CAPITULO 3

3313 Words
Aquel primer roce de manos fue una sensación que Lorraine mantendria dentro de su cabeza, aquel agarre firme pero seguro la cautivo. La sensación que le otorgó tomar su mano fue incomparable. Sintió un cosquilleo y por unos breves segundos se sintió perdida en aquella mirada profunda, sus piernas parecieron gelatina, pero para todos eso pasó desapercibido porque supo controlarse perfectamente. De manera involuntaria cientos de imágenes le llegaron a su cabeza, dándose un beso el día de su boda, la noche de bodas, el nacimiento de su primer hijo y cientos más que por alguna extraña razón la hicieron emocionarse. La francesa observó en aquella cinemática su aprobación para casarse con él, le había agrado, era un hombre inteligente y sumamente atractivo, se atrevía a decir incluso que más atractivo que en las imágenes de prensa. —Nos sentimos muy contentos de recibirlos en nuestra casa, aunque creo que lo correcto hubiese sido que nosotros asistiéramos a la suya. Respetando las tradiciones—dijo Deborah rompiendo el silencio de la mesa mientras tomaban la merienda. Giovanni no parecía ser un hombre de muchas palabras, hablaba cuando se le solicitaba y de vez en cuando soltaba algún comentario para hacerse partícipe de la conversación, pero no más. —Oh, no debes preocuparte, para nosotros ha sido un placer que nos recibieran en su casa, la próxima vez podemos reunirnos para comer en la nuestra y espero que para esa fecha tanto Giovanni como Lorraine puedan estar con nosotros, pero como el señor y la señora Lacroix—Deborah fue la más extasiada ante ese comentario, nada le haría más feliz que adelantar esa boda lo más rápido posible, por el bien de su nieto y por la seguridad que le brindaría verlo casado, lejos de las garras de Dupuy.   —¡Claro! Me parece una idea magnífica, que opinión pueden darnos los hombres al respecto. —Creo que para eso estamos aquí. Lo principal era que se conocieran y ya lo han hecho. Ambos parecen tolerarse lo que ya es un avance—la broma de su padre hizo sonreír a Lorraine y a los demás, pero en Giovanni provocó poco. Antoine se aclaró la garganta.—Podemos comenzar con los planes si no sienten que es muy apresurado. —Para nada, para nada, consideró que entre más rápido será más fácil para ellos. El apoyo de Dean Lacroix llenó de confianza a los Laurent. —¿Qué les parece dentro de dos meses? —Me parece perfecto. Podemos anunciar el compromiso a la prensa en quince días y llevarla a cabo en un mes y medio. Será tiempo suficiente para preparar todo, queremos que nuestra hija vista un lindo y blanco vestido—le respondió Noelle a Deborah. Entonces, ambas mujeres fueron interrumpidas. —Un mes—soltó de pronto Giovanni sorprendiendo a su abuela,—que se anuncie en quince días y que se lleve a cabo en un mes. Confió plenamente en que contratando a la gente adecuada se puede organizar una gran boda. No importa cuando se gaste, planeo que todos esos gastos corran por mi cuenta. —Oh, no, no, no—negó Antoine.—Los gastos de la boda por tradición corren bajo cuenta del padre. No debes poner atención en eso, aunque si lo deseas podemos cambiar la fecha. Que se anuncie en una semana y que se lleve a cabo en un mes. Esta idea le gusto mas al heredero de los Lacroix quien deseaba apresurar todo para librarse lo mas pronto posible de aquella tortura. Quedando entonces la boda pactada para los últimos días de enero. La comida continuó y al terminar todos tomaron asiento en la sala de estar. Los hombres emprendieron la conversación con un tema de interés, economía y finanzas. Francesco parecía ser el más aburrido de los cuatro y Giovanni solamente acreditaba y desacreditaba los comentarios. Lorraine lo observaba, en sus ojos analíticos pudo apreciar que el francés o era muy callado o estaba molesto. Estaba tan concentrada en él, que ignoraba cada uno de los comentarios que murmuraban su madre y Deborah. —Lorraine—la llamó su progenitora. No le hizo caso—Lorraine. La chica logró escucharla y regresó la mirada a ambas mujeres. —Lo siento—dijo con una sonrisa. —No debes preocuparte. ¿Es guapo cierto? —preguntó Deborah mirando a su nieto.—Se parece demasiado a su padre, mi hijo Silvain era de esa forma a su edad, Giovanni heredó lo mejor de él, su atractivo e inteligencia. Silvain Lacroix. El primogénito de Deborah y Dean, un hombre con una ávida inteligencia para los negocios, un magnate innato y uno de los hombres más importantes de Francia en su tiempo, fue una pena que la enfermedad se lo llevara de este mundo siendo aún joven. —Ya que estamos hablando de esto pienso que será mejor que acordemos de una vez los acuerdos económicos que nos traerá esta boda—Antoine estaba interesado en esa conversacion.