Alejandro sostuvo el volante con fuerza mientras se dirigía con Valerie hacia el trabajo. Su mente daba vueltas a lo que ella le había dicho sobre los rumores en la oficina.
Había pasado varias semanas fuera por el nuevo proyecto que estaba dirigiendo con su padre, quien ponía obstáculos constantes para evitar que avanzaran. Esta situación había afectado su buen humor, especialmente porque lo mantenía lejos de Valerie y del bebé.
—No puedo creer que no me dijeras antes sobre estos rumores, Valerie. —dijo Alejandro, rompiendo el silencio.
—Lo siento, Alejandro. Pensé que podría manejarlo sola, pero se está volviendo más difícil de ignorar. —respondió Valerie, mirando sus manos.—Además, no quería preocuparte.
Alejandro miró a Valerie y vio la sinceridad en sus ojos. Sabía que tenía que
