Después del primer intento de pasar la noche con la bebé, Alejandro y Valerie estaban ansiosos por saber cuándo podrían finalmente llevar a su pequeña Cristine a casa. Sin embargo, como el doctor había dicho, tuvieron que someterse a más intentos, para determinar que la bebé no se vería afectada bajo ninguna circunstancia. Por suerte, los dos siguientes intentos también resultaron ser exitosos, y Cristine mostró señales de recuperación constante. Cada noche que pasaban con ella les daba más esperanza y les llenaba el corazón de alegría. Sentía que estaban más cerca de llevarse a la bebé a casa. Una mañana, mientras Valerie estaba sentada en la cama con Cristine en brazos y Alejandro a su lado, el doctor entró con una sonrisa en el rostro. —Buenos días, familia Hansenz. —dijo el doc

