¡Oh, sí! Mamá celebró con ternura, en silencio, y tomó el control con alegría. No bromeó. Ni siquiera le dio tiempo a Seay a asimilar la transición de poder. De repente, mamá apretaba el pene de su hijo con el puño desnudo. Era más grande que el de papá. Y un poco más largo. Y por Dios, si no le daban ganas de... "¡¿U-UO?!" gritó mamá, sin esperar en absoluto que una pequeña y hábil mano se abriera paso entre sus muslos. "Oh, lo siento", rió Tracy. "¿No lo ves?" Y volvió a separar las piernas de mamá para que ambas pudieran ver mejor lo que Tracy le hacía. Ahora Tracy podía seguir haciendo lo que quisiera. "C-cariño, n-no tienes que - ¡hacerlo -!" —Silencio —dijo Tracy entrecerrando los ojos con suficiencia y acarició muy suavemente toda la vulva de mamá, de abajo a arriba, con sus ded

