Capítulo 016

2321 Words
Su cuerpo empezó a desplomarse a un costado pero rápidamente el hijo de la noche la sujeto entre sus brazos gélidos. Anielka se arrodillo en el suelo para dejar a Ortswan con seguridad en el suelo, rápidamente giro a la derecha para asegurarse que el híbrido estuviera inconsciente, escucho una risa infantil resonar en el ambiente mientras su mano derecha empezaba a acariciar las mejillas contrarias manchando las mismas con su propia sangre. - Fue divertido usar el veneno con una nueva especie. - La voz de Asterin sonaba detrás de él, la joven se coloco en puntillas para ver detrás del hombro de su padre. Olivia mantenía una rostro sereno. - ¿Cuales son tus planes, padre? - ¿Los niños deben de preocuparse por el futuro? - Cuestionó. - Tengo cien años. - Eres una niña. - Dijo de manera tajante. La pequeña vampira de cabello rojizo inflo sus mejillas en un pequeño puchero, antes de girarse sobre sus talones para acercarse al híbrido para examinarlo motivada por su curiosidad. Cuando el mayor sintió lejos la presencia de su hija, acerco su rostro hasta el contrario sin dejar de acariciar las mejilla contraria sin importarle manchar la piel blanquecina del liquido rojo oscuro. Sus labios se acercaron hasta rozar los gruesos contrarios. Anielka se atrevió a besar los labios de la Emperatriz. Era un beso suave, contrario a su propia naturaleza, su corazón volvió a latir con fuerza. Después de un corto periodo de tiempo se alejo para depositar un beso sobre la frente de la mujer, dejo el cuerpo de Olivia cómodamente sobre el suelo de madrea antes de levantarse para distinguir a su pequeña hija jalando las orejas del joven fae. - Asterin, no lo toques. - Dijo alejando a Asterin del cuerpo. - No sabemos donde a estado. - Solo quería hacerle una autopsia. - Dijo desilusionada mientras sujetaba la mano de su padre adoptivo quien únicamente suspiro. - ¿Puedes darme más cuerpos para jugar? - ¿No prefieres jugar como las niñas vampiras normales? - Cuestiono entrelazando sus manos empezando a caminar en la dirección contraria a los cuerpos, siendo cubiertos por la neblina. - Estaba pensando en comparte vestidos, así como regalarte un demonio pequeño de mascota para que puedas asistir a las fiestas de té . - Somos de la nobleza, pero nuestra sangre es diferente a esas familias. - Recordó la joven desilusionada dejando de caminar. Anielka giro su rostro para verla. - Esas niñas me molestan por el tipo de vampiro que somos. Los ojos con heterocromia de la menor empezaron a llenarse de lagrimas que eventualmente comenzaron a bajar por sus mejillas, un suspiro casi inaudible salio de los labios delgados del líder de la mafia. El joven se coloco arrodillo para estar a una altura similar, con su pulgares empezó a secar las lagrimas que brotaban desde el rostro de la menor con ternura para finalmente besar su frente. - Tranquila, me encargare de ese problema por ti. - Aseguro antes de sujetar la mano contraria para llegar sus nudillos hasta sus labios depositando un beso. - Se me olvido decirte, gracias por tu oportuna aparición aunque te dije que estabas castigada por intentar secuestrar a un bebé humano. - ¡Quería un nuevo muñeco! - Dijo rápidamente como excusa. (...) El amanecer anunciaba un nuevo día para los ciudadanos del Imperio de Impure que comenzaban sus vidas ajenos al caos que azotaba el Castillo debido a la desaparición de la Emperatriz de los aposentos de su concubino. El líder de la Guardia Imperial se encontraba en el jardín junto a un puñado de sus hombres revisando los alrededores buscando sin parar señales de su gobernante. Sus ojos grises divisaron un cuerpo que reconocía a la perfección sobre el suelo de madera. - ¡Majestad! - Dijo rápidamente empezando a correr en esa dirección. Sus hombres lo siguieron hasta llegar al rió, el joven de ojos grises se arrodillo cercano al cuerpo de Ortswan girándolo para dar un ligero respingo cuando distingo las manchas de sangre sobre su rostro. Su mirada viajo hasta el cuerpo cercano distinguiéndolo en cuestión de segundos, llego su cabeza en esa dirección para que dos de sus hombres se acercaran a revisarlo. - Señor... - El llamado de uno de sus hombres causo que un suave suspiro escapara de sus labios. - Aquí hubo una batalla en la noche, después me encargare de reprender a los soldados encargados de la vigilancia nocturna. - Dijo con una voz severa causando escalofríos en la espalda de todos los presentes. - Por su ineptitud, nuestra Emperatriz tuvo que luchar en compañía de