—Bal, esposo, despierta — Escucho la voz de Esther, poco a poco logro abrir mis ojos, sonrío al verla, su cabello es tan brillante como el sol y esos ojos que asemejan piedras preciosas lucen aún más hermosos, llevo mi mano a su mejilla y la acaricio —Lo siento, no quise preocuparte— —¿Qué ha ocurrido? Mis hermanas y yo te encontramos en el bosque, la anciana dijo que harías algo importante — Me acomodo sentado, doy una respiración profunda, llevo mi mano hacia mi túnica sacando el pequeño cuchillo de caza que llevo siempre conmigo y con este hago un pequeño corte en mi mano, siento el dolor invadirme, jamás creí que podría experimentar esto, bueno, muchas cosas he experimentado al llegar a la tierra, pero esto sin lugar a dudas no me agrada, veo como la sangre mancha mi piel, es tan

