Valerie fue llevada a la sala de parto, con Alejandro sosteniendo su mano, transmitiéndole toda la fuerza y el apoyo que podía darle en ese momento crucial.
A medida que avanzaban por el pasillo, Alejandro no dejaba de susurrar palabras de aliento a Valerie, tratando de calmarla y asegurarse de que no se sintiera sola.
—Estoy aquí, Valerie. No estás sola.—dijo Alejandro, apretando su mano.
—Alejandro… —susurró Valerie, su voz temblando por el dolor y la emoción.
Cuando llegaron a la sala de parto, el equipo médico rápidamente se puso en acción, preparándose para recibir al bebé. Alejandro se mantuvo a un lado, sosteniendo la mano de Valerie, y controlando su nerviosismo paga que este no fuera transmitido hacia Valerie. Ofreciéndole todo su apoyo.
Valerie cerró los ojos con la frente p
