La madrugada pronto dio paso a media mañana y el sonido de fuertes golpes en la puerta de su casa despertó a Eli. Aún sin despertar del todo, se dio la vuelta y estiró el brazo, esperando que cayera sobre las mantas, como siempre. En cambio, cayó sobre el cuerpo de alguien. Al instante, abrió los ojos de golpe y se incorporó de golpe en la cama. Al mirar hacia atrás, se quedó atónito al encontrar a su invitado acostado a su lado. Saltó de la cama y se puso los pantalones de inmediato, sin camisa por el momento. Estaba a punto de despertar a Lili y averiguar qué hacía en su cama cuando volvieron a oírse los golpes en la puerta.
Refunfuñando para sí mismo, bajó las escaleras y miró por una de las pequeñas ventanas de su puerta principal. Al instante reconoció a su exnovia Ruby, de pie al otro lado. Con solo mirarla, puso los ojos en blanco y pronunció algunas metáforas pintorescas. No podía imaginar por qué había regresado, pero no pudo haber elegido peor momento para hacerlo. Al menos debería tomarse un café bien cargado antes de tener que lidiar con semejante incordio.
Eli abrió la puerta y miró fríamente a su exnovia a la cara, mientras ella, a su vez, solo le devolvió una media sonrisa triste y arrepentida. No la había visto en unos tres meses y medio y su vida había mejorado mucho desde que se fue. Se veía igual, incluyendo los diez centímetros de raíces oscuras que se le veían, aunque quizás un poco más cutre. Nada dice clase como un par de pantalones cortos deportivos que no tenían suficiente tela para cubrir su trasero y tenían la palabra "juicy" estampada en la espalda con lentejuelas chillonas. Su camisa podría haber estado bien, excepto que era al menos una talla más pequeña y estaba rota en el cuello en un lamentable intento de hacerla más escotada para poder lucir su escote caído. El sujetador morado que se veía claramente a través de la camiseta blanca era el toque final y perfecto a su conjunto de mala calidad. Eli tenía que reconocerlo, Ruby nunca había tenido problemas de confianza en sí misma. ¿Cómo podía vestir así?
"¿Sí?", preguntó, ya desconfiado de ella. No era el único que no estaba nada contento de ver a Ruby. El Sr. Jingles entraba desde la sala. Echó un vistazo a la exnovia de su dueño y de inmediato la miró con furia, con las orejas engominadas.
"¿Podemos hablar?" Había una mirada esperanzada en sus ojos, pero Eli estaba convencido de que probablemente solo eran gases. Aun así, tenía curiosidad por escuchar lo que tenía que decir. Hacía tiempo que no escuchaba buenas historias. En silencio, se hizo a un lado y la dejó entrar. Sus grandes ojos marrones, muy maquillados, miraron a su alrededor y luego a Eli. "¡Guau, estás transformando este lugar!"
"Oh, ¿te gusta el trabajo de pintura y la forma en que quité y volví a teñir la escalera y la entrada?"
"Hiciste un gran trabajo, pero siempre sobresaliste en todo lo que hiciste", respondió ella dulcemente.
"En realidad no he hecho nada en la entrada ni en la escalera. De hecho, la última habitación que arreglé fue el baño de arriba, unos seis meses antes de que te fueras. La construcción se detuvo temporalmente después de que me robaras y te largaras", protestó. "¿Y ahora qué quieres?"
¿Te extrañé, verdad? Dejarte fue un error y lo sé. Todo el tiempo no dejaba de recordar todo lo que hacíamos juntos. Cómo nos acurrucábamos en el sofá para ver la televisión. Cómo a veces cocinábamos juntos en la cocina. —Extendió la mano y tomó la de él antes de continuar—. ¿Te acuerdas de aquella noche que fuimos al restaurante de bagres de Curly y comimos hasta que pensamos que íbamos a reventar, pero cuando volvimos a casa te morías de ganas de desnudarme? —Soltó una risita y se acercó a Eli, poniéndole la mano en el pecho desnudo.
"Nunca he comido allí, pero recuerdo que Curly's está cerca de donde vive Jimmy, ¿verdad?" Apartó la mano bruscamente y se alejó de ella. "¿Te acuerdas de Jimmy, el chico con el que tenías una aventura y luego me dejó? ¿Qué pasó? ¿Se cansó de ti?" Ruby se cruzó de brazos y miró a Eli con enfado. "Cuidado, se te va a romper la base del maquillaje."
"Sí... vale... Jimmy y yo rompimos. Era un egocéntrico y, para ser sincera, no podía dejar de pensar en ti", explicó, intentando una vez más fingir arrepentimiento. "Extrañaba esa conexión..."
"En realidad, pensé que él estaba aprovechando cada oportunidad que tenía".
—Dios, eres un imbécil —espetó Ruby—. Sabes, antes nos importábamos. Éramos algo especial.
"Así que te dejó y te quedaste sin dinero".
"Hijo de..." empezó a decir, pero la interrumpieron cuando Lilith bajó las escaleras vestida únicamente con la bata de felpa azul pálido de Elijah.
"Espero que no te importe que me preste esto, pero quería bajar a explicarte..." Lilith se detuvo de repente, consciente de la tensión en la habitación y la incomodidad añadida de su presencia. Ruby la miraba con los ojos abiertos de par en par, mientras que Eli solo podía apretarse el puente de la nariz con los ojos fuertemente cerrados, frustrado. "Oh, lo siento mucho, no quería interrumpir", dijo la demonio, retrocediendo rápidamente e intentando escabullirse por las escaleras.
—No, no, estás bien. Ruby ya se iba —explicó, intentando llevar a su exnovia hasta la puerta, pero ella aún no estaba lista para irse.
"¿Te comportas de forma arrogante con Jimmy mientras intentas ocultar a esta perra?"
"No es lo que piensas..." intentó aclarar.
"Bueno, ¿no somos dos cucharadas de gruñona en un tazón lleno de perra esta mañana?", comentó Lili mientras se ajustaba el lazo de la bata para que no se soltara y dejara ver más de lo que la ex de Eli querría ver. "De hecho, soy la perra original, si quieres saberlo", continuó con indiferencia, mirando a la basura blanca andante que la fulminaba con la mirada. "Y me niego a disculparme por ello, ya que nadie se ha disculpado nunca por hacerme así".
"Lili es solo una amiga...", continuó, intentando evitar el evidente malentendido que comenzaba a surgir. La demonio se dio cuenta de lo que hacía e inmediatamente intentó ayudar.
"Sí, no hay nada entre él y yo, solo dormimos juntos", las palabras apenas salieron de su boca y Eli al instante se llevó la mano a la cara y logró murmurar "oh Dios".
"No dormimos juntos", dijo, intentando aclarar las cosas. "Solo estábamos en la misma cama".
"Cierto, y ahora ella está usando tu bata."
—Exactamente —respondió Lilith alegremente.
"Si quieres liarte con lo primero que se cruce en tu camino, está bien, pero no intentes hacerme quedar como la puta por haberme escapado con Jimmy".
—Oh, no, no tuvimos sexo —corrigió Lilith.
"¿En serio?" Ruby resopló, sin creerlo ni por un segundo.
"Le ofrecí... bueno, era lo mínimo que podía hacer, ya que fue muy amable al darme un lugar donde pasar la noche, pero me rechazó".
"¿Él te rechazó?" Ella realmente no se creía nada de esto.
"Lo sé, yo tampoco podía creerlo. Nadie me había rechazado antes, es como estar en la dimensión desconocida de algo", observó la demonio, todavía genuinamente desconcertada por la negativa de Eli. "¿Sabes? Parece que tienes mucha experiencia con el rechazo, ¿cómo lo gestionas?" Lili quería saber la respuesta, pero a Ruby no le hizo gracia.
"Vete al infierno", espetó y luego salió furiosa por la puerta.
"¿Por qué querría volver allí? Czernobog todavía tiene una orden de alejamiento en mi contra", respondió Lilith con indiferencia mientras la veía salir por la puerta mosquitera. Eli, como era de esperar, creyó que su invitado solo estaba bromeando con su exnovia y no pudo evitar reírse a carcajadas. "Disculpa si causé algún problema entre ustedes dos".
"No, no, hubo problemas entre nosotros antes de conocerte", respondió, todavía riéndose para sí mismo.
"De todos modos, te agradezco que me hayas dejado pasar la noche aquí. Espero no haberte asustado demasiado cuando me descubriste en tu cama".
"Eso fue... un poco inesperado, sí", respondió, tratando de ser educado.
"Lo siento. Me temo que estoy bastante acostumbrada a compartir la cama conmigo o a no dormir en absoluto." Parecía una explicación pobre, pero era sincera. Hasta que perdió su poder, rara vez necesitaba dormir y la mayoría de las veces, los hombres y alguna que otra mujer estaban encantados de dejarla pasar la noche. "Si me dejas darme una ducha rápida, cogeré mis cosas y me apartaré de tu camino para que puedas volver a tu vida."
—Déjame prepararte el desayuno mientras te duchas y luego te llevo al aeropuerto. ¿De acuerdo? —ofreció, volviéndose hacia ella—. Supongo que tienes hambre.
"Tengo hambre", sonrió.
Cuando Eli se giró para entrar en la cocina, su lado derecho apareció a la vista y la sonrisa de Lili desapareció al notar el tatuaje en su bíceps. Normalmente, la tinta corporal no le llamaba mucho la atención, pero este era diferente. Grabado en el brazo de Eli había un rectángulo dividido por la mitad y enmarcado por un patrón primitivo con esquinas florales. En la sección izquierda del rectángulo había tres criaturas con rasgos que recordaban a aves y mamíferos. En el lado derecho había tres diseños primitivos de estilo distinto, pero extraños a los ojos modernos. Todo estaba rodeado de antigua escritura sumeria que este hombre no podía entender. Hacía siglos que Lilith no veía este diseño, pero su poder aún la afectaba.
"Tu tatuaje... ¿dónde lo hiciste?"
Hace un par de años, mis amigos y yo fuimos a Encore Ink y nos hicimos un tatuaje. Kaleb se tatuó un coyote muy detallado en el omóplato izquierdo y Wynne un oso increíble en la espalda. No quería hacer lo mismo que todos los demás y, por aquel entonces, estaba leyendo un libro sobre ritos y religión antiguos. Este diseño en particular me llamó la atención y me pareció genial —explicó—.
"¿Sabes lo que significa?" preguntó Lilith.
"No precisamente."
Las figuras en cada rectángulo representan a tres ángeles, un grupo de trillizos llamados Senoy, Sansenoy y Semangelof. Llevar su marca protege el alma del demonio de la noche, explicó. Lo que no quería decirle era que el demonio en cuestión era ella.
"¿Cómo lo supiste?"
"Sé muchas cosas", reconoció sin querer dar más explicaciones.
"Je, no tenía ni idea. Qué guay", comentó, mirando el tatuaje. Se giró y notó la expresión de repulsión en el rostro de Lili, lo que le sorprendió. "Supongo que eres de esas chicas a las que no les gusta la tinta".
—Al contrario, la verdad. Yo también tendría algunas si no se desvanecieran al cabo de un par de días.
"¡Guau, te estafaron!", comentó, pensando que su tatuaje no podía haber sido más que un simple lametón para que se desvaneciera tan fácilmente. Lilith solo pudo encogerse de hombros. A menos que supiera la verdad sobre ella, no lo entendería.
Al subir a ducharse, la demonio contempló el tatuaje. ¿Qué probabilidades había de que se topara con alguien hoy en día con esa marca y sin saber siquiera qué significaba? Debía de ser astronómico. Pensó en la extraña y tenue aura que emanaba. ¿Era del tatuaje o algo más operaba en él? No era un ángel, de eso estaba segura, ni parecía tener ningún poder celestial. Fuera lo que fuese, no le importaba. Sabía perfectamente que solo Dios podía condenarla y nadie más que Dios podía levantar la maldición de su castigo. No es que deseara ser salvada ni perdonada. Se gustaba tal como era. Bueno, quizá "gustar" fuera una palabra demasiado fuerte, pero de todas formas estaba contenta.
Lilith abrió la ducha para que se calentara el agua y luego fue a buscar su mochila a la habitación de invitados. De vuelta al baño, se le ocurrió una idea y decidió dar un rodeo por el armario de Eli. Abrió la puerta y se sorprendió al encontrar bastante ropa para un hombre soltero, sobre todo camisas. Hojeó henleys, camisas de trabajo, suéteres y numerosas camisas de franela, todas con aspecto de estar prácticamente sin estrenar. Estaba a punto de coger una camisa blanca básica de manga larga cuando una bonita blusa a cuadros turquesa y azul oscuro le llamó la atención. Rápidamente la cogió de la percha y corrió al baño para darse una buena ducha caliente.
Sin darse cuenta de que su armario había sido saqueado, Eli puso una cafetera, fue a la nevera y sacó un paquete de tocino y tres huevos. Los puso en la encimera, cogió una sartén y encendió un quemador, dejando que se calentara mientras cortaba el plástico, sacaba las primeras cuatro tiras de carne y las freía. Al cabo de unos instantes, la cocina se llenó de vida con los crujidos del tocino. No hay mejor olor por la mañana que el del tocino chisporroteando en una sartén, salvo quizás el intenso aroma a café. Ambos aromas llegaron a la nariz de Lilith al salir de la ducha y vestirse. Si antes no tenía hambre, ahora sí. Se puso rápidamente unos pantalones cortos vaqueros, tomó la camisa de Eli y la abotonó por delante, pero en lugar de meter los brazos por las mangas, las ató bajo sus bonitos pechos y se la puso como un top sin tirantes.
Todavía se cepillaba el pelo mojado cuando entró tranquilamente en la cocina. Elijah levantó la vista mientras cascaba los huevos y señalaba dónde estaban la cafetera y las tazas cuando de repente reconoció la camisa que llevaba. Por un momento, no supo qué decir. Nunca había conocido a una mujer tan atrevida ni tan audaz como Lilith Eden. Ni siquiera estaba seguro de cómo dirigirse a ella.
"Umm... ¿no es esa mi camisa?" preguntó finalmente mientras ella se servía una taza de café.
"¿Te gusta?" Lili dio una vuelta juguetona para lucirse mejor. "El color me queda bien, ¿no crees?"