La voz de Paolo se encontraba ronca causándole escalofríos a la mujer en la espalda, la mano izquierda caliente del hombre sujeto con firmeza el mentón de la mujer mientras se acercaba lentamente hasta aquellos labios gruesos que deseaba probar con tantas ansias. Las respiraciones de ambos se mezclaron debido a la poca distancia que había entre ambos, los ojos de Olivia divisaron brevemente los labios delgados del Vizconde antes de volver a observar aquellos orbes avellana con atención, el hombre acaricio con su dedo pulgar el labio inferior de la mujer antes de susurrar con la voz grave. - ¿Puedo? - La pregunta era realmente innecesaria pero el joven de cabello castaño quería estar completamente seguro. La Emperatriz no respondió. La mujer de ojos oscuros llevo sus brazos hasta el cuel

