Valerie se encontraba en la cocina, preparando una taza de té cuando Alejandro entró, terminando una llamada. La pelinegra levantó la vista y sonrió al verlo. —Hola, Alejandro.—dijo Valerie, dejando la tetera en la mesa—. Quería hablar contigo sobre algo. Alejandro se acercó y le dio un beso en la frente, sonriendo con suavidad. —Claro, dime.—respondió él, sentándose en una silla junto a ella. Valerie tomó una respiración profunda, sabiendo que el tema que iba a tocar era importante. —Mañana le darán el alta médica a mi mamá.—comenzó, mirándolo a los ojos—Y me gustaría que me acompañaras a buscarla. Además, quiero presentártela formalmente. No hemos tenido tiempo antes, y creo que esta es la oportunidad perfecta. Alejandro asintió, comprendiendo la importancia de la situación. —Por

