AMELIE
Pasan unas horas mas y nos entretenemos con Marjorie, Matty y Valery a pesar de las miradas del tres pares de ojos que se ganaron mi desagrado esta tarde, llega el momento de irnos a la fiesta en la playa.
Me despido de mi prima, de los demás incluido mi padre y voy a buscar a mi madre.
—Mamá, ya viene Zyan a recogernos —digo al encontrarla en la sala.
—Está bien cariño, pórtense bien, deben estar en casa las 11 —dice y la observo.
—Pero mamitaaaaa, habíamos quedado que a las 2, no tiene sentido ir por un par de horas, no podremos convivir con nuestros amigos —hago un puchero y golpeo el piso con mi pie, si no me funciona con mi madre, funciona con mi padre.
—Hija —mi mamá suspira, mi amiga y yo la observamos con ojitos de cachorro y sacando el labio inferior.
—Lo siento, cariño lo había olvidado, como siempre Zyan debe llevarlas a casa, me daré cuenta si no lo hace —me señala y mi amiga y yo aplaudimos, damos saltitos tal cual unas niñas y mi mamá sonrie mirándonos, debemos parecer dulces y buenas o no nos darán permiso fácilmente o en el peor de los casos ni siquiera nos dejarán ir.
El abrazo rápidamente porque necesito que vuelva al patio con los demás, pero al hacerlo me encuentro a Oliver y a su amigo Lyon mirándonos con las cejas levantadas y con gesto de burla en sus labios, que mal me han caído.
—Iré al baño antes —dice mi amiga en voz alta para que mi mamá escuche antes de irse, cuando está más allá que acá vamos al tocador para arreglarnos.
Deshago me peinado de dulce y tierna niña y lo revuelvo para que quede suelto y con un poco de volumen, me aplico maquillaje y abro la pequeña cinta para dejar a la vista mi escote, me pongo unos zapatos deportivos para remplazar las lindas sandalias que llevaba puestas, Caty hace exactamente lo mismo.
Salimos a paso rápido del baño hacia la puerta principal, cuidando de que mis padres nos vean, mi amiga se adelanta y yo veo hacia atrás para no perderlos de vista y al volverme choco con alguien y con tal fuerza que caigo de cola, el vestido se me sube un poco y yo me apoyo con las manos detrás de mi espalda.
Me doy cuenta que es Oliver con quien he chocado y este se inclina ofreciéndome su mano, noto que mira mi muslo descubierto, luego mi escote y frunce el ceño al ver mi rostro, nos quedamos unos segundos mirándonos.
—¡Ameeeeee! —grita Caty y solo miro la mano que me tiende Oliver, pero me levanto sin tocarla y corro hacia Caty.
—Zyan no ha llegado —dice enojada y miro el ultimo mensaje en el que dice que estaba a 5 minutos y han pasado 10 y comienzo a llamarlo.
OLIVER
Entro a la casa después de ver a la que hace poco se veía casi infantil y ahora se ve un poco más adulta, intento borrar de mi cabeza la imagen de su pierna y cadera desnudas, vaya que ha cambiado la niña.
—Oliver —Lina la Tía de Mar y madre de Amelie habla.
—Lina —hablo mirando hacia afuera.
—Quisiera hablar contigo en privado —dice y asiento señalado el despacho sintiéndome completamente extrañado ya que ella y yo nunca hemos mantenido mas que una charla ligera y general.
Entramos, camino hacia el bar del despacho y me sirvo un trago.
—Adelante —apoyo mi cadera en el escritorio.
—Se que te parecerá extraño que haya pedido hablar contigo —comienza y asiento.
—Esta tarde he visto algo que me ha alarmado y que no ha sucedido en nuestros encuentros familiares anteriores —expresa y sigo sin entender.
—No se si lo han hecho a propósito o quizás he sido yo la que ha visto lo que no era, pero prefiero prevenir antes que lamentar, note que mi hija volteo a verte en varias ocasiones esta tarde y he visto el choque en de ustedes en la entrada de la casa —señala en esa dirección.
—Seguramente ha sido impresión mía, sin embargo imagino que están claros los límites para ti y que sabrás que ustedes son casi familia, sin contar que no quiero que la historia de Martina se repita, Amelie es una niña que comienza a vivir y seamos sinceros, un hombre como tu solo querrá aprovecharse de ella, así que te agradeceré que te mantengas alejado de mi hija, espero no tomes esto como un agravio se que eres una buena persona, pero puedo cuestionar tu comportamiento como hombre, solo intento que la armonía familiar continúe y no se arruine por una incesantes.
Me ha sorprendido la brutal honestidad de Lina y puedo entender sus preocupaciones, pero debo dejarle claro algunas cosas.
—Entiendo que quieras proteger a tu hija de mis garras —digo y tomo el vaso del escritorio—, pero no es necesario, tu hija no me interesa, hace tiempo deje de interesarme en niñas para enfocarme en mujeres maduras que saben lo que quieren, y créeme que… —, he olvidado su nombre.
—Amelie —me aclara Lina.
—Amelie es la última chica en la que pondría mis ojos, puedes estar segura de que sé cuáles son mis limites —digo y bebo el contenido del vaso.
—Me alegro escucharlo y me agrada que hayamos llegado a un entendimiento como adultos que somos, te veré afuera —dice Lina.
—Por supuesto —respondo y la veo salir del despacho.
Lyon entra después de ella.
—¿Qué pasó? —cuestiona buscando un trago para él.
—Vino a advertirme que no me acerque a su hija —digo con seriedad.
—¿La chica que con solo verla hablar con su madre me desesperó al igual que su amiga? —se sienta en el escritorio y yo me acerco a la ventana.
—La misma —asiento.
—Nadie en su sano juicio querría acercarse a ellas —menciona y las veo correr al otro lado de la calle donde se han detenido un auto y una moto que conduce un chico rubio, Amelie se sube a la moto olvidando todos los modales que mostró el día de hoy en la reunión y su amiga se sube en el auto.
—Algo me dice que la pequeña caprichosa no es la chica que nos hizo ver —digo mirando que envuelve sus brazos en el torso del rubio que conduce la moto y sonríe antes de irse.