—No tengo problemas con que mi hija se case a través del régimen legal de matrimonio mancomunado, pienso que será bueno para que ambos trabajen por el futuro. Como ya lo debes de saber Giovanni, Lorraine es mi única hija y por lo tanto la heredera de los Casino Laurent, deseaba un yerno con capacidades buenas en los negocios para poder heredarla tranquilo, confió en que podrás ayudarla con eso y en su debido momento unificar ambas empresas, nada me haría más feliz que verla en un futuro en manos de mis nietos. Nietos. De todo lo que había dicho Antoine lo único que Giovanni pudo resguardar en su cabeza fue esa palabra, nietos. No iba a tener hijos con Lorraine, es más no tenía pensado siquiera ponerle una mano encima, porque si lo hacía eso le daba la facultad a ella para reprocharle ciertas cosas y no deseaba que una mujer como ella lo mantuviera bajo su yugo. No iba a permitir que el dinero y la influencia de los Laurent lo controlara, porque él también era poderoso. —Estaría muy contento de ayudarle con eso—mintió sonriendo levemente y ganándose una mirada de aprobación de su abuelo, pero una de total lastima por parte de su tío. Deborah interrumpió a los hombres acercando su mano al hombro de su nieto. —Giovanni, querido, sería prudente que llevarás a Lorraine a dar una vuelta por el jardín me temo que las conversaciones de ancianas no le agradan a ella—solicitó mirando con una sonrisa a Antoine.—Me lo robare por un tiempo. —No debes preocuparte Deborah, será bueno que conversen a solas. Lorraine se aclaró la garganta al mirar al frances acercarse a ella. Con un tono pausado y agradable el francés la invitó a dar una vuelta por el jardín, el objetivo primario era que conociera los alrededores de la casa, ella debía saber que no vivirían allí, mientras que el secundario era que hablaran y se conocieran con profundidad. —Desconozco si la señora Lacroix cuida el jardín, pero es muy lindo y tiene flores muy vivas y coloridas—Giovanni estaba apunto de soltar que no, su abuela no cuidaba el jardín, es más, pensaba que si tocaba alguna flor solo el roce de sus dedos la marchitarían. Lo primero que detecto en la mujer fue que parecía una ávida conversadora. —No, Lorraine, la abuela no cuida el jardín—sin poder evitarlo la mujer sonrió al escuchar cómo pronunciaba su nombre, acompañado con esa voz, la rubia pensó que podría escucharlo llamarla por el resto de su vida. —Entonces debe tener buenos jardineros. El francés frunció el ceño. Consideraba un tanto extraña aquella conversación, no le gustaba andarse con rodeos ni mucho menos pláticas de cortesía, estaban solos así que debían sincerarse.           —¿No te parece extraño? —¿El que? —Que el día de hoy me conozcas y dentro de un mes tengamos que dormir dentro de la misma cama. No hubo un romance previo, una cita, ni mucho menos una propuesta donde yo colocara un anillo de compromiso en tu dedo. Yo siendo hombre tardó demasiado en aceptarlo, no quiero pensar en cómo es para una mujer que es un ser romántico por naturaleza. La chica negó con la cabeza. —No tengo ningún pesar al respecto. Creo que todos esos puntos que mencionas son para gente normal, nosotros no somos gente normal. Nos casamos con quien es conveniente y con quien nuestros padres consideran adecuados tanto para los intereses como para la mezcla de sangre. Crecí con esa idea en mente y por lo tanto el romance no se me es importante, pero considero que tal vez con el paso del tiempo podremos conocernos y porque no, generar sentimientos el uno por el otro. —Eres demasiado optimista. —Es necesario serlo, confió demasiado en mi padre. Se que eres un buen hombre y que te investigó lo suficiente antes de que concretáramos esto, de no ser así nunca hubiera aceptado que me casara contigo. Solo debemos aprender a sobrellevarlo o ambos seremos infelices. Posiblemente tenía razón, él no estaba interesado en hacerla infeliz, pero si deseaba que estuviera de acuerdo con él en algunos términos más adelante. Quería que se metiera en la cabeza que nunca llevaría a tener sentimientos por ella y menos que su matrimonio duraría hasta que la muerte los separara. Decir que Lorraine estaba eclipsada por él era poco, sin embargo, Giovanni no parecia notarlo. La mujer fue la más interesada entre ambos porque esa conversacion fluyera. Queria saber mucho más de él, tanto como pudiera conseguir. —Y bien señor Lacroix ¿Aparte de pasar su día en la oficina hay algo que le agrade hacer? Le gustaba la música clásica, el piano, pero no iba a decírselo porque posiblemente