—Esther, antes de casarnos debes saber lo que soy—
Dejo mi energía fluir, ella solo me mira sorprendida, chasqueo mis dedos y en mi palma aparece un collar con piedras preciosas, sus ojos se abren al igual que su boca
—¿Co-como hiciste eso? —
—Esther, no quiero que te apartes de mi lado, te juro que lo que siento por ti es verdadero, te amo, pero debes saber que antes de ser lo que soy fui un ángel —
—¿ángel? —
Pregunta arqueando una ceja, tomo una de sus manos y le entrego el collar
—Si, pero esa vida no era lo que necesitaba, así que renuncié a la luz de mi padre y me arranqué las alas—
Suelto con algo de pesar, desvío la mirada, espero no ser rechazado por mis orígenes, por lo que soy realmente, seguro le parezco un monstruo, su mano se cuela bajo mi mentón obligándome a mirarla
—No sé a lo que te refieres con ser un ángel, ¿acaso eres hijo de los dioses? Ahora entiendo por qué eres tan bello, creo soy afortunada si los dioses te enviaron para mí, después de todo la anciana tenía razón —
Ahora el sorprendido soy yo, esta criatura no tiene ni la más mínima idea de lo que conlleva ser yo mismo, ni la percepción del bien y el mal verdadero, pero es lo normal, sus creencias la orillaron a vivir bajo la sombra de la ignorancia, no entiendo como mi padre fue tan despiadado para no permitirles el conocimiento; tomo su mano y la conduzco hacia un tronco que yace en el suelo y la hago que se siente junto a mi
—Hay muchas cosas que debes saber, entre ellas, que soy una criatura maldecida por mi propio padre, no soy un dios y quizás te cueste comprender el significado de ser un demonio, pero es lo que soy, decidí venir a este mundo porque no quise que te hicieran daño, si, desde hace tiempo que he estado cuidando de ti sin que lo supieras, y al final decidí renunciar a todo porque en verdad te amo —
Digo dando una leve explicación, ella me sonríe y llevando su mano a mi rostro me acaricia la mejilla con sus nudillos, cierro los ojos al sentir el contacto, suspiro y dejo mi energía fluir, al abrirlos la noto arqueando sus cejas sorprendida
—Tus ojos brillaron como el sol —
—Frente a ti me cuesta trabajo contener mis poderes, no todo el tiempo puedo esconderme, dame tus manos y cierra los ojos, confía en mi —
Ella asiente y hace lo que le pido, libero mi energía y nos aparezco dentro de mi choza, me acerco a ella y no puedo evitar más el contacto, quiero saber que se siente, jamás he besado sus labios; con algo de duda los tomo con los míos y para mi sorpresa me corresponde, si bien no soy un experto, se me dotó de todo tipo de conocimientos, pero el sentir como su contacto es tan tímido e inocente me incita a probar más, sus manos van a mi pecho y me separa de ella rompiendo el beso
—Yo-yo, Bal, aun no soy tu esposa —
Dice sonrojada, solo le sonrío al ver su grado de pureza, la tomo por los hombros
—Casémonos hoy mismo, quiero que seas mía de ahora en adelante —
—La anciana dijo que estaba destinada a un hijo de los dioses, después de todo, creo que tenía razón, pero dime ¿Cómo llegamos aquí? —
Le sonrío y dejando mi energía fluir me desmaterializo apareciendo justo al otro lado de la choza
—¿Bal? —
Me llama y camino hacia ella que se gira en sus talones para verme, pareciera sorprendida, pero ilusionada ante la demostración de mi poder
—Te dije que soy un demonio, un ser de la obscuridad —
—Hasta en la más densa de las tinieblas existe la luz, Bal —
******* *******
El invierno llega y consigo el trabajo pesado de la familia para sobrevivir con los pocos frutos que la estación ofrece, se vive más de la cacería, aun así para nosotros es un buen momento para llevar a cabo nuestra unión ante las creencias paganas de la familia, Esther quería decirles lo que era, pero me negué, no quiero que me veneren como un dios que no soy, esta noche la luna será testigo de la unión que tendremos; le hice llegar telas finas para ella y los suyos, la ocasión será memorable, así que su padre y yo decidimos cazar desde temprano para poder tener un banquete para nuestro casamiento; salgo de mi hogar vistiendo lo que creo será adecuado para la ceremonia que será en un claro en el bosque, logro sentir sus auras, camino a paso decidido y a una corta distancia veo las llamas de fogatas danzando, la familia aguarda y una anciana de un aura un tanto espectral se encuentra justo ahí, sus ojos están blanquecinos, puedo notar su ceguera, cierto aire siniestro la envuelve y me mantengo a la expectativa
—¡Bal! —
Me llama Esther con emoción, veo que lleva una túnica hecha con las telas que le he enviado, sonrío al ver su belleza, sus rizos revolotean al viento como la primera vez que la vi, se acerca y me toma de las manos, veo más personas, unas comienzan a hacer ruido con lo que parecieran tambores, nos acercamos hasta la anciana que, si bien no ve, pareciera olfatear como si de un animal se tratara
—Tú no eres de este mundo, eres uno de ellos, estuve en el monte Hermón, con los grigori, tú eres un dios —
Al escuchar eso me quedo petrificado, ¿Cómo es que sabe lo que soy? ¿acaso alguno de mis hermanos le ha dado conocimientos a esta anciana?
