Julio César se queda quieto y en silencio por un instante, luego de que Daniel saliera de la oficina, de pronto le pregunta a Estella.
—¿Y ese ramo de flores tan hermoso? —dice observando el escritorio.
—Me lo ha dejado un admirador —le dice Estella mostrando toda su dentadura.
—¡Huy! pero que maravilloso —se alegra— ¡Te lo dije!, eres tan valiosa, que cualquiera estaría feliz de estar a tu lado, ¿y como sabes que es un admirador? —le pregunta Julio César acercándose a Estella con mucha curiosidad.
—Mira —le dice mostrando la tarjeta— aquí pone, ”su admirador" —continua sonriendo.
—¡No sabes que felicidad me da! de verte así de contenta —le dice Julio César abrazándola. De Estella sale un pequeño suspiro de nostalgia, nunca antes ella había tenido un "admirador", y menos le habían dad
