"Lo hará", le aseguró mamá, y le besó tiernamente la mano. Luego le dio la mano a papá. "Dale tu polla", le instó mamá a papá. "Deja que te deje bien caliente". Luego bajó la voz y le hizo un gesto a Seay para que la escuchara: "Entonces ayúdalo a meterla dentro, Seay". Seay sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Extendió la mano hacia papá. Agarró la polla dura de su padre con ambas manos. Y la apretó. Podía sentir el latido del corazón de su padre latiendo en las venas de su polla. El latido de su gran corazón amigable. Hizo sonreír a Seay. Valiente, tontamente. "Lubricante", dijo papá, y le echó un poco en la mano a Seay. Seay empezó a enjabonarle el pene. Se sentía raro. Raro y delicioso. Sintió que su ano se contraía de anticipación. Papá rió entre dientes y le tocó la cara. "¿L