—El solo es quien será mi esposo, sacerdotisa —
—Un grigori casada con la hija de un hombre, curioso, tus hermanos yacieron con mujeres y procrearon a los nephilims —
—No soy un grigori, solo soy Bal y vengo de Canaán —
Respondo frunciendo el ceño, pero no puedo evitar que mi aura se incremente, trato de ver dentro de su alma, pero hay algo que me lo impide, no cabe duda, uno de mis hermanos está con esta anciana
—Bal de Canaán y Esther, saben que esta unión es ante la presencia de los dioses, yo soy el puente que conduce a sus almas hacia el camino de la iluminación —
Suelta con misticismo, de sus prendas saca algo que apuña en su mano y lo arroja a la fogata frente a nosotros, las llamas comienzan a levantarse aún más, ruedo un poco los ojos al saber que no es más que sal simple, en definitiva, mis hermanos les enseñan cosas sin sentido que logran asombrar sus mentes cegándolos del verdadero conocimiento, se acerca y ata nuestras muñecas con un lazo
—Esta noche de luna llena, noche de los espíritus que invoco para unirlos a ustedes como hombre y mujer en un solo espíritu, una sola alma, un solo camino en el que se venerarán en cuerpo y alma, sellando el pacto con el acto de consumación con la bendición de nuestros dioses, Gaia, concede a tus hijos el don de traer hijos a este mundo, diosa acepta este sacrificio que se paga con la sangre de tus hijos—
Saca una daga de su túnica, miro horrorizado como corta la palma de Esther, pero me es más sorprendente como ella accede a semejante acción, no me queda más que seguir con eso, extiendo mi mano dejando que realice el corte, no siento dolor, pero en cuanto realiza este comienza a brotar mi sangre obscura por la herida, rápidamente junta nuestras manos
—Tu sangre es la mía, Bal —
—Tu sangre es la mía, Esther —
Respondo, la anciana comienza a servir algo en un cáliz, el olor que emana es fuerte, se lo pasa a mi amada que bebe de este y luego a mí, al probarlo siento una sensación extraña en la garganta
—Gaia los une y bendice —
Dice, aunque yo estoy algo confundido por tan extraño ritual, mis ojos solo van a mi amada Esther que me da una mirada cálida llena de su más puro amor, me acerco a ella y frente a todos la beso, esto es una demostración de amor, no esos rituales donde debe derramarse sangre, esto si es un verdadero sello
—Bal, el banquete espera, ustedes tendrán toda la noche para celebrar —
Sonrío contra los labios de Esther rompiendo el beso al escuchar la voz de Abihail
—Ya vamos padre, esposo, ya podremos estar juntos —
—Si, esposa —
******* *******
Al terminar el banquete, mi ahora esposa y yo caminamos hacia nuestro hogar, una vez que no estábamos a la vista de los demás, usé mis habilidades para aparecer de inmediato en nuestro destino, Esther pareciera nerviosa, es normal, es una doncella, imagino que está así por lo que conlleva el casamiento; veo como se acerca hasta el cubo de agua que aguarda en una de las esquinas de la choza, me acerco a ella con suma delicadeza tratando de contener mi impulsividad, no quiero que la lascivia me posea corrompiendo lo que quiero sea una unión pura, mis manos van a su cintura y comienzo a desatar su túnica, ella se queda estática, pero continúo ahora subiendo a sus hombros para desvestirla, una fina tela de lino blanco esconde su desnudez, sin que lo espere, me deshago de mis prendas quedando completamente desnudo a sus espaldas, para luego continuar con ella que se estremece ante mi tacto al hacer que lo último que la cubre vaya cayendo directo al suelo, tomo su cabello recogiéndolo hacia un solo lado y me dejo llevar rozando mi nariz contra su cuello, su piel se eriza al instante, comienzo a besarla y el aroma a flores que desprende me provoca, mi excitación crece y la abrazo aun estando a sus espaldas haciendo que su piel choque con la mía, un gemido se escapa de su garganta y siento ese deseo despertando cada vez más
