Había pasado una semana desde que Cristine fue ingresada en el hospital. Los días se habían llenado de pruebas, evaluaciones y consultas con especialistas. Cada día traía consigo una mezcla de esperanza y temor, les había costado explicarle a su hija a lo que se vería sometida. Aunque Cristine sabía de su enfermedad, y conocía los riesgos detrás de ella, solo era una niña. Por lo cual resultaba muy doloroso, para Valerie y Alejandro explicarle que le cambiarían algo dentro de su corazón y que era muy arriesgado, por lo que debía luchar por volver con ellos. —No puedes quedarte durmiendo. Tienes que volver conmigo, ¿Entiendes Cristine?—susurró Valerie acariciando el pelo de su hija. —Si, mami.—respondió está, observando a su papá el cual estaba sentado a un lado de su cama. —¿Me va a d

