- ¿Te atreves a decir que soy una usurpadora? - Una risa escapo de sus labios, el sonido de sus tacones bajando las escaleras resonó en los odios de todos. Los nobles tenían temor hasta de respirar. - E incluso, dices el nombre de ese imbécil en mi cara. ¿Quién debería de estar en este trono? ¿Acaso recuerdas el nombre de mi hermano mayor? - Ortsawn se detuvo cuando estuvo delante de la mujer, cuyo ojos eran rojos debido a la ira por perder una de sus manos. La mujer de piel lechosa, pateo la parte del cuerpo amputada a una esquina antes de colocarse en cunclillas y apretar las mejillas contrarias con fuerza obligandola a ver su rostro. - El Príncipe Heredero Galileo debió de heredar este trono, mi hermano Hiro debido de ser el primer ministro pero el infeliz de Ernesto, que estará pudriéndose en el infierno, cambio las cosas. En nombre de mis hermanos y mi madre, me vengue de él e incluso mejore el país, que te atrevas a decir semejante estupidez... delante de mí... me dice que deseas morir.
- Te vez tan hermosa cuando actúas de esa manera. - Admitió Adonis embelesado por la crueldad de su pareja.
- Este hombre necesita un psiquiatra. - Ese era el pensamiento de el heredero de Newcastel, era el pensamiento en común de varios nobles.
- Gracias mi amor. - Las palabras de la mujer fueron dichas con calidez causando escalofríos e incluso sudor nerviosos en la corte por la dualidad. Olivia se levanto, ignorando la presencia de aquella mujer condenada. - Me ocupare personalmente de ella, por favor, llévenla al calabozo. - La mujer de cabello rojizo por el tinte empezó a llorar mientras gritaba por auxilio pero ninguno de los presentes se atrevió a socorrerla.
La Emperatriz que solía ser una mujer serena ante estos casos, termino cortando la mano de una persona después de la mención de su hermano mayor, tomando en cuenta que incluso parecía disfrutar causarle dolor a alguien ¿Quién se atrevería a salvar a esa mujer de la nobleza? Los ojos negros de Olivia demostraban tranquilidad, su mirada se instalo sobre el cuerpo del hijo de uno de los héroes de su país. Una sonrisa tranquila apareció sobre sus labios gruesos causando que de manera involuntaria Cavendenshi tuviera un escalofrió por toda su columna vertebral.
- Se supone que a partir de este momento, viviré con esa mujer en este castillo...- Ese pensamiento se instalo en su mente, el joven trago saliva mientras su mano derecha acariciaba su nuca. La mirada de Ortwsan era juguetona pero letal al mismo tiempo. Paolo, nunca se considero un creyente de la religión politeista de su país pero en ese momento, empezó a implorar a la Diosa principal.
- Diosa Selenophile*, protegeme con tu manto.
- Lo que deseaba anunciar antes de esta interrupción tan molesta... A partir de este momento Paolo Cavendeshi sera mi concubino. Su familia cuenta con mi protección.
La corte volvió a convertirse en un mercado de las plaza central de la capital.
En cuestión de minutos, los despacho, no, mejor dicho, la mujer hecho a los nobles del Palacio sin remordimientos. Cuando el ultimo de los nobles salio de la sala de reuniones, la mujer de piel lechosa dejo recargar todo su espalda en el espaldar del trono con cansancio mientras con sus dedos sobaba el puente de la nariz, sin embargo, la nariz de la joven empezó a sangrar alterando a los tres hombres dentro de la habitación.
- ¡Majestad! - El grito de Alexander fue lo suficiente para causar que la joven de cabello rizado recordara su plan. - Esta sangrando su nariz, debe de acudir a un medico.
- Ah.... Otra vez. - Dijo de manera tranquila, causando una especial angustia en el corazón de Paolo. - Haizea
El nombre fue suficiente para que detrás de uno de los pilares cercanos al trono aparecerá por uno de los pasajes secretos una mujer de cabello lacio color miel pero con canas, sus ojos eran opacos. Haizea se acerco hasta el trono con una bandeja de plata entre sus manos, en la bandeja se encontraba una copa de plata junto a un frasco que parecía medicina.
- Señora. - La voz de Paolo sonaba más seria de lo normal, causando curiosidad en la joven quien ladeo la cabeza en respuesta. - No debería de tomar tan a la ligera su propia salud ¿Con que frecuencia ocurre esto?