—Bal —
—Ahora serás mía —
Cito para luego girarla quedando frente a frente, sus mejillas están sonrojadas y sus labios entreabiertos, sonrío satisfecho al percibir ese aroma que me invita a continuar, el aroma de su sexo reaccionando a mí, la tomo de la mano y la llevo hasta el camastro para una vez ahí recostarla, me pongo sobre de ella sosteniendo mi peso en mis brazos mientras comienzo a besarla, una nueva sensación me invade, una calidez que no tiene una explicación aún, pero que me agrada, nuestros cuerpos comienzan a adorarse, mi m*****o choca contra ella y me dejo llevar, quiero saber qué es lo que se siente, poco a poco entro en ella y lo primero que percibo es esa humedad cálida, luego una estrechez que me aprisiona el m*****o que me hace querer entrar por completo, pero si algo sé es que debo contenerme y tener paciencia, los humanos pueden salir heridos, no toleran el dolor como nosotros, así que poco a poco me abro camino en ella, noto un gesto de dolor de su parte, en verdad quisiera detenerme, pero puede más mi deseo, así que de un movimiento entro por completo mientras su gesto se contrae al perder su virtud, siento algo que es difícil describir con palabras, es lo más placentero que he experimentado, calidez, estrechez, el conjunto de aromas, todo es nuevo; nuestras miradas se cruzan y noto como el dolor ha desaparecido, tomo sus labios y comienzo a mover mis caderas de adelante hacia atrás, dejando fluir ese instinto tan animal de apareamiento, jadeos se hacen presentes, el calor me invade de golpe y el pulso se dispara, el latido de mi corazón es ensordecedor, jamás pensé llegar a este momento delirante, algo prohibido por mi padre, pero que hace de la tentación lo más deseado, lo más anhelado, siento como su interior se contrae dándome aún más placer, sus dedos se clavan en mi espalda y se arquea dando un grito cargado de satisfacción y solo unos movimientos después me dejo llevar, sintiendo como mi esencia fluye hacia ella, dándome la sensación más increíble de este mundo, me desplomo ocultando mi rostro en la curva de su cuello, ella acaricia mi espalda, nuestras respiraciones se van normalizando poco a poco
—Te amo, Bal —
—Y yo a ti, Esther —
******* *******
—Bal, tengo un mensaje para ti —
Me encuentro trabajando en una cerca, debemos traer animales a este lugar para criarlos y así poder tener alimento, la anciana interrumpe mi tarea, le doy una mirada y esa aura tan sombría me hace estremecer
—¿Quién la envía? —
—Quien me ha otorgado mis dones me dio la encomienda de decirte que puedes tener una vida como un simple mortal, dejar de ser dios y así poder perecer algún día para reencarnar en la siguiente vida al lado de Esther —
Arqueo mi ceja un tanto incrédulo, pero ella sonríe y de su túnica saca una pluma blanca
—Me dijo Adriel que te diera esto —
Mis ojos se abren cual platos, ¿será que mi hermano está interviniendo para que mi padre me otorgue el perdón? ¿será alguna forma de salvar mi alma y la de ella del pecado? No estoy seguro, pero necesito escuchar a esta mujer, tomo la pluma y la reviso, noto la energía que emana, no cabe la menor duda, es de mi hermano
—Quiero hacerlo, lo que sea, pero debo vivir tal cual mi esposa lo hace, quiero poder morir a su lado y juntos ir al reino de mi padre para amarnos por siempre —
Siento anhelo, esperanza, miles de sentimientos se arremolinan dentro de mí al presentarse estas palabras que se vuelven promesas en mi mente
—Tu anillo, ese que sella tu poder, lo debes de quitar de tu dedo, ocúltalo y pide tu redención, con ello se te quitará tu poder dejándote como un mortal —
—¿Eso es todo? —
