― ¿Entonces solo te lo pidió así y ya?
― Si, me tomó por sorpresa.
― Y tú ni corta ni perezosa le aceptaste la invitación.
― ¿Y que querías que dijera? ¿Qué me negara?
― Pues claro… él se lo merece.
― No Huesitos… ¡ay, ay, eso duele!
Laura dejó escapar una risita tranquila al ver a su amiga sufriendo mientras ella le depilaba las cejas.
Cuando Loren la llamó avisándole que necesitaba su ayuda, no se imaginaba cual podía ser el motivo, por eso, después de que Loren le contara todo el acontecer luego de que ella la dejó en el frente de la cafetería, Laura arribó a la habitación de su amiga con todo un cargamento: un arsenal completo de equipos de maquillaje y de belleza.
A Loren al principio todo aquello le pareció una exageración, pero tal como Laura se lo hizo saber, esa noche se i
