Golpearon la puerta con fuerza, con demasiada fuerza, algo que extrañó demasiado a Clara pero no la asustó, después de todo a pleno día nadie la iba a lastimar a la puerta de su hogar. Abrió acomodándose el vestido y su respiración se atascó en cuanto a vio, en cuanto notó esa cabellera rubia, desordenada, demasiado larga para el estilo habitual de aquel cantante. No pudo articular palabra cuando esos ojos, ahora adornados por unas profundas ojeras, la miraron con algo que ella no podía descifrar, que no sabía cómo poner en palabras. —¿Puedo pasar?— preguntó él con el tono endurecido y la mirada clavada en esos ojos celestes que estaban demasiado abiertos. No esperó respuesta y se adentró al hogar de aquellas hermanas, necesitaba arreglar ese asunto cuanto antes. Clara, aún demasiado co