- Tres veces al día. - Contesto rápidamente Adonis antes de acercarse hasta Haizea.
El joven de ojos grises abrió con cuidado el frasco n***o antes de verter unas cuantas gotas sobre el agua que estaba en la copa, sus ojos se encontraron con los contrarios por unos momentos percatándose de la fatiga del cuerpo delicado sentando en el trono. Una mueca de enfado apareció rápidamente en los labios del joven, detestaba cuando el cuerpo de su amada empezaba a ceder por culpa de esa sustancia que empezaba a acumularse en su sangre.
La sala estaba en silencio.
Adonis acerco la copa hasta a sus labios, empezó a beber pero sin tragar el contenido, cuando finalizo se acerco hasta el rostro de la mujer. Olivia se percato que una parte del liquido de color n***o se resbalo por la comisura de sus labios delgados, con delicadeza usando su dedo anular limpio el liquido que bajaba por su barbilla antes de ser besada por el caballero. Era un beso inocente debido a que el joven de cabello ligeramente enrulado estaba dándole la medicina a la joven quien tenia sus manos gélidas sobre sus anchos hombros.
Cuando el joven líder de la Guardia Imperial se dio cuenta que Ortswan termino de tomar su medicina, dejo un suave beso sobre sus labios antes de besar el puente de su nariz.
- Quizás, empiece a ser hora de ver a... - Las palabras del joven quedaron a media al sentir el aura asesina de la mujer, Adonis se limito a suspirar. - Es necesario ir a ver a Sirius, Olivia... Tu cuerpo - Sus palabras fueron interrumpidas.
- Mi cuerpo esta bien. - Dijo de manera tajante, antes de volver a ver al híbrido arrodillado ante ella. Sus dedos tamborilearon el reposa brazos dorado. - Paolo, la razón por la cual mencione que seras mi concubino en la reunión fue por el.
- Es un soldado de mi territorio, debido a que intervine cuando Sir. Adonis iba a disciplinarlo la reunión del día de hoy estaba destinada a que usted estableciera que debíamos hacer con este soldado que se atrevió a decir esa clase de cosas pero al decir que era su concubino la situación cambio... El estatus causa que ninguna persona se atreva a cuestionar mis acciones. - El joven de ojos avellana diviso una sonrisa complacida en la mujer a medida que aclaraba la situación por ella - En caso que la Emperatriz me deje ocuparme de él, ninguno noble puede poner una queja. Es un buen plan. - Alago el joven antes de sonreír.
- No entendió nada... - Dijo el joven de cabello rizado antes de sentarse en el suelo cercano al trono, dejando que la mujer jugara con sus rulos.
- En pocas palabras, Paolo se encargara de disciplinarlo mejor. - Esas palabras causaron que el joven de un ojo azul y otro verde levantara su cabeza. - ¿Estas sorprendido que no acabe con tu vida?
- Honestamente... si
- Eres el hijo de un ministro de la época anterior, aunque seas un híbrido que según la Iglesia es una existencia "maligna" debería ser destruida. Eres una mezcla natural, además el hecho que seas físicamente diferente a los demás no es motivo para matarte. - Dijo tranquilamente mientras jugaba con el cabello de Adonis quien tenia su cabeza sobre sus rodillas. - Paolo, estoy segura que lo cuidaras bien. - El joven asintió antes de acercarse para liberarse. Haizea, lleva a ambos a los aposentos del Segundo concubino.
- Si, señora.... - Esas palabras frías, gélidas, carentes de emociones causaron escalofríos en todos los presentes menos en la Emperatriz.
(...)
La noche se instalo en el Imperio de Impure, las estrellas brillaban acompañando a la luna brillante en el cielo. En la habitación del primer concubino del Palacio de Jade se encontraba el joven líder de la guardia real descansando en su cama, estando en compañía de una mujer de cabello rizado de color dorado, Olivia acariciaba de manera delicada el cabello de su acompañante mientras observaba como su pecho subía y bajaba de manera lenta durante el sueño.
Una sonrisa apareció sobre sus labios, se encontraba tranquila en estos momentos. Debido a su posición, estos momentos eran realmente escasos, por eso los atesoraba.
