Luego de su encuentro con Richard Hansenz en el restaurante, Edith Hudson se dirigió a su casa, sintiéndose cada vez más frustrada y humillada. Al llegar, Se deshizo de la ropa que llevaba y se dio una ducha relajante. Cuando ya estuvo más tranquila, llamó a sus padres, Edith había avisado con anticipación que necesitaba hablar con ellos, por lo que no era raro que estos aun continuaran despiertos. —Edith, querida, ¿qué sucede? —preguntó su madre, Anne Hudson, con una voz preocupada al ver la expresión en el rostro de su hija. —Tengo algo importante que decirles. —respondió Edith, sosteniendo la tablet para mirar fijamente a sus padres. Su padre, Charles Hudson, la observó con atención, percibiendo que algo iba mal con su hija. —¿De qué se trata, hija? —preguntó Charles, con seriedad.

