Steve nunca se sintió tan intimidado por una mujer como ese día, acostumbrado a pagar por todo, a vivir una vida sin complicaciones donde jamás había tenido que trabajar, nunca había ni siquiera tendido su cama siguió a la oficina a Estrella sin decir una palabra y cuando llegó lo primero que hizo fue sentarse y la jefa lo miró fijamente y le dijo —Que yo sepa, no le he dicho en ningún momento que se puede sentar, ¿o me perdí de algo?
—No pero ahora que estamos solos que tal si llegamos a un acuerdo nadie se tiene porque enterar de lo nuestro y nos la podríamos pasar muy bien solitos —le respondió Steve sintiéndose muy seguro de que la jefa sería una más en su lista.
La verdad es que con el tiempo todos los que conocen a Estrella saben que con ella se trabaja y que nunca te pedirá hacer algo que ella no haya hecho primero en ese hotel y que el respeto va primero, por lo pronto Steve la estaba cansando más rápido de lo normal y pensó «Si este es así, imagino que el hermano es igual», se levantó de su silla, se acercó a él lentamente mientras Steve se acomodaba en su asiento pensando en que ya lo tenía todo bajo control y la jefa le dijo —Usted no tiene entre las piernas lo que necesita una mujer como yo, podría ser el último hombre sobre la tierra y ni en sueños me iría a la cama con un arrogante que por lo que sé no sabe hacer nada.
—¿Y que necesita una mujer como tú? —respondió muy enojado Steve.
—Primero, diríjase a mí de usted, yo aquí soy la jefa, y lo que yo necesito en lo personal sólo lo sé yo y eso a usted no le interesa, por lo pronto su trabajo será aprender a trabajar —le respondió muy seria.
—¡¿Qué voy a hacer que?! —dijo enojado Steve.
—Trabajar, me escuchó bien o me va a decir ahora que tiene problemas de audición, yo sé bien que no conoce el significado de la palabra trabajo, pero no se preocupe en pocas semanas lo va a entender de eso me encargo yo se lo aseguro —le dijo Estrella, mientras presionaba un botón para hablar con su secretaria y pedirle que llamara a su oficina a don Pedro y de paso también a don Luis el Chef manager, a los pocos minutos don Pedro, que es el supervisor de todo el equipo de limpieza y mantenimiento del hotel tocó la puerta y cuando entró a la oficina dijo —Buenos días jefa, dígame ¿Para que soy bueno?
—Muy buenos días don Pedro, aquí este muchacho que tiene todas las ganas de a sus ya treinta años aprender por primera vez en su vida a trabajar —le respondió la jefa, con un tono de burla que en realidad a Steve no le gustó para nada.
Don Pedro no pudo evitar la risa y dijo —¿Treinta años y que no ha trabajado antes?
—Exactamente don Pedro usted sabe hay bebés que comienzan a caminar a los ocho meses, otros lo hacen al año, otros hasta cerca de los dos, bueno este bebé aquí yo creo que espero a los cinco así que usted por favor llévelo, le muestra las instalaciones y de paso lo pone a trabajar con Sarita estoy segura de que ella va a disfrutar su nuevo acompañante —dijo la jefa, con una sonrisa y don Pedro cuando escuchó que lo debía llevar con Sarita sabía muy bien que alguien ahí lo pasaría muy mal, ella era una señora de unos sesenta años casi, que todos los huéspedes querían y le dejaban muy buenas propinas siempre antes de partir porque era muy trabajadora y además muy honesta, pero podía tener el peor de los genios cuando no le gustaba como alguien trabajaba y con ella o trabajas o trabajas y mas vale que lo hagas bien además nunca estaba tranquila.
Después de eso miró a Don Pedro y se despidió con una sonrisa —Mucha suerte don Pedro —y mirando a Steve dijo —ya puede irse, ¿o espera que le traiga mariachis?
Steve estaba totalmente descolocado nunca ninguna mujer lo había tratado así definitivamente estaba más que claro quién era la jefa y justo cuando llegaba a la puerta la jefa le dijo —Por favor de pasada dígale a su hermano que pase —y aunque la verdad no le gustó eso de comenzar a recibir órdenes tan pronto saber que a su hermano le pasaría lo mismo que a él no le pareció tan mal así que de camino se asomó en la sala donde estaban esperando Carl junto a Ryan y dijo —Es tu turno hermano, la jefa te llama.
Carl que siempre se ha sentido muy seguro con fama de conquistador se levantó y le dijo a Ryan antes de salir de la oficina —Veamos lo que quiere la jefa, mira y aprende para que veas como se controla a una mujer.
Cuando llegó a la oficina simplemente entró diciendo con tono burlón sin ni siquiera tocar a la puerta y de inmediato se sentó —Aquí estoy jefa sólo dime para que soy bueno, aunque yo te puedo dar más de una sugerencia.
