Camilo Sentí que me hervía la sangre, el alma, sentí unos enormes celos, quise gritarle a Fernando que ella ahora me pertenece, que es mía. Que la hice mía, que la ame, y que así quisiera seguir haciendo, claramente estoy sobrando, yo no soy nadie, solo un aparecido. Mejor me esfumé de ahí, no quería martirizarme, no quería ver a Ariana besarlo, y menos después que probé sus dulces y delicados labios, después de tocar su cuerpo, de saciarse por completo de ella. Subí a mi habitación, maldije, no una si no me miles de veces, quiero ser yo quien la toque, y muero de celos saber que mi hermano si lo puede ser a su antojo, en cambio yo debo hacerme a un lado. Estuve encerrado prácticamente toda la maldita tarde, en un momento quise salir, solo que la risas de ellos me detuvieron e hiciero

