Una sonrisa de medio lado se asoma por el rostro Daniel —está bien, hoy hablaré con el —Toma las manos de Estella y viéndola fijamente a los ojos con una mirada emotiva continua— Gracias no sé qué haría sin ti. Eres la mejor— entrecierra sus ojos— por cierto, y a ti ¿cómo te fue?.
—Normal —Estella voltea su mirada hacia arriba, en señal de indiferencia— me llevo a un restaurante, muy fino por cierto. Pero solo hablamos cosas del trabajo, nada importante —le dice Estella para no darle mucha importancia.
—¿Cómo te sientes después de lo que sucedió ayer? —pregunta Daniel
—¿de qué? —pregunta Estella, sin saber de qué está hablando.
—De que Alexander te atropello en el pasillo, me contaron que te quedaste inmóvil encima de el —con mirada de alegre, continua— ¡que pícara eres! aprovechaste