ella agregaría que era una ávida pianista, como hija de un magnate de élite debía entrenar pasatiempos a la altura, el piano y el violín era uno de ellos. —Lamento decir que el trabajo me domina y que solamente permanezco entre las paredes del hotel con cuentas, proyectos y cumpliendo con mi extensa agenda. Soy un hombre ocupado, así que espero que no me reproches ser un esposo ausente. —Cómo hacerlo cuando se claramente que es lo que involucra. Solo deseo una cosa si no te parece demasiado atrevido—el francés le dio su aprobación para decirlo y lo que salió de la boca de la mujer lo hizo aclararse la garganta, era atrevida, sumamente atrevida. —Pido dos noches, domingos y miércoles. Creo que es bueno para ambos, para ti, para mí, reduce tu estrés y nos hará sentirnos más cercanos—no parecía sentirse apenada por solicitarle dos días de sexo a la semana, de hecho, era prudente hacerlo, era como una negociación. Lorraine era directa, acostumbrada a no amedrentarse ante esta clase de temas que muchos considerarían incómodos. No puedo evitar mencionar otra cosa.—En algún momento tendremos hijos también, si no tienes demasiado tiempo sería capaz de cambiar mis dos noches para que pases tiempo con ellos, no deseo que tengan o tenga un padre ausente, a veces por mucho dinero, muchos lujos, nunca se logra tapar el enorme e inmenso abismo en lo que se convierte el corazón cuando se tiene a un padre ausente. La carga emocional que le dejó aquel comentario de ella le hizo imposible poder refutar o decirle que él no pensaba tener hijos con ella. No veía a Lorraine como la madre de sus hijos, lamentablemente también tenía esas imágenes, las mismas que la francesa había mirado en su cabeza hacia un par de horas, pero para la mala suerte de la heredera de los Laurent, no era su rostro al que Giovanni miraba si no al de Clara Dupuy. —Eso podremos establecerlo una vez casados. Con aquellas palabras dieron por zanjado el tema y vieron en el clima que comenzaba a tornarse hostil, una oportunidad para volver. Los largos tacones de aguja de la chica hacían casi imposible el trayecto por el césped. En un mal movimiento el tacón se quedó enterrado en la arena haciéndole casi caer de no ser por unas fuertes manos que se colaron detrás su cintura. En menos de cinco segundos Lorraine ya tenía su cuerpo pegado al duro pecho de Giovanni, su gel de baño y su perfume la volvió loca, pero no fue la única, el francés también detectó un aroma segador que emanaba la corta cabellera de la mujer. Su nariz tomó aire haciéndolo captar aquellas notas sensuales, pero a la vez cálidas de Lorraine. —Lo siento, he sido torpe—se disculpó soltando el saco a medida para luego aclararse la garganta. Eso había sido un poco incómodo, la chica pasó sus manos por sus brazos intentando esconder de la atenta mirada del hombre sus vellos erizados. La ponía nerviosa y eso era indudable. —Otras mujeres hubieran culpado al pasto por hacerlas tropezar. —No podemos culpar a otros por nuestros errores. Eso habla de que tenemos poca madurez. El pasto estaba inamovible, yo he puesto mal el pie y por lo tanto he tropezado. Seré una buena mujer Giovanni, no esperes que reclamare por tu falta de tiempo, tampoco que te culpare por mis errores porque no soy así—se quedó callado por unos breves segundos—, pero eso no implica que permitiré que se me falte el respeto, puedo ser muy respetable cuando se me respeta, pero no pienses que mi forma de ser me convierte en una mujer a la que se puede manipular. Tengo un fuerte carácter, pero no porque grito o exploto, no pienso que seas esa clase de hombre, pero recuerda lo que dicen…Sur préavis il n'y a pas de tromperie (Sobre aviso no hay engaño)   Esas fueron las últimas palabras que se dijeron, las siguientes fueron solo un asentimiento para despedirlos cuando subían al auto. Deborah estaba extasiada, a jurar por la sonrisa que había en Lorraine y en sus padres todo había salido de maravilla y esperaba que se mantuviera de esa forma. Aquella semana paso rápido para Giovanni, fue una semana terrible, Clara solamente entraba a la oficina para lo necesario y constantemente lo evitaba, su taza de café estaba en la mesa desde antes que él llegara, ya no la colocaba en sus manos y en ocasiones, solo dejaba una nota sobre la computadora para comunicarle sus pendientes. El viernes de aquella semana la mujer entró a su oficina. —Señor Lacroix la conferencia de prensa iniciará en media hora—comunicó fríamente. Luego de haberlo pensado demasiado ambas familias acordaron que debía darse en el Mónaco Luxury Hotel, mismo lugar donde tenía sede la oficina de Giovanni. El francés asintió—. Sin más me retiro. —Clara, espera—la mujer se detuvo sintiéndose nerviosa al instante. —Yo, bueno, sabes que no quiero este matrimonio. Realmente daría todo lo que tengo para impedirlo o para que fueras tu la que caminara en mi dirección vestida de blanco al altar—se puso de pie acercándose a la mujer que lo miraba estática. Cuando llegó a ella la sujetó del rostro para hacerla mirarlo a los ojos.