AMELIE
Termino los últimos detalles de mi peinado medio recogido con unos lazos muy femeninos, ya hemos pasado el mal trago de perder la beca de Paris hace unos días, intente hablar con la profesora porque todo me pareció muy extraño, pero ella me dijo que no estaba autorizada de hablar del tema, solo esperamos que haya una nueva oportunidad en un futuro cercano.
—¿Qué tal me veo? —pregunto a mi amiga mientras doy una vuelta en el mismo lugar para que vea el vestido de flores corto que usare para la reunió familiar de hoy en la casa de Martina mi prima, hoy celebran dos años de casados, han sido muy felices junto a Marjorie y a Matty que están por cumplir 3 años, son unos niños preciosos y traviesos, los adoro, pero a veces son un mensaje anticonceptivo.
sonrío mirando el espejo.
—Estas hermosa —dice poniéndose de pie, comparamos el mismo vestido que tiene mangas largas que inician en los hombros y tiene un escote en U con un par de tiras que se enlazan en el busto y si las abro darían una vista sensual a mis redondos pechos, es ajustado en la cintura y el pecho, la falda es amplia, el de Caty es de Color verde menta, se ve hermosa también. Ambas tenemos el cabello oscuro, ojos castaños, pero su piel es blanca y la mía es de un tono bronceado natural.
—¡Chicas, es hora de irnos! —grita mi madre desde el primer piso y nos apresuramos a tomar nuestras carteras, bajamos las escaleras y mi madre nos mira con una sonrisa, le gustan nuestros vestidos.
—Anda que no quiero llegar tarde —mira la hora en su reloj, desde que Martina mi prima se caso con Vincent uno de los hombres más ricos del país todo mejoro para nuestra familia, los padres de ella tienen sus propios negocios y les va muy bien, mi madre ha trabajado con mi prima en su negocio de diseño de modas, vivimos a una casa que es tres veces mas grande que la que teníamos y vivimos muy bien.
Mi padre nos abre la puerta del auto, pero es mi hermano Marcus de 14 años quien nos hace a un lado bruscamente y entra primero.
—Que caballero —le hago una mueca—, debes aprender a tratar a las chicas o ninguna te hará caso —le digo y el alza los hombros.
—Me mantendré alejado de las chicas por ahora, no las quiero cerca, todas son tan molestas como tu —me señala.
—No soy molesta —digo sentándome a su lado y Caty se indigna igual que yo.
—¿Ah no? “Mamá quiero ese vestido, mamá se acabó mi shampoooo, mamá dile a Marcus que quite esa música infernal” —imita mi voz y volteo a mirarlo muy molesta.
—Tu música apesta —le digo.
—Tú y tus niñerías apestan —responde el muy cretino.
—Basta niños —mi padre nos mira por el espejo retrovisor.
—No soy un niño —responde Marcus.
—Actúas como uno —habla mi madre y el resopla, pero decidimos callarnos desde ese momento.
Entramos a la hermosa entrada de la casa de Mar y Vincent y no puedo esperar a ver a mis niños.
Nos permiten entrar y Mar llega hasta nosotros luciendo tan linda como siempre usando un vestido parecido al mío pero el de ella llega hasta más debajo de la rodilla.
—Amelieeee, solo deje de verte un mes y ahora te ves un poco mas alta y tus curvas se han acentuado, ahora nos parecemos un poco más —dice tomándome de las manos y me hace dar una vuelta.
—Entonces estoy preciosa —digo porque ella es hermosa, ella se ríe y me abraza con cariño, después saluda a Caty y nos toma de la mano para llevarnos al patio trasero donde todo esta listo para la reunión, veo a Darling la mejor amiga de Martina con su esposo Phillipe y su pequeña niña Valery, junto a la familia de Dar, Verónica y la madre de esta, quienes son muy divertidas, también esta el esposo de Verónica un señor muy agradable.
—¿Dónde están, los pequeñines? —digo al no verlos después de saludar a mis tíos, a Vincent que como siempre se ve tan elegante y a los padres de este que, a pesar de tener mucho dinero, son muy amables.
—Se han ido por ahí con el tío Oliver y su amigo —Mar nos dice y señala detrás de los arboles donde hay una gran zona verde.
Algo burbujea en mi estomago al escuchar la mención de ese nombre y vuelvo a extrañarme, por estas nuevas sensaciones que no había experimentado antes.
Asiento y nos sentamos a hablar con las chicas, ellas hablan de lo felices que son con sus esposos y no puedo más que alegrarme por ellas, pero pienso que no quiero esa clase de compromiso por ahora, quiero cumplir sueños, viajar, bailar en grandes escenarios con grandes artistas, algo que se hubiera acelerado de entrar a la academia de Alenka, pero no voy a rendirme.
—Que señoritas tan bien portadas —menciona Marie la madre de Vincent mirándonos y Caty y yo sonreímos.
—Lo son —dice mi madre orgullosa, hace tiempo me inscribió en una escuela de etiqueta y modales, porque quería que supiera moverme en el medio en el que estábamos entrando y aprendí cada detalle, aunque sinceramente odie cada clase y tener que ser tan tiesa, pero lo hice por mi madre y por verla feliz y orgullosa como lo está ahora, Caty lo ha sabido desde pequeña su madre le enseño, aunque también odia todos esos protocolos.
—Definitivamente son materiales para esposa —señala encantada y Caty y yo asentimos aterradas.
—Espero no sea pronto Marie, aun deben terminar sus estudios, sé que Mar tuvo la fortuna de encontrar a Vincent, pero no todas corren con esa misma suerte —afirma mi madre.
—Estoy de acuerdo chicas, soy feliz con mi vida, con mis hijos y he cumplido sueños, pero admito que me adelante un poco a los acontecimientos hace tres años cuando tenía 19, era muy joven—Afirma Martina.
Asentimos tomando notas de los consejos y nos llaman a la mesa.
Nos ponemos de pie y caminamos para reunirnos todos ahí, de pronto escuchamos el rugido de un par de motos acercarse y todos volteamos en esa dirección, notamos que dos motos se acercan a donde estamos, veo a Oliver conduciendo una de ellas y a Matty y Marjorie sentados frente a el, se ven sonrientes y podemos escuchar unos tiernos gritos de felicidad que provienen de ellos, sonrío al verlos o casi verlos son tan pequeños que casi no se ven en esa enorme moto.
—Oliver, cariño, vas a arruinar el precioso césped —Marie lo regaña al ver que se detiene muy cerca de donde estamos.
—Mandare a que lo arreglen antes que te des cuenta mamá, mis sobrinos me pidieron que los traiga hasta aquí, tenia que complacerlos —afirma Oliver mirando a su madre.
—Pero cielo, si mis nietos apenas hablan —Marie rueda los ojos y él alza los hombros con un gesto de diversión en su rostro.
Los niños nos saludan con las manitas y Mar y yo nos acercamos para recibirlos.
—Gracias al cielo han llegado completos —musita mi prima quitándoles los pequeños cascos y tomando a Matty.
—Deberías de confiar más en mi cuñada —el rubio toma a Marjorie y finalmente me fija antes de entregármela, me mira con un gesto de confusión.