Prohibida Tentación

¡Por Dios!

Ariana

Me siento en el borde de la cama de Camilo, veo que me mira más de lo normal, quisiera decir que no me incómoda, pero sí, y más por qué cada vez que lo alzó a mirar él tiene su mirada puesta en mi.

—Auchh. —Deja salir un grito de dolor que logra sacarme de mis pensamientos.

—Lo siento Camilo no sé en qué estaba pensando —digo mientras él solo hace una mueca de dolor.

—Tranquila Ariana, tú no hiciste nada —respondió estirando su mano, para después tocar la mía.

La verdad la retiró de inmediato, por más que trato de ser cordial con el, no dejo de sentirme apenada por el encuentro que tuve con él el día de ayer, debió pensar que soy una loca ninfómana.

—Bueno señor Rodríguez, creo que es todo por hoy, me imagino que tienes hambre así que voy a preparar algo rápido para cenar.

Él asiente y la verdad yo prefiero salir como alma que lleva el diablo de la habitación de Camilo, y mejor ir a llamar a Fernando en el es quien debo pensar.

Le marcó más de tres veces y como ya es costumbre en sus viajes no responde, qué manía la de Fernando no se que le pasa últimamente, apenas llevamos seis meses de casados pero se comporta como si lleváramos años, si se que tal vez sea mi culpa por querer tener un hijo.

Pero es que quiero tener un pequeño fruto de nuestro amor, al que por lo visto no le importa nada. Bueno mejor alejar todos esos pensamientos y mejor voy a preparar algo para mi cuñado bueno y para mí, ya que si no como algo mi estómago amenaza con armar la tercera guerra mundial.

Me pongo unos shorts y una blusa de tirantes para estar algo más cómoda y salgo con rumbo hacia la cocina, solo que al llegar siento un rico olor a comida

—Ummmm, ¡qué rico huele! —digo al ver a Camilo de espaldas entretenido cortando unos vegetales.

—Pues siéntese por qué la voy atender como una reina, ¡Perdón!, No quise decir eso —dice agachando su mirada.

«Dios Ariana, no digas nada, no digas nada»

—Tranquilo no ha pasado nada, pensé que sería yo quien haría la cena —hablo para quitar ese momento tan incómodo que acaba de pasar.

El deja salir una sonrisa ladeada y como ya se le está haciendo costumbre me mira fijamente, toma una cuchara y saca algo de lo que por lo visto está cocinado y me da a probar.

—¿Qué tal? —pregunta, y yo siento que estoy en el cielo, hace mucho que no probaba una salsa tan deliciosa.

—Ahh, la verdad está exquisita, pero ven déjame ayudarte, no creo que así con esa pierna enyesada, puedas moverte tan fácil

Ingreso también a la cocina, mientras él me mira fijamente con una sonrisa dibujada en su rostro, tomo un vaso con lo que aparece es una salsa para licuar, solo que tropiezo con el bastón de Camilo y riego todo su contenido en su pecho, para después caer yo también al piso.

El intenta tomarme, solo que yo caigo como un tronco al piso.

—¡Ariana! —grita Camilo.

—¡Perdón! —digo.

—Pero mírate estás hecha un desastre —dice, mientras mi mirada viaja a mi cuerpo y la verdad si, tengo todo mi cuerpo lleno de salsa roja, aunque él no se queda atrás, también está rojo.

Me pongo de pie, pero mejor me hubiera quedado abajo, pues mi cuñadito se había quitado la camisa dejándome ver su torso desnudo y bien trabajado, trago saliva y más cuando él se acerca para limpiar el desastre que hice sobre los dos.

—No es necesario, mejor me voy a dar una ducha —dijo tomando su manos para que se detenga.

—¡Perdóname Ariana!, Pero si es mejor ir a darnos un baño antes de la cena —responde, se inclina para tomar su bastón y sale caminando despacio.

Me dejé caer sobre piso, en verdad soy un desastre, me río al recordar en la forma en que caí, y en la que volví a Camilo, aunque más me llena de gracia es fue ver su cara de preocupación al ver que me estampe contra el piso.

Me pongo de pie y voy directo hacia el baño, me despojo de toda mi ropa, solo que al girar noto que el baño no estaba solo, llevo mis manos a la cabeza, «por Dios»

—¡Ariana!, ¿Qué haces aquí?. —Llevo mis manos directo a mi pecho y a mi zona íntima tratando de tapar, lo que ya mi cuñado vio a la perfección.

El se giró de inmediato, e intentó también taparse, pero al igual que el ví absolutamente todo.