—No voy a pedirte que estes conmigo estando casado porque claramente no soy un patán poco hombre, pero si seré egoísta contigo y voy a pedirte que me esperes, prometo que este matrimonio tendrá caducidad y cuando eso ocurra ambos podremos ser felices juntos. No te vayas y nos hagas esto. Se que me quieres, de no hacerlo esto no te dolería tanto como lo hace, lo miró en tus ojos. —Giovanni—susurró ella sintiéndose tambalear, estas semanas habían sido de sufrimiento total. —Clara, por favor. Al mirar los ojos del hombre mirarla con tanta intensidad no pudo hacer más que ceder. Lo deseaba, deseaba estar con él, pero las cosas serian duras para ambos, el tiempo que durara este matrimonio sería una tortura total. —Lo haré, voy a esperarte—respondió para que luego el francés la abrazara con fuerza y depositara un beso en su cabeza. Giovanni cerró los ojos sintiendo el calor abrazador de la mujer que amaba rodearlo con sus delgados brazos, eso hasta que escuchó una leve palmada y luego otra y así posteriormente hasta que abrió los ojos encontrándose con una mirada verdosa. Lorraine sonrió, esto era sumamente interesante mucho más porque a deducir por la vestimenta de la mujer era su secretaria. Le había dolido, claro que lo había hecho, se sintió decepcionada de alguna manera, pero esto no bastó para hacerla sentir en peligro. —Interesante Giovanni, ahora entiendo que no eres frío o lejano sino simplemente que ves este matrimonio como una piedra en el camino para tu felicidad. Ahora entiendo tu descontento y porque me dijiste todo aquello del noviazgo, la propuesta de matrimonio. Todo aquello fue dicho por algo y era porque esperabas que yo también me opusiera—Clara se dio la vuelta observando a la mujer que le daba la cara, la conocía, la había mirado en internet y comprobó por ese cabello lacio y corto color rubio que estaba delante de Lorraine Laurent. Rápidamente se separó de él. —Lorraine… La mujer negó con el dedo. —Si eres tan amable quisiera que me dieras un momento a solas con el señor Lacroix—la mujer se sintió asfixiada por la mirada altiva de la heredera de los Laurent y salió de la oficina. Lorraine camino en dirección de su prometido marcando el paso con esos largos tacones de aguja que resaltaban sus largas piernas—¿Pensabas decirlo alguna vez? —¿Era importante? —Claro que es importante. Acabas de pedirle tiempo cuando claramente le mentiste. No pienso darte el divorcio porque no tengo planes de ser una mujer divorciada y mucho menos para que mi marido se vaya a rehacer su vida con su secretaria. Es una pena, pero no voy a reprocharte nada cuando claramente en los asuntos del corazón nadie manda. Giovanni se sintió sorprendido por la actitud que tomó. Parecía firme, decidida, pero la realidad era que Lorraine no veía en aquella mujer una amenaza o algo que la instara a pensar que era mejor que ella en algún sentido. Era como comparar a una simple gata a lado de una tigresa, pero no pensaba decírselo de esa manera porque posiblemente lo tomaría como una ofensa y la mal entendería. —Aún no estamos casados, podemos cancelarlo. La mujer señaló a la puerta. —Vamos, adelante, díselo a tus abuelos y después a mis padres. Diles que mandaras a la borda el futuro de tu empresa, la fusión empresarial y la única forma de asegurar la postura de nuestros conglomerados, diles que lo mandaras a la basura por tu secretaria. Cuando lo hagas estaré a tu lado créeme no lo tomaré de mala forma. Es más quiero verlo con ansias. Esas palabras fueron tomadas como una manipulación por parte de Giovanni quien sin poder contenerse tomó el brazo de la mujer empujándola contra de sí con violencia. —No juegues con fuego Lorraine, no voy hacerlo. La mujer se acercó a sus labios tan cerca que los rosó, Giovanni no se apartó, entonces esos intensos ojos verdes lo miraron con decisión. —Entonces vamos a casarnos, saldremos allí, le diremos a la prensa que el compromiso es firme y que en un mes seremos el señor y la señora Lacroix. No te exijo amor porque sé que no podrás dármelo pero si respeto—pidió—, es lo único que pido y si faltas a eso, juro que vas a conocer quién es realmente Lorraine Laurent.      
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