Los trillizos y yo volvimos a nuestra habitación. Todos nos sentamos en la cama. Alex parecía decidido. Calix tenía ojos de cachorro. Felix lucía gruñón, claramente molesto por haber sido arrastrado a esto. —También estoy enfadado, ¿sabes? —dijo Felix, al cuarto en general. Se volvió hacia sus hermanos—. ¿Desde cuándo nos guardamos secretos entre nosotros? Alex y Calix lo miraron y luego se miraron el uno al otro. —Lo siento, Felix —dijo Alex, de manera diplomática. —Lo siento, Felix —murmuró Calix. Felix seguía furioso. —Pensamos que hablarías con Chasity —presionó Calix. —Sí, excepto que tú hablaste con Chasity —argumentó Alex. —Merezco saberlo —pedí, intentando mantener la calma. —Por supuesto que sí —dijo Alex igual de suavemente. Me atrajo hacia su regazo. Esta vez, lo dejé a

