Capitulo 2

879 Words
━━━━⊱ Aiden ⊰━━━━ Hoy era mi primer día en ese puto instinto, aunque no quería ir mamá me obligó, ya que según ella podría hacer muchos amigos y rehacer mi vida, aunque ese me vale mierda, no estaba en mis planes hacer amigos. Al estacionar mi auto, había un grupo de chicas desde lejos susurrando entre ella, sin duda eran las típicas niñas populares, las rubias teñidas, aunque no todas están rubias, cada uno tenía un color de pelo diferente. Cada vez que me acercaba eran más claro esos susurros. — ¿Es él, de quién estabas hablando? — susurro la rubia sin disimular que hablaba de mi. — Verdad que está guapo — la pelirroja no dejaba de mirarme con una sonrisa pícara en el rostro, solo hice una mueca. — Está buenísimo — Comentó la castaña mirando a sus otras amigas y juro que casi estaba babeando. — No tiene nada de guapo — La rubia volvió a murmurar. — Lo dices porque tienes novio mi amor — La pelinegra Siseó a la Rubia quién rodea Los ojos. — ¡Lo puedo escuchar, sabes! — Alzó la voz pasando al lado de ella, pero qué discreta eran, que se note que es sarcasmo. — ¡Oye guapo, no quieres divertirte! — Ofreció la pelirroja con una sonrisa, sin embargo, no estaba en mis planes meterme con la primera chica que sé que encontrará en ese puto instinto, y menos con esas niñas de papis, sacándole el dedo entre adentro de ese instituto. ***** 「 ✦ Charlie ✦ 」 — Qué carajo le pasa a ese cabrón, nos sacó el dedo, mejor que se lo meta en el culo — insulte era el primer que un chico nos sacará el dedo y menos a ¡Nosotras! — Tal vez sea gay — Siseó Tatiana con una sonrisa. — Te saco el dedo Rebeca — Maddison se rio divertida por lo que acaba de pasar — es la primera vez que un chico te rechace a la primera Rebeca — Se burló con una sonrisa mientras que Rebeca se cruza de brazos. — Vas a ver qué muy pronto lo voy a tener en mi cama, siempre ganó. — Pronunció segura de si misma y todas soltamos una carcajada. — Lo veremos, ese bombón no parece ser fácil — el timbre de la campana nos interrumpe cuándo todos los alumnos comenzaron a salir uno por uno. — Hola preciosa — Los labios de Yael se apegan a mi cuello dejando pequeños chupones — ¿Me extrañaste?— Me dio vuelta tomando mis labios a su Merced, no dudo en corresponder pasando mis manos alrededor de su cuello, mientras siendo como su mano aprieta mi trasero. — Nuevamente comiendo enfrente de los pobres —Las chicas se fueron retirando una por una, para hacer de las suyas. Los Labios de Yael se separan de los míos escuchando el silbido del beso. — Te quiero coger justo aquí rubia — Aprieto mi cintura. — Lo puedes hacer — Sonríe divertida y él corresponde aquella sonrisa. — Te haré de todo, pero no aquí. *** Me dejó en la mesa para meterse entre mis piernas besando mi cuello y recorrer sus labios en mi cuello — Ah~ — Un jadeo se me escapa al sentir como mete su mano bajo mi falda, pero una tos falsa nos interrumpe — Al parecer soy invisible — Era ese maldito nuevo sentado en la ventana con un cigarro en su Maldita boca, ¡Genial! Tenía que arruinar mi maldito momento. Frustrada y un poco avergonzada, empuje a Yael para arreglarme la ropa y él hizo lo mismo para salir de la sala y dejarme sola con ese nuevo ¡Hijo de perra! — ¿Qué mierda haces aquí? — Eso debería preguntarle a ustedes, porque mierda vienen aquí especialmente para coger. — eso no es de tu incumbencia, yo elijo el lugar y dónde quiera coger no tengo por qué estar dándote explicaciones —Frunció los ceños y luego sonrió, esa misma sonrisa y comenzó acercarse con pasos suaves, mientras que retrocedo lo más que pueda de ese cabrón. Quedo justo enfrente de mí, evadiendo completamente mi espacio personal. — Pero yo estaba aquí y no quiero ver porno rubia teñida — ¿Rubia teñida? Ese maldito me acaba de llamar ¡¿Rubia teñida?! — ¿Me acaba de llamar Rubia teñida? — Me hervía la sangre, nunca me había caído tan mal una persona al conocerlo por primera vez, pero ese idiota ganó el primer lugar. — ¿Acaso no lo eres? — su sonrisa burlona era evidente. — Teñida tu abuela maldito mugroso de mierda ¿Quién te crees? — Se acercó más y no tuve más opción que terminar retroceder nuevamente causando que mi espalda golpeé la pared. — Mira mocosa, conmigo no te metas. — O si no qué ¿Crees que te tengo miedo? — lo rete con la mirada, se podía ver las chispas en nuestros ojos. — Me conocerás, ahora sal de camino — sin darme cuenta estaba de espaldas en la puerta, no me dejó quitarme y solo me apartó con brusquedad para salir de esa Maldita sala de un portazo. Menudo cabrón, es ese tipo.
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