Las dos siguieron con su desayuno.
La princesa Letizia mencionaba con orgullo cada uno de sus nuevos conocimientos mientras divisaba con sus ojos avellana el rostro inexpresivo de la Olivia, sin embargo, la Emperatriz tenia en su rostro la sombra de una sonrisa, la pequeña inocencia de su sobrina causaba una sensación agradable en su corazón pero al mismo tiempo era consciente que se encontraba con un dilema por la existencia de sus sobrinos.
- Tu hermano regresará pronto. - Comentó la Reina mientras sus manos estaban detrás de su espalda, observando fijamente el pequeño estanque del jardín.
- ¿Cuando regresará? - Cuestión con una voz extremadamente alegre.
El Emperador Ernesto junto la Emperatriz Gizem le habían dado como fruto al mundo a un heredero el príncipe Rhory, su nacimiento se había llevado a cabo una noche cuando la estrella del Rey* se oscureció. Olivia era capaz de recordar ese día a la perfección.
(...)
Esa noche se encontraba recostada en su cama en el Palacio Jade donde las princesas y concubinas estaban obligadas a convivir. Era más de media noche, estaba volviendo a presentar problemas para dormir, un suave suspiro salio de sus labios mientras se sentaba en su cama llevando su mano derecha hasta su frente acomodando los mechones de cabello color dorado que caían sobre su rostro.
- Miriam. - Dijo elevando su voz. - Necesito que vengas aquí.
En cuestión de segundos, una mujer de tez ligeramente oscura se adentro en la habitacion de la princesa. Era la mujer encargada de toda su servidumbre, ella personalmente había elegido a una sirvienta que fuera únicamente leal a su persona después de usar sus propia habilidad especial* con las sirvientas que su propio hermano mayor traía para ella. Cuando los ojos oscuros de la primera princesa del Imperio divisaron la aparecía de la mujer rápidamente se dio cuenta que su cuerpo estaba tenso por la ira causando que la joven de cabello rizado se levantara rápidamente.
- Informe. - Dijo con una voz autoritaria causando que la mujer sintiera escalofríos.
Miriam de manera rápida sujeto la falda de su vestido, se arrodillo sobre el frió mármol frente a su señora. Era consciente de las malas noticias que iban a salir de sus labios, en consecuencia apretaba con fuerza la tela de su vestido buscando desesperadamente un consuelo para su corazón desesperado.
Un niño con la segunda estrella oscura en un siglo, un niño que estaba destinado a traer oscuridad a todo el continente e incluso a su pueblo sin importarle nada más, pero con una debilidad de por medio.
Ambos niños seguían con los recuerdos bloqueados sobre sus padres. Sus ojos oscuros seguían en el estanque de loto, mientras sus manos estaban detrás de su espalda. La voz de la princesa Letizia estaba repleta de entusiasmo e incluso aunque no estuviera mirando su rostro era capaz de saber que sobre esos labios rosados existía una gran sonrisa, así como que en sus ojos verdes resplandecientes con un brillo único causado por la alegría de volver a ver a su hermano mayor. La mujer de cabello rizado no pudo evitar sentirse nostálgica, en algún momento de su vida ella también había mostrado tal felicidad ante la idea de volver a ver a sus hermanos mayores.
Un suave suspiro salió de sus labios rojizos.
El agua se encontraba tranquila, a diferencia de su interior que empezaba a ser un desastre por los múltiples recuerdos de su niñez hasta aquel trágico día. La voz dulce de su sobrina sonaba tan lejos para ella, en su mente recordaba los gritos de las personas cuando sus hermanos inocentes caminaban rumbo a la guillotina por culpa de Ernesto.
- Tía ... - Sintió una mano cálida sujetar la suya, por inercia giro su cabeza en esa dirección mientras alejaba su cuerpo.
La joven princesa abrió sus grandes ojos de par en par, estaba confundida por las acciones de la mayor, alejo su mano derecha y la dejo cerca de su pecho. Los ojos oscuros de Olivia reflejaban un brillo salvaje que ocasionó escalofríos en la joven, su corazón empezó a latir de manera desenfrenada. Rápidamente, la Emperatriz se percato de la situación y un suave suspiro casi inaudible salio de sus labios acompañada de una expresión cansada sobre su rostro.
- Letizia ¿Qué te he dicho? - La voz de la reina sonaba ligeramente irritada, sus ojos negros empezaron a ver la mano que la pequeña sostenía.
- No me agarres con la guardia baja, estaba preocupada porque tú mirada estaba perdida y tú rostro empezó a ponerse pálido. - Menciono con voz angustiosa, su corazón empezó a doler debido al miedo de perder a su familia nuevamente. - Me preocupa tu salud, mis padres murieron... No quiero perder a otro familiar.
Sin poder evitarlo, lágrimas empezaron a bajar de los ojos de Letizia. La mirada oscura de la Reina observo a su pequeña sobrina, ella era la culpable de la muerte de sus padres, pero su hermano también acabado con su familia cuando era una niña. Ernesto era el causante de su sufrimiento a lo largo de toda su vida, entonces su muerte y la de su esposa, ¿No eran justificadas por su sufrimiento? Olivia dio un par de pasos hasta estar cerca de su sobrina, estiró sus brazos para acurrucar el pequeño cuerpo que lloraba presa del pánico. Letizia se aferró al cuerpo de su tía mientras múltiples sollozos se escapaban de sus labios rosados.
- Letizia, me encuentro bien. Estoy bien, los recuerdos malos no acaban con nadie. - Dijo pasando su mano derecha sobre su espalda. - No estarás solas, no te dejare sola.
En ese momento se dio cuenta que las palabras de su hermano mayor eran ciertas, nunca tuvo o tendría el valor de destruir la vida de sus sobrinos, tenía el temor de convertirse en el mismo monstruo que era su hermano mayor. Cuya alma se encontraba en las profundidades del infierno pagando por sus crímenes, según las afirmaciones del Astrónomo de la Torre Imperial.
- Cada vez que dejas el castillo, me da miedo que no regreses. - Esas palabras causaron que se congelará, eran las mismas palabras que ella le había dicho a su padre durante la guerra con el Reino vecino. - No quiero que vayas, al menos... Déjame ir contigo para poder cuidarte ¡Soy una niña grande ahora!
De manera delicada, Olivia sujeto sus hombros para apartar el cuerpo de la princesa, se agachó ligeramente para tener la misma altura y hablar siendo iguales.
- Me cuidare después de salir del castillo, siempre volveré a casa para estar con ustedes pero mientras esté afuera trabajando para que tengan un lugar seguro al cual llamar hogar, sigue creciendo de manera saludable, mientras creces....Nunca dejes que tu esencia desaparezca.
Olivia repitió las palabras que su padre le había dicho en algún momento, sin poder evitarlo una pregunta invadió su mente.
¿Estarán decepcionados de mí al ver en lo que me he convertido?