un híbrido. ¡¡¿Se hacen llamar Guardia Imperial!!? - Usted estaba durmiendo con ella, no se dio cuenta de su ausencia. - Comento uno de los soldados cansado del regaño sin moral. - ¿Se hace llamar Jefe de la Guardia Imperial? En el fondo, Adonis era consciente que el soldado mantenida un poco de razón. Sin embargo, no estaba dispuesto a que cuestionaran su autoridad en ese momento. - Mátalo. Su orden fue seguida sin vacilar por uno de sus hombres que decapito a quien se atrevió a hablarle. El hombre de cabello ligeramente rizado acerco su rostro hasta el contrario plantando un suave beso, Olivia al sentir el suave roce abrió de manera lenta sus ojos negros mientras levantaba su mano derecha acariciando las mejillas contraria. - Buenos días, cachorrito. - Su voz sonaba ligeramente adormilada. Sus ojos se abrieron por la sorpresa, sin poder evitarlo, la abrazo con fuerza pegando su cuerpo a su pecho y empezó a depositar múltiples besos sobre su rostro confundido. Los ojos de Ortswan demostraban su confusión, en realidad no recordaba con exactitud como terminó en el jardín en primer lugar, mientras que el joven de ojos grises abrazaba su cuerpo con temor. – ¿Qué le ocurre? – En la mente de la Emperatriz estaba esa pregunta presente mientras intentaba encontrarle sentido a aquel comportamiento. El miedo de un Guardia Imperial era ser incapaz de proteger al gobernante de turno, ese temor se combinaba con la incapacidad de proteger o ayudar a su novia en un momento de necesidad. La idea de perder a la fémina de ojos oscuros durante un enfrentamiento donde no lograra ayudarla, ese escenario que mantenía su alma inquieta con bastante frecuencia casi se cumple durante la noche anterior. – Adonis. – Susurro una voz dulce, en consecuencia el joven salió de sus propios pensamientos. Ortswan acariciaba con lentitud su pecho, era una manera sutil de recordarle que estaba bien. – Estoy bien pero necesito que me sueltes. – Casi te pierdo mientras descansaba en nuestra cama. – El sentido de culpa se instalo en su corazón, su corazón latía con fuerza por la adrenalina anterior mientras sus ojos empezaban a cristalizarse. – ¿Por qué no me llamaste? ¿Qué sucedió anoche? – Salí a caminar para tomar aire porque no lograba dormir.... Las palabras de Olivia se quedaron en el aire porque un fuerte dolor de cabeza apareció cuando intentaban realizar un esfuerzo por recordar la noche anterior. Sus cejas pobladas se fruncieron mientras mordía su labio inferior. En escasos minutos fue capaz de sentir un líquido caliente bajar por su nariz, Ortswan rápidamente intento utilizar su dedo índice para evitar que la hemorragia nasal manchara su camisón de color blanco, sin embargo, la tela blanca del vestido se mancho por el flujo del liquido carmesín que continuaba su recorrido. El joven de tez blanquecina al percatarse de esto emitió un gruñido de frustración, sujeto con cuidado el cuerpo curvilíneo de la Emperatriz para cargar su cuerpo al estilo nupcial mientras se levantaba del suelo. Los solados se desplazaron hasta llegar a los barandales para permitir al líder de la Guardia Imperial retirarse con la cabeza del Estado entre sus brazos. – La llevare a su habitación. – Su voz era suave aunque autoritaria, empezó a caminar alejándose del puente de madera mientras depositaba un beso en la frente contraria. - Puedes usar mi camisa para limpiar la sangre que baja por tu nariz. – ¿Te parece bien qué usé tu camisa de esta manera? – Cuestiono de manera severa. – Eres el líder de la Guardia Imperial, tu uniforme debe de estar en perfecto estado a menos que se presente una emergencia para terminar manchado de sangre. – Las manos delgadas de la mujer recorrieron su pecho causando que sus corazones aumentará sus latidos. El recorrido de la mano de la fémina se detuvo cuando retiro de uno de los bolsillos un pañuelo de color azul celeste. – Es mejor usar este pañuelo que te regalo hace dos meses. El silencio se instauró entre ambos durante su caminata, Ortswan sentía curiosidad por algo. “La curiosidad mató al gato, pero al menos falleció conociendo la respuesta” Después de recordar aquel refrán que su hermano mayor solía decirle, tomo la elección de preguntarle aquello que le generaba curiosidad. – ¿De verdad no te importaría manchar tu ropa de sangre, por mi culpa? Una suave sonrisa se plasmo en los labios delgados del joven, ambos se adentraron a los pasillos del Palacio Imperial bajo la atenta mirada de las damas de compañía de la Emperatriz así como los sirvientes curiosos. El