Leah Jhonson
El orgasmo llega a mí de manera arrasadora, muerdo su hombro con tanta fuerza que logro hacerlo sangrar levemente, a pesar de ello no se queja, sigue embistiendo mi interior jadeante por unos segundos más hasta que su eyaculación llena el preservativo. Mi respiración se encuentra tan agitada que me cuesta mucho llevar el aire hasta mi nariz, me quedo acostada, exhausta sin poder moverme, aún cuando él lo hace para ir al baño.
Pasan los minutos, y cuando logro estabilizarme me pongo de pie para colocarme mi ropa interior, me coloco las bragas las cuales encuentro a una orilla de la cama, el sostén no lo veo por ningún lado por lo cual empiezo a desesperarme.
¡La he cagado! La he cagado en grande, ¿Cómo rayos se me ocurrió decir tremenda estupidez? ¿Suya? ¿Siempre he sido suy
