De hecho, Riker era muy consciente de que probablemente debería haberse puesto unos pantalones antes de salir de la habitación. Sin embargo, solo pretendía una escapada rápida, y estaba bastante seguro de que no habría problema.
Casi irrumpió en la habitación de Helena buscando un vibrador, pero por suerte oyó ruidos dentro antes de abrir la puerta y pudo retirarse rápidamente antes de interrumpir la sesión de masturbación de su madre, que estaba completamente erecto. No es que se diera cuenta de lo que ella hacía allí, ni de que estaba pensando en él e Izzy.
En cambio, Riker probó la habitación de Vi, con más cuidado esta vez, y la encontró desocupada. Para su suerte, había un vibrador justo en la cómoda de su hermana mayor, así que lo agarró y corrió hacia Izzy.
—Dios mío —dijo Izzy—.