silencio reino por unos segundos antes que la mujer de cabello rizado escuchara una respuesta a su pregunta. – Su majestad, usted puede hacer con mi cuerpo lo que prefiera. – La respuesta causo un leve rubor sobre sus mejillas e incluso parecía existir la sombra de una pequeña sonrisa avergonzada. – Mi corazón junto a mi cuerpo le pertenece a usted, si decide a amarlo o destruirlo... Sería un hermoso privilegio para mí. – Eso suena extremadamente romántico. – Menciono la mujer. Adonis deposito el cuerpo de su amada en la cama con sumo cuidado, Olivia se sentó apoyando la espalda en el copete de la cama mientras que el joven de cabello rizado colocaba un par de cojines detrás de su espalda baja para evitar algún posible daño. Las sirvientas se encontraban desplegadas en una de las paredes de la habitación observando en silencio la joven pareja hasta que recibieron una mirada severa por parte del líder de la Guardia Imperial, todas pudieron sentir escalofríos por aquella mirada gris. Era similar a ver una mirada amenazante de un lobo. Andrade comenzó a dar ordenes, entre ellas la búsqueda del medico Imperial. La sirvienta principal después de divisar el leve asentamiento de la Emperatriz empezó a dirigir a las demás fuera de la habitación para cumplir con sus respectivas tareas. El silencio se instalo en la habitación mientras la mujer de ojos negros mantenía sus ojos cerrados en un intento por recordar. – Tienes sangre seca en su rostro. – Escuchar ese detalle ocasiono que sus ojos volvieran a abrirse mientras mantenía un seño fruncido. – ¿Qué ocurrió anoche? – El líder de la mafia entro al jardín anoche. – Su voz era tranquila aunque su mirada era afilada con un brillo intenso de molestia. Shadow logro ingresar a su Palacio. Adonis por costumbre bajo la mano derecha hasta la vaina de su espada mientras una ola de rabia golpeaba su corazón. – Ese maldito bastardo...* – Un suave suspiro escapó de sus labios Olivia alejo el pañuelo de su nariz cuando dejo de sentir el liquido carmesí bajando desde su nariz. – El insomnio impedía que lograra dormir, por lo tanto.... Empece a caminar por los pasillos hasta llegar al jardín Imperial – El híbrido fue encontrado en el mismo lugar. — La fuerza ejercida en agarre en la vaina aumento. – ¿Qué estaba haciendo el hibrido? – Su tono de voz era molesto. Andrade, él estaba irritado – ¿¡Por qué ese híbrido estaba allí!? En el rostro de Adonis apareció una mueca de enfado. Sus cejas pobladas se encontraban fruncidas, sus labios delgados se encontraban fruncidos mientras sus mofletes se encontraban sonrojados por el enojo. Ortswan sonrió de manera calmada antes de palpar un lado en la cama donde la joven se encontraba, el hombre dejo escapar un gruñido de frustración antes de sentarse a su lado, las manos suaves de la Emperatriz del Imperio de Impure comenzaron a acariciar la espalda del líder de la guardia real. El ojigris se encontraba enojado. - Ese híbrido estuvo presente para ayudarme a combatir contra Shadow, no me encontraba bien cuando apareció porque.... Estaba agitada. - Olivia se encontraba decepcionada consigo misma, pero la palabras lograron alejar el enfado del hombre. Adonis giro su rostro para ver a la femenina con la mirada perdida. - Tiene una habilidad única que me ha llamado la atención... Podría ser una buena herramienta mientras la usemos de manera adecuada. Sus celos parecían quedar en segundo plano. La Emperatriz Ortswan se encontraba maquinando sus siguientes movimientos, las personas cercanas a ella eran conscientes que en sus planes los sentimientos eran irrelevantes. Los minutos transcurrían en completo silencio, un silencio que se vio interrumpido por la presencia del grupo de sirvientas que acompañaban al medico imperial. – Buenos días al sol de nuestro imperio. – Dijo el señor de cabello canoso antes de realizar una reverencia que paso desapercibida por la joven. – Adonis. – El mencionado la observó directamente a los ojos, un pequeño brillo era evidente. – Quiero que entrenes a Alexander, es una orden. Sus habilidades en batalla son bastante toscas, en el campo de batalla sería la primera persona en morir. – ¿Eso quiere decir....? – Era evidente la respuesta, la mujer de ojos negros ladeo la cabeza a la derecha antes de realizarle una seña al hombre de edad avanzada para que se acercara. – Esto siendo obvia cariño, le perdono la vida por su ofensa pero a cambio debe convertirse en un guardia Imperial bajo tu mando.
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