Helena frunció el ceño, luchando un poco con sus sentimientos por Athena, que no eran estrictamente de "solo amigos". Pero claro, las dos se encontraban en esa línea todo el tiempo. Ambas se encontraban en situaciones complicadas en casa, en cuanto al amor, y este sustituto que tenían juntas era un poco caótico, incluso en el mejor de los casos. —Muy bien, coge las cosas —dijo Helena. Athena asintió y se dirigió alegremente a los estantes laterales de la oficina de Helena, que contenían diversos prototipos de juguetes sexuales. En realidad, no estaban destinados a usarse, y mucho menos en la oficina durante el horario laboral, pero esa regla informal no las había detenido cuando estaban excitadas. Helena se frotó el coño distraídamente un momento antes de que Athena regresara con una cu

