Fernando
Toda la maldita noche mientras me follaba a Eva, de mi mente no salía Ariana, " maldición" no quiero pensar que me estoy encaprichando con ella, eso no.
Nunca, ella sería la última mujer en la que me podría enamorar, además ella no le llega ni a los talones a Marcia.
—¿A dónde vas bomboncito? —hablo Eva sacándome de mis pensamientos.
—¡Es hora que te largues!, yo debo volver a casa —dije, me coloque de pie y fui directamente al baño.
Al salir del baño, ahí seguía ella durmiendo plácidamente, negué con la cabeza, tomé mi billetera, salí, azotando la puerta, no sin antes dejar unos cuantos billetes, se que ella lo hace por dinero, así que quién soy yo para no darle su bonificación por su buen servicio.
Subí al auto, se supone que debería ir directamente a la oficina, pero no,