—No creo que tu hermano mienta, ya te lo dije, solo soy un canal para los espíritus —
Dice haciendo una reverencia, miro mi mano por unos momentos, espero estar haciendo lo correcto, despejando mis dudas de inmediato, retiro el anillo de mi dedo, no confío en esta anciana para dárselo así como así, pero se quién puede ayudarme, es mi hermano, creo no me daría la espalda cuando nos hemos dado paz, dejo mis herramientas a un lado y paso de largo a la anciana, me concentro buscando el aura de Asmodeo y una vez la encuentro decido dejar fluir mi energía para aparecer frente a él, no está lejos de mi hogar, miro con repugnancia el escenario, justo en un claro veo como de forma grotesca posee el cuerpo de una mujer, la lujuria está en el aire, logro escuchar la carcajada de su parte y al mirarme decido voltear a otra dirección
—Bal, ¿Quieres unirte? —
Pregunta sin una pizca de pudor, trago en seco y mis manos forman puños, es increíble que actúe de esa manera
—Asmodeo, no seas sin vergüenza —
—No lo soy, las mujeres sodomitas son las mejores amantes, puedes hacer lo que desees con sus cuerpos —
La mujer suelta un gemido y yo solo me tenso, no puedo concebir un acto así, un cuerpo debe ser adorado, creo que Asmodeo se dejó corromper por completo, ¿Acaso estas son las enseñanzas de Lucifer?, escucho como suelta un rugido y después todo es silencio, unos pasos se aproximan y toca mi hombro, me giro en mis talones y frunzo el ceño al verlo desnudo
—No entiendo el porqué de tu rechazo, después de todo tu cuerpo y el mío no son tan diferentes Bal, ahora dime ¿Qué es lo que quieres? —
—Eres el único en este mundo al que le puedo confiar una tarea tan importante, puedo asegurar que no me traicionarías —
—A diferencia de ti, yo sería incapaz de darte la espalda, ahora, deja de ser tan solemne, ¿Qué deseas? —
Sus ojos centellean rojizo, suelto una pesada respiración y estiro mi mano hacia él
—Necesito que guardes esto por mi —
Estira su mano hacia mí y le entrego el anillo, arquea una ceja al notar de que se trata
—Bal, pero esto te marca como un príncipe ¿Por qué dármelo, así como así? —
—Yo caí a este mundo por amor a una mujer, arriba están intercediendo por mi para redimirme de mis pecados, se me ofrece una salvación para que el alma de mi esposa y la mía puedan vivir en la eternidad —
Suelta la risa y yo solo frunzo el ceño molesto ¿Sé está burlando de mí?
—¿Qué te causa tanta gracia, Asmodeo? —
—¿En serio? ¿Renunciarás a todo lo que se te ofrece aquí en la tierra por volver con nuestro padre? Es una completa locura, sufriste el dolor de perder tus alas para nada —
—¿Puedes con la tarea? Si o no —
Digo serio, su expresión cambia, me mira con seriedad, pareciera analizarme
—Te ayudaré, espero algún día comprender tus acciones —
—Gracias, Asmodeo —
—Sabes que si te arrepientes puedes contar conmigo, con solo decir mi nombre estaré ahí —
Asiento y me giro en mis talones alejándome del lugar, ha llegado el momento de hacer lo que realmente deseo, vivir como mortal al lado de la mujer que amo y luego perecer a su lado para nacer como almas inmortales en el reino de los cielos, noto que mis pies me han llevado justo al lugar donde alguna vez arranqué mis alas, sonrío para mis adentros
—Justo aquí, a la luz de este día, yo, Balberith, pido mi redención, para ser un mortal, que al morir mi cuerpo se volverá polvo, pero mi alma irá hacia la luz de mi padre por la inmortalidad prometida —
Suelto y siento como mis piernas flaquean, una sacudida me hace estremecer, mi visión por unos momento se vuelve borrosa, siento como si algo saliera de mi cuerpo debilitándome rápidamente, un humo n***o sale de mi interior de inmediato, mis ojos comienzan a cerrarse sin responder a mis deseos y siento como caigo en el suelo estrepitosamente sin saber más de mí.