Estrella supo en ese momento que con esos dos hermanos iba a tener que trabajar bastante y pensaba que aún tenía que atender a uno más, así que nuevamente se paró, caminó hacia él con una sonrisa, para entonces Carl se sentía totalmente confiado y pensaba ya gané cien dólares, la jefa se para detrás de la silla, él se intentó mover por un segundo y ella puso la mano sobre el hombro de Carl y se agachó y le dijo —Lo primero, a mí me trata de usted, aquí la jefa soy yo… segundo antes de entrar se golpea la puerta, tercero nunca le dije que se podía sentar, cuarto yo creo que usted no es ni tan bueno como cree en mas de una de las cosas en las que se autopromociona así que le baja el tono a eso que ni usted ni su hermano tienen alguna posibilidad aquí conmigo espero que le haya quedado claro… ahora, usted viene a trabajar y va a hacer eso o yo me encargo que usted y su hermano no tengan mensualidad, ni carro, ni apartamento y con suerte los dejen quedarse en una habitación doble de uno de los hoteles de paso que pueda encontrar por ahí, ¿le quedo claro o se lo doy por escrito?
Carl no sabía como reaccionar era la primera vez que una mujer lo trataba así y sólo pudo decir —Si jefa lo que usted diga.
—Así me gusta ahora Luis lo va a acompañar a la cocina allá lavará los platos junto a Juan y hará todo lo que él le diga que debe hacer.
—Puedo preguntar, ¿quién es Luis? —respondió Carl, con voz entrecortada y con un tono muy distinto al que entró.
—Soy yo —dijo una voz que estaba en la misma oficina sentado en un sofá al que Carl nunca había visto por entrar muy decidido creyéndose todo un don Juan.
—Don Luis le presento aquí al nuevo integrante del restaurante le advierto que este joven ya no tan joven tiene los pulmones vírgenes ya que nunca ha trabajado y es hora de que viva su primera vez —dijo la jefa mientras sonreía.
Don Luis no pudo evitar reírse con el comentario de la jefa y sólo pudo responder —Así será jefa en la cocina nos encargaremos de eso.
Justo en el momento en el que iban a salir de la oficina la jefa dijo —Por favor dígale a su primo que pase.
—Está bien…jefa —dijo Carl ya bastante enojado.
Carl se asomó en la oficina donde estaba Ryan que ya se veía bastante preocupado y le dijo —Primo ahora es tu turno.
La cara de Carl lo decía todo y Ryan ya iba con miedo, llegó a la puerta de la oficina de la jefa y golpeó.
—Adelante —dijo ella con voz firme —Me alegra saber que al menos uno de ustedes sabe tocar a la puerta, pase por favor, puede sentarse.
—Muchas gracias y buenos días —dijo Ryan, mientras miraba a esa hermosa mujer con carácter fuerte, miró sus manos para ver si había algún anillo, su escritorio para ver alguna foto de su pareja, pero no encontró nada mas que una foto de ella con el pequeño hombre araña.
—¿Ha usted trabajado antes? —le preguntó la jefa.
—Si la verdad he trabajado en los hoteles con mi padre pero más en el área administrativa además tenía mi oficina de inversiones en Los Angeles y soy honesto no se mucho del resto pero estoy dispuesto a aprender lo que sea necesario —respondió Ryan.
Estrella lo miró por un momento y vio que él si era un poco diferente a los otros dos y no pudo evitar el pensar que era un hombre muy atractivo, pómulos marcados, una voz muy agradable para su gusto, ojos color miel, alto, cabello n***o, piel bronceada y una pequeña barba que lo hacía ver extremadamente varonil, de inmediato hizo una mirada rápida a sus manos y no vio ningún anillo ni nada que dijera que tenía una familia aunque trató de no pensar en eso y levantándose de su silla dijo —Venga conmigo por favor.
Ryan se levantó y la siguió sin poder evitar observarla al caminar, la jefa se veía tan segura y podía darse cuenta de que era una mujer que sabía muy bien lo que quería, él entendía que su padre era el accionista mayoritario de la cadena de hoteles aunque siempre le dijo que debía ganarse su lugar, ha trabajado en el área administrativa por mucho tiempo pero en la realidad no sabe mucho de como funciona en realidad un hotel tan grande como el que dirige la jefa de hecho ese lugar había estado al borde de la quiebra hace años pero en una oportunidad frente a unos huéspedes muy importantes la jefa tomó las riendas del lugar cuando el gerente renunció de la noche a la mañana, su trabajo en esa ocasión cambió el rumbo del hotel y ahora es uno de los mejores en la cadena así fue como Estrella terminó dirigiendo ