Capítulo 1

1792 Words
Su mano impacta abruptamente contra mi mejilla haciéndome girar el rostro en dirección contraria, el sabor metálico de mi propia sangre no tardo en hacer acto de presencia dentro de mi boca, aún sigue doliendo igual que la primera vez que poso una de sus manos sobre mí con violencia, a pesar del tiempo y la cantidad de veces que ah ocurrido no logro acostumbrarme ni por asomo a esta situación. -¡!Eres una maldita frígida que no sirve para nada!! – me grita en el rostro mientras se coloca el cinturón y acomoda su camiseta con frustración, derramo una lagrima que recorre en descenso por completo mi mejilla, era la mujer mas infeliz de este mundo, destinada a un hombre que no me hacia ni un gramo feliz y lo peor de todo era que tan solo era su prometida por ahora, no imaginaba mi vida como su esposa, viviendo cada día de mi miserable existencia a su lado, o mas bien claro que lo hacia pero prefería no creerlo porque eso solo acrecentaría mi dolor y pena por mí misma. – hasta una maldita prostituta es mas mujer que tu en la cama, deberías escuchar como gimen bajo mi cuerpo cuando estoy con una o varias de ellas al mismo tiempo, en cambio tu no se si quiera si en verdad seas una. -Por favor, detente ya no me digas más, no lo soporto. – suplico en un hilo de voz apenas audible. Esto era una tortura agónica para mí, ni siquiera se para que insistió en viniera, si desde que salimos de mi “hogar” no ha hecho más que insultarme, derramo unas cuantas lagrimas logrando así que su furia se acrecenté a un más. Estampa uno de sus puños contra el tablero del auto logrando romper algunas cosas pues pequeños trozos de algo nos salpica, un pequeño grito de susto escapa de mis labios, me gira a ver con los ojos ensombrecidos mientras aprieta sus dientes, veo que levanta la mano e instintivamente cubro mi rostro por miedo a que nuevamente me golpee, pero el impacto llega a una de mis costillas con una fuerza sorprendente, baja del auto para abrir la puerta del copiloto, me toma del brazo y me lanza hacia el suelo logrando que me lastime también el brazo y hombro, gimoteo de dolor en el rocoso y sucio suelo. -Además de estúpida y frígida, eres una débil, ¡!eso y más te mereces!! por haberle hecho eso a mi coche, ni con tu asquerosa vida podrías pagarlo. – su notable furia me hace temblar sin moverme de lugar, sentía que en cualquier segundo volvería a atacarme, me encojo en mi sitio, pero el golpe nunca llega. Escucho como cierra ambas puertas del auto, el rugir de un motor y llantas acelerarse, Matthew me había abandonado en un estacionamiento, sin un solo centavo en mi posesión, sin mi celular ni algo que pudiera ayudarme a volver a mi "dulce hogar", pues mi bolso quedo en el interior de su coche y no fue capaz si quiera de lanzármelo, y él lo sabía, pero internamente me aliviaba no estar ni un segundo mas a su lado de ese monstruo, aun que este fuera el precio a pagar, me levanto arrastrándome un poco y con gran dificultad. Me alegraba de usar valerinas y no un par de zapatos de alto tacón que Matthew tanto adoraba ver en otras mujeres, a quienes devoraba con la mirada cada que podía sin importarle que yo estuviera su lado pero si las usaba yo, eran totalmente nefastas en mí. Observo mi magullada piel expuesta por el vestido a la rodilla que mi no tan adoraba y amada madre me hizo usar, por no decir que me obligo, yo sabia a la perfección que cada cita con mi por desgracia prometido eran solo horas de tortura para mi por ello prefería jeans al salir con él, pues nunca sabría cuando usar un par de pantalones y zapatillas deportivas me salvarían la vida de ese cruel hombre. Me encontraba aproximadamente a una hora de mi hogar por lo que llegaría por mi propio pie, sabia que aun que consiguiera llamar a mi madre, nadie vendría por mí, así que simplemente lo evite y comencé mi andar hecha un completo desastre y con claros signos de haber sido violentada. Minutos mas tarde me encontraba a unas calles de mi casa, pero siendo sincera conmigo misma no deseaba llegar a esa puerta y menos ingresar, prefería deambular por las calles, pero estaba agotada, y el dolor en las costillas cada que respiraba era aun peor, mi brazo aun continuaba adolorido al igual que mi mejilla, solo añoraba una ducha, un par de analgésicos antes de ir a la cama y dormir por largas y bien merecidas horas, pero sabia que no seria tan sencillo y que antes de lograrlo seria torturada nuevamente, mi calzado había quedado estropeado pues no estaba diseñado para caminar por largos periodos de tiempo. Cuando finalmente llego a la puerta que menos deseaba ver en mi vida suelto un suspiro con pesadez, pero al mal paso darle prisa ¿Cierto?, mi temblorosa mano toca el timbre y no tardan en abrirla, era mi pesadilla si me lo preguntaran, mi madre aparece tras de ella con un gesto de repulsión y rabia, arquea su ceja con desprecio puro hacia mí, como si yo fuera una especie de aberración ante sus ojos. - ¿Dónde está mi adorado Matthew? ¿Y por que tu aspecto tan deplorable? – inquiere con solo asco hacia mí. -El me abandono en medio de la nada y tuve que regresar caminando. – respondo en voz baja cuidando mis palabras por que decir una sola palabra equivocada podría resultar en algo catastrófico para mí. Me fulmina con la mirada mientras niega con la cabeza y estampa su mano contra mi mejilla, !!genial!! ahora ella, con ello dejaba ver que estaba molesta mas no furiosa, esta mujer que me engendro era el mismo demonio personificado cuando se lo proponía. -¡!No puedes hacer nada bien!! – agacho la cabeza y después me abraza efusivamente contra su pecho, ni siquiera la rodeo entre mis brazos me quedo como una muñeca sin moverme, palmea un poco mi espalda. – pero es tu culpa el golpe que acabo de darte, si hicieras las cosas bien yo no tendría por qué corregirte de ese modo, si lo hago es por que te quiero, y quiero tu bienestar hija mía, y nada más que eso, y que mejor que a lado de Matthew, te imaginas siendo la señora Anderson serias la mujer mas feliz del mundo a su lado, sabes que un hombre como él no es fácil encontrarlo, y menos que tome en cuenta para algo tan serio como lo es el matrimonio, ¿ te imaginas siendo su esposa?, y sabes que al casarte con el la vida de tu pobre y enfermo padre quedaría asegurada hasta el final al igual que la mía. – sus ojos no pueden evitar deslumbrarse al hablar sobre el dinero de Matthew, era una mujer ambiciosa mi madre, ni siquiera comprendo como fue que se caso con mi padre siendo tan diferentes, la razón por la cual no huía de este infierno se debía a dos motivos, uno de ellos es mi padre, era un hombre de avanzada edad que se encontraba demasiado enfermo de sus pulmones viviendo esclavo de un respirador artificial y sedado en su mayoría para evitar el dolor, y la razón numero dos era que no poseía ni un solo centavo en mi bolsa ni algo de valor, así que no tenia a donde ir, mi madre se encargó de que jamás tuviese amigas así que tampoco tenía a quien recurrir. -Sabes que tienes que hacer feliz a Matty, sin importar los sacrificios que conlleve, un partido como él no lo encontraras jamás y tu único trabajo es satisfacerlo en todo lo que el te pida, sin importar que sea, pero no me veas así cariño, ese es tu deber como mujer, sabes que aquí no hay lugar para una mujer que no tenga a su lado un marido que le provea todo lo necesario y más, además tu estas tardando, todas tus hermanas y primas se han casado recién cumplen los dieciocho, tu estas cerca de los veinte y no me gustaría tener que echar de mi casa a una hija quedada y menos te perdonaría que perdieras a un hombre como el que ya tienes asegurado, y tu pobre y enfermo padre moriría sin el sustento que Matthew aporta mensualmente a esta casa desde que se volvió tu prometido, aprovecha esta oportunidad que la vida te ah brindado y no seas tonta. – desvía su mirada hacia los hematomas de mi brazo y después hacia mis ojos. – esas son pequeñas muestras de que algo no estas haciendo bien hija, debes esforzarte aun mas por agradarle si no quieres que haya una próxima vez, así que ah dormir, tu prometido llamo y pidió verte pasado mañana para salir contigo, por supuesto que le eh dicho que si, así que debes de estar radiante. – deposita un suave beso en mi frente mientras me gira con dirección a mi habitación. Ah mi madre no le importaba mas que solo el dinero que Matthew podía proveerle sin importarle en lo más mínimo que este me mutilara a cambio, ella le dejaría hacerme lo que fuera si aquello le otorgara riquezas, mi madre era una mujer sin escrúpulos que me vendería al mejor postor sin importar quien fuera este, me obligo a ser novia de este sujeto bien apenas cumplí la mayoría de edad, al principio se comporto conmigo como un príncipe encantador pero después dejo ver al salvaje que lleva dentro, odio cuando llegan los fines de semana significa que el buscara una forma de torturarme y peor aun hacerme sentir que lo merezco y es mi culpa, todo ah ido de mal en peor desde que decidió que ya era tiempo de iniciar nuestra vida s****l como pareja, simplemente no me hace sentir nada cuando posa sus repugnantes manos sobre mí, incluso me asquean, no me imagino durmiendo al lado de ese monstruo y menos llevando a sus hijos en mi vientre, deseaba con toda mi alma ir a la universidad desde que Sali del instituto, pero me era prohibido, era tradición en mi familia que al apenas graduarse del instituto casarse, en toda mi familia no ah existido una mujer sin un esposo, temía tanto por mi vida cuando se llegara el momento de vivir bajo el techo de ese hombre que no pude evitar romper en llanto.
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