- Tienes un sueño profundo después de hacer cardio conmigo. - Susurro con una pequeña risa. - Casi siento envidia, también deseo poder dormir cómodamente como tú.
Las manos delicadas de Olivia se alejaron con cuidado del cuerpo atlético del joven que dormía con ella, intentando no despertarlo se movió con sigilo para salir de la cama. Su cuerpo desnudo tembló ligeramente al sentir el frió aire que entraba por la ventana abierta, sus pies descalzos caminaron hasta llegar a uno de los sillones negros donde estaba su ropa. Ortwsan sin ningún tipo de apuro volvió a vestirse antes de girar sobre su propio eje para divisar a su pareja descansando, un profundo suspiro escapo de sus labios rojos antes de llevar una mano a su nunca.
- Eres jodidamente adorable.
La mujer de cabello dorado camino hasta la salida de la habitacion a pesar de estar descalza, en realidad, ese hecho no lo consideraba importante. En su pasado llego a caminar kilómetros descalza en la selva de un Reino vecino debido a las acciones de su hermano mayor, mientras estaba sumida en sus pensamientos recordando los momentos con sus hermanos antes de perderles por la ambición de uno de ellos, sin darse cuenta el momento exacto llego a los jardines del Palacio. Sus ojos oscuros como la noche distinguieron los arboles de rosas rojas que simulaban ser paredes, bajo la mirada a sus propios pies sobre el camino de piedras frías cubiertos por una ligera capa de neblina antes de ladear la cabeza a la izquierda.
- Siempre termino en el mismo lugar cuando tengo insomnio. - Comento al aire con voz cansada mientras continuaba avanzando por el camino con el dulce olor de las rosas. - ¿Quizás es momento de ir con el Medico Imperial para obtener pastillas para dormir? - Se cuestiono a si misma.
Sus ojos distinguieron a unos cuantos metros el lago que estaba en medio del Jardín, logro distinguir el puente que conectaba ambos extremos así como el pequeño sendero de piedras sobre el lago. Empezó a caminar para llegar a esa zona mientras su mente viajaba de manera inconsciente en recuerdos cálidos con su hermano.
No obstante, la mente es traicionera. Sus recuerdos cambiaron de manera abrupta.
(...)
La joven empezó a correr en dirección a ese lago en compañía de su madre junto a su hermano Blaze. Los tres estaban corriendo de los guardias del palacio imperial, la pequeña princesa tropezó con sus zapatillas cayendo de rodillas por el camino, sus ojos oscuros demostraban desesperación cuando su mirada choco con la de su madre.
- Mamá. - Su voz era quebradiza debido al miedo, sus brazos estaban temblando e incluso su cuerpo parecía estar congelado, preso del miedo.
- Madre, quédate allí. - Ordenó el joven de cabello castaño, el joven de piel pálida se acerco corriendo hasta el cuerpo de la menor con una sonrisa. - Oliv, ¿Te caíste? - La joven solo pudo asentir entre lagrimas. - ¿Quieres un besito? Te gustan los besos mágicos de tu hermano mayor. - En silencio, volvió a asentir.
La mirada calculadora de Blaze Ortwsan en ningún momento se aparto del sendero, debido a su habilidad especial era capaz de distinguir donde se encontraban los caballeros así como las rutas de escape que tomaría. En su mente miles de maldiciones aparecían, pero aunque deseaba decirlo, en estos momentos lo principal para él era encontrar un lugar seguro para su madre así como su hermana menor que estaba aterrada.
Era una niña pequeña después de todo.
El joven sujeto con cuidado la mano derecha pequeña y delicada, llevo el dorso hasta sus labios dejando dos tiernos besos en el dorso. Su mirada, era cada vez más afilada debido a estar usando "Vista de Águila" en su máxima potencia.
- Quizás esta noche descubra nuevos limites. - Intento pensar para si mismo, buscaba de ser un poco optimista. - ¿Mejor pequeña princesa?
- Blaze... - Dijo su nombre antes de tirarse a sus brazos, la joven se aferro a su hermano mayor empezando a llorar en su pecho. - Tengo miedo
- No tienes que tenerlo. - Después de su respuesta, fue capaz de ver girar a los soldados llegando al camino frente los tres miembros de la realeza que buscaban escapar. - Sabes que te protegeré, pero en estos momentos necesito que cierres tus lindos ojos hasta que te avise ¿Okis?