—¿En qué piensas, Bal? —
Pregunta Adriel poniéndose a mi lado, es la primera vez en días que no lo evado, creo que ha llegado el momento de hablar, no estamos para perder el tiempo ante los hechos que ocurrirán pronto, le doy una mirada y suelto una pesada respiración
— ¿Qué sucedería si te digo que ya encontré el alma que se me encomendó? —
— Te felicitaría por cumplir tu misión, pero dime, ¿Qué es lo que te tiene afligido, hermano? —
Lo miro a los ojos, está esperando una respuesta
— Ella es el ser más puro sobre la tierra, un alma noble y bondadosa, con una gracia sin igual, pero pagana —
Las cejas de Adriel se arquean en señal de sorpresa, creo que no se lo esperaba
—Bal, un alma así no tiene salvación —
—Pero ella es virtuosa, Adriel, no se le puede condenar, ella puede aprender sobre el amor a nuestro padre, yo podría mostrarle y…—
Mi hermano levanta su mano silenciándome, niega con su cabeza y me da una mirada severo, no comprendo porque negarse a salvarla
—Los elegidos de nuestro padre están marcados, desde el nacimiento, le guardan devoción a él y solo a él, por lo tanto, las almas paganas deben destruirse, Bal, ella está condenada al limbo, su ausencia de un verdadero amor a nuestro padre la condena hasta el fin de los tiempos en espera de destruir su alma —
Mis ojos se abren cual platos ante semejante respuesta, no pueden negarse, ella no merece ser destruida, mis manos forman puños a mis costados, siento ese vacío embargando mi corazón, no puedo permitirles el destruirla ¿acaso esto es lo que Lucifer quiso evitar con Lilith?, tenso mi mandíbula y siento como mi energía fluye a través de mi cuerpo recorriéndome de pies a cabeza, Adriel retrocede un paso al notar mi descontento
—Es un alma pura y virtuosa, puede salvarse, no, ¡debe salvarse! Puedo mostrarle la salvación —
—Eso está prohibido, sabes bien que nuestro padre condena el interferir en las vidas humanas, mira cómo ha terminado Lucifer por ello —
Explica con cierto tono de desesperación, pero me reúso a escucharlo, tengo que salvarla, el tiempo corre y no precisamente a su favor, me giro en mis talones dándome la media vuelta
—¿A dónde crees que vas, Bal? —
—A hacer lo correcto —
—Hermano, no puedes retar la voluntad de nuestro padre, no soportaría que te enjuiciaran, piensa en los que te amamos, en los que te acompañan en cada día de tu existencia —
—Lo intentaré, debo irme —
Respondo serio mientras me encamino alejándome de él, es hora de ir a la tierra, necesito ocultarme para interferir con este genocidio, Esther debe salvarse, ella es inocente y ajena a todo esto, sé que el destino dicta que pronto habrá un diluvio que hará que la tierra quede cubierta por completo de agua ahogando a cuanta alma pecadora este en su camino, oí hablar de los grigori, doscientos ángeles que bajaron a la tierra a saciar su curiosidad con mujeres, causando terror y confusión, los mortales los creen dioses y los veneran como tal, han engañado a las hijas de los hombres entregándoles conocimiento que no les corresponde tener, les han enseñado el arte de la guerra a los hombres y eso ha llevado a la perdición al mundo, concibiendo seres llamados nephilims, pero ¿Por qué no solo acabar con ellos y dejar vivir a los humanos? ¿tanto se han degenerado como para que no haya manera de enmendar sus errores? O será solo un capricho de mi padre, no tengo idea, cada vez estoy más confundido, son demasiados hermanos que se han unido a la cruzada de Lucifer por alguna razón, siento la duda embargándome, tengo muchas cosas que considerar, pero lo que si tengo seguro es que salvaré a Esther a como dé lugar, sin importarme lo que digan Adriel y los demás.
******* *******
Oculto entre las sombras me encuentro vigilando al alma más dulce que mis ojos han visto, ella aguarda cerca de un arbusto con su arco y flecha dispuesta a cazar a un ciervo, no se rinde, es increíble la voluntad que tiene para cumplir con su cometido; el ocaso se hace presente, tengo poco tiempo, la noche esta por caer y no queremos que corra peligro, no solo yo rondo estos lugares, mis hermanos caídos se han dejado corromper por la obscuridad y según los relatos de la guardia, sé que corrompen a los mortales mientras se ocultan en las sombras, nadie sabe que estoy tras ella, no le mencioné a nadie que bajaría, si bien tenemos prohibido mantener secretos, esto es necesario, de pronto un fuerte escalofrío me hace estremecer, siento la energía de uno de mis hermanos, agacho mi cabeza soltando una pesada respiración al saber de quien se trata, una parte de mí se esperaba que viniera a ver lo que me proponía, pero me niego a detener ni accionar
—Bal, te dije que no tiene salvación —
Enfurezco ante tales palabras, no voy a detenerme, no ahora
—¡ELLA ES INOCENTE! No tiene por qué terminar así, es un alma pura, su corazón está lleno de inocencia y…—
—Jamás creí que tú, mi hermano más cercano, fuera a experimentar estos sentimientos tan vanos, no está permitido, tienes que regresar de inmediato arriba, padre nos espera —
Suelta con tono de decepción interrumpiendo mi discurso, yo no estoy dispuesto a perderla, la ira crece poco a poco en mí, invadiéndome
—¡NO! No estoy dispuesto a que destruyan su alma, es una injusticia, es innecesario, tanto como lo fue la tortura hacia Asmodeo, tortura la cual permitiste —
Señalo y el solo se pasa las manos por su cabeza con frustración, es la primera vez que estamos en total desacuerdo, la primera y única discusión que hemos tenido, camina de un punto a otro mostrándome su desesperación, quiere convencerme de lo imposible
—Michael solo seguía ordenes de nuestro padre, todo tiene un porqué y lo sabes, el destino así es, no hay opciones —
Explica haciendo ademanes con sus manos, esta es mi señal, ellos no se rendirán hasta verla destruida, seguro creerán que es mi capricho y se ensañarán con su alma
—Claro que las hay, yo la salvaré —
Ya no hay duda en mi corazón, ahora todo el conocimiento ha despertado para darme la iluminación necesaria, Lucifer tenía razón después de todo, esto está mal, debo actuar, según nuestro padre, el amor es un sentimiento tan fuerte que vale la pena salvar, nos pidió amarnos, no creo que sus palabras estén huecas, mis manos toman con fuerza mis alas mientras comienzo a tirar de ellas, me armo de valor al sentir algo de dolor por primera vez en mi existencia
—¡NO! Bal, no lo hagas, ¡DETENTE! —
Grita Adriel, yo solo niego con la cabeza, el horror en su mirada se materializa
—Ya no hay vuelta atrás, la amo —
Digo sin dudar y con el uso de toda mi fuerza, me arranco todas mis alas a la vez, el dolor es indescriptible, jamás había experimentado tal sensación, grito fuertemente mientras las lágrimas recorren mis mejillas, la sangre comienza a brotar y los ojos de Adriel se cristalizan al verme en tal estado, pero no se acerca, solo está ahí parado viendo el espectáculo, me siento desfallecer con esta agónica tortura, una estela de luz blanca sale de mi cuerpo
—Ba-Bal, es tarde, eres un traidor, debo irme, padre debe saber los horrores que has cometido hacia ti mismo, lo siento mucho, hermano —
Lo escucho por última vez, su voz denota el sufrimiento quizás por verme en tal estado, caigo de rodillas al suelo mientras dejo caer mis alas a los costados, respiro agitado, el dolor me embarga, pero era necesario este sacrificio para poder salvar a la joven alma, de pronto, los restos de mis alas comienzan a calcinarse por sí solas, volviéndose cenizas al instante que son llevadas por el viento, suspiro, siento tristeza al notar lo que he perdido, pero sé que vale la pena, a duras penas me pongo de pie tambaleándome por el gran esfuerzo requerido y noto solo a unos pasos un par de plumas, tienen mi sangre en ellas, son las únicas que han logrado sobrevivir, decido tomarlas, debo guardarlas como si de un tesoro se tratasen, son mi recuerdo de arcángel, sonrío mientras las contemplo en mis manos, dejo la energía que aún tengo fluir y decido cavar un agujero justo en este lugar, arranco un pedazo de mi túnica y envuelvo este par en el trozo de tela para luego sepultarlas
—Ustedes me recordarán la importancia del amor, los sacrificios y la lealtad, si algún día la duda me embarga, vendré hacia ustedes para sacar cualquier cosa que abrume mi pensamiento e inquiete mi alma —
Digo para mí, necesito descansar, el dolor me ha agotado, no puedo tomarme esto con calma, pero necesito sanarme antes de continuar, si se requiere pelear, lo haré, pero no ahora, una noche me bastará para renovarme.
******* *******
Siento el calor invadir mi cuerpo poco a poco, abro mis ojos lentamente, puedo contemplar el alba, es la primera vez que puedo ver un amanecer desde este ángulo, respiro el aire fresco, una leve brisa cae, los ruidos de la naturaleza me hacen mirar a mis alrededores, es como si fuese una creación recién nacida, estoy conociendo este mundo desde otra perspectiva, dejo mi energía fluir, no puedo mostrarme en mi verdadera apariencia, así que decido adoptar esta forma humana que he diseñado cuidadosamente, mi cuerpo cambia conforme me pongo de pie, es hora de intervenir en el destino, doy un par de pasos caminando decidido, es bueno el aún conservar mis habilidades después de la caída, entonces, ¿Qué es lo que nos quita Dios al caer? Me encojo de hombros ante tal duda, todo pareciera igual salvo por mis alas, de pronto siento un aura, es ella, Esther, me escondo entre los árboles, a lo lejos siento más auras, mortales, seguro su familia, pero ella viene en esta dirección, aguardo y sonrío al ver como con gracia camina con un cubo de madera en sus manos
—Es un hermoso día, gracias, diosa de la vida por dejarme contemplar un nuevo amanecer —
Suelta a la vez que una sonrisa ilumina su rostro, se agacha un poco tomando agua del río, una criatura tan delicada haciendo este tipo de labores donde se requiere de fuerza, pero ella pareciera hacerlo con gusto, arqueo mis cejas sorprendido al escucharla tararear mientras camina de vuelta por donde vino
—Esta vez si podré cazar a ese ciervo, ayer te escondiste, pero te encontraré y te llevaré a casa, el invierno caerá y necesitamos comida —
Dice con determinación para sí misma, creo saber cómo acercarme a ella, lo cazaré y se lo entregaré, esa será mi ventaja, cuando estoy decidido a ir tras ella siento un aura, si bien es cálida sé que para mí significa problemas, me giro en mis talones y justo ahí comienza a materializarse una estela de luz, frunzo el ceño al ver a Gabriel ante mí, él es un mensajero ¿a qué ha venido? ¿a convencerme de volver? Jamás, no traicionaré mi causa
—Bal, mi padre me ha enviado… —
—No estoy dispuesto a regresar, Gabriel —
Respondo interrumpiéndolo, el me mira serio y niega con su cabeza
—Se te ha acusado de alta traición —
Dice a la vez que saca un pergamino y lo extiende para después comenzar a leer
—Tus acciones han provocado deshonor a nuestros hermanos, como es posible que un arcángel haya violentado contra sí mismo por algo tan vano, es por eso que ahora se te condena a servir a la obscuridad… —
Deja su frase inconclusa por un momento y siento energía fluir dentro de mí, a mi alrededor se forma un círculo de fuego azul, comienzo a sentir miedo, el terror me embarga
—Al haber cometido tan aberrante barbarie se te condena a gobernar junto a Lucifer en la obscuridad, rodeándote de todas aquellas almas que fueron violentas con ellas mismas y con otros, todo acto en el que se derrame sangre recaerá en ti, siendo tu pues un ser lleno de ira… —
—¡NO! —
Grito al sentir el dolor de las llamas quemando mi ser, luego estas cambian a un color verdoso y mi cuerpo cambia, mi piel palidece y sobre esta inscripciones aparecen como heridas sangrantes, pero esta sangre ya no es dorada, sino negra, los dedos de mis manos se deforman formando garras tan afiladas y obscuras como la obsidiana, mi cuerpo corpulento comienza a deformarse aún más dándome la apariencia de esos gigantes que han causado terror ante los humanos, mi cabello crece cayendo suelto sobre mi rostro cubriendo mi visión, un dolor fuerte en mi espalda me hace caer de rodillas, mis ojos se cristalizan formando lágrimas, esto es sumamente doloroso, siento como brota algo de mí, logro girar mi cabeza un poco y veo mi sombra, un par de alas crecen de nuevo, pero estas no tienen plumas, son horribles, monstruosas, son cubiertas por una especie de membrana color n***o, muy parecidas a las de esas criaturas llamadas murciélagos, pero su extensión es grande, trato de voltear lo más que puedo mi cabeza para ver un poco mi espalda, siento algo escurriendo, con cuidado llevo una de mis manos y noto que es mi nueva sangre
—Ahora eres condenado, demonio, a vivir sin la luz del padre, siendo el príncipe de la ira y violencia, tu nombre a partir de ahora será Balberith y con este anillo… —
Dice haciendo flotar hacia mí un anillo de plata con una piedra azul sobre este, noto al costado la inscripción con mi nueva identidad
—Se te sella a tu principado, jamás podrás volver a la luz, no hay oportunidades para los caídos, ya no perteneces a la gracia ni a la misericordia, Balberith —
Mi respiración es entrecortada, el anillo aparece de inmediato en mi dedo y con este se sellan las declaraciones de Gabriel, siento la energía fluir desde ese punto recorriéndome por completo, mi cuerpo se sacude y las llamas a mi alrededor desaparecen junto a una estela de luz blanca que sale de mi interior
—¿Qué fue eso? —
—Lo único que te ataba al reino de los cielos, tu esperanza se ha ido, buena suerte, Balberith, lamento tu desgracia —
Dice con un tono lleno de soberbia y autosuficiencia, frunzo el ceño, aún no logro comprender del todo mi transformación, siento mi energía, sigo siendo fuerte, quizás algunas de mis habilidades cambiaron y probablemente ya estoy lejos de la luz de mi padre, pero ¿Qué con eso?, debo seguir con mi plan; frente a mis ojos Gabriel se desmaterializa en un haz de luz dejándome solo, suelto una pesada respiración, estoy cansado, debo probar si aun puedo tomar mi forma humana, no queremos asustar a mi alma por salvar, pero ¿ahora como la salvaré de esto? No puedo llevarla a los cielos, pero alguna ventaja debo tener al ser un príncipe de las tinieblas, algún tipo de poder que pueda ejercer para salvarla de una manera u otra, creo que eso lo sabré a su debido tiempo; cierro mis ojos y concentro mi energía para cambiar mi apariencia, poco a poco esta me recorre y al abrir los ojos veo como mis alas han desaparecido, en mis manos ya no hay garras, mi color de piel ha cambiado, llevo mis manos a mi rostro, el vello de mi barba pica en mis palmas, aun puedo tomar una forma humana, así podré acercarme sin problemas a Esther, me asomo entre los árboles, pero no está, trato de rastrear su aura, se ha alejado, creo que Gabriel se llevó mucho de mi tiempo; decido caminar a paso apresurado por los alrededores, está cerca, puedo sentirla, doy un par de pasos más y sonrío al verla sentada sobre un tronco mientras con una mano sujeta una de sus flechas
—Tú me ayudarás a atravesarle el corazón a ese ciervo —
Dice hablando solo, arqueo una ceja curioso, puedo decir que es entretenido verla, pareciera pulir la punta de la flecha contra una roca, si me acerco así a ella puede pensar que trato de hacerle daño, necesito fingir ser un cazador, miro sus armas y chasqueando mis dedos materializo en mis manos un arco y unas pocas flechas, sonrío con autosuficiencia , llegó la hora de tener el primer contacto con Esther, me encamino un par de pasos y una rama cruje bajo mis pies, ella se sobresalta y me apunta con su arco
—¿Quién eres? —
Pregunta un tanto alterada, yo solo levanto mis manos en señal de rendición
—No quise asustarte, yo también estoy cazando, tengo un tiempo siguiendo a un ciervo que vi que se dirigió a este lugar, pero si quieres puedo ir por otro lado, por cierto, mi nombre es Bal —
Noto como arquea una ceja y se encamina hacia mi aun con cautela en sus pasos, me rodea y me mira de arriba abajo
—No eres de por aquí ¿cierto? La tela de tu túnica es bastante fina, no pareces cazador —
—¿Puedo saber tu nombre sin que me trates como una presa? Vengo en paz —
Pregunto y ella solo frunce el ceño y suelta una pesada respiración, se pone frente a mi bajando el arco
— Mi nombre es Esther, hija de Abihail, no necesitas irte, el ciervo no está aquí, estoy esperando a que aparezca —
—¿Por qué una mujer debe cazar? —
—Solo tengo hermanas y yo soy la mayor, mi padre está trabajando con los cultivos junto a mi madre y hermanas, está enfermo y yo prometí por los dioses que llevaría un ciervo a casa, el invierno llegará pronto y necesitamos comida —
Explica mientras desvía la mirada en otra dirección, veo como sus mejillas se sonrojan, dejo mi energía fluir y sonrío al poder escuchar sus pensamientos, Esther, eres una estúpida por dar razones a un extraño, sonrío de medio lado y doy un paso al frente
—Te propongo un trato, yo cazo el ciervo por ti —
—No tengo nada que ofrecer a cambio —
—No necesitas darme nada, quiero dártelo —
Noto como frunce el ceño de nueva cuenta, estoy desconcertado, ¿la he molestado? No entiendo, solo estoy siendo amable con ella ¿Qué hay de malo con eso?
—No necesito tu lástima, Bal, sé cazar, así que iré tras ese animal sola —
—Oye, no te tengo lástima, solo quería ayudarte, no seas orgullosa —
—¡ESTHER! —
Escucho el grito de la que creo es la hermana más joven, Esther me pasa de largo dirigiéndose hacia la fuente de la voz
—¿Qué pasa, Ruth? —
—Mamá hizo pan, debes probarlo, y ¿Tú quién eres? —
Pregunta la pequeña pelirroja, Esther la toma de la mano y tira de ella
—Es solo un extraño que se equivocó de camino, vamos con mamá, tengo algo de hambre —
Le responde, yo solo me quedo algo contrariado en mi sitio, creo que esto será más complicado de lo que creí, debo ganarme su confianza de un modo u otro.