo del centro. Paso saliva hipnotizando con la imagen frente a mí. La elasticidad y fuerza con la que se mueve, sumado a la sensualidad de sus movimientos hace que mi polla se engrose como nunca antes lo había hecho. Las manos me tiemblan levemente cuando veo que se abre de piernas haciéndome estremecer, mientras continua con aquellos desquiciantes movimientos siento como la temperatura aumenta a mi alrededor haciendo que la ropa se me pegue al cuerpo lo que es muy incómodo hasta que la música se detiene al tiempo que ella de un movimiento muy sensual baja del tuvo quedando bocabajo en el suelo. Un aplauso me saca de mis pensamientos al tiempo que las luces se encienden y la luz roja se apaga. sin embargo, en esta vida me habría preparado para lo que tengo frente a mí. Un escalofrió me recorre el cuerpo cuando unos impresionantes e imponentes ojos grises se posan en mí en lo que la dueña de estos se pone lentamente de pie. He conocido mujeres hermosas, pero ninguna se le compara a la que se encuentra frente a mí. - No pedí que vinieras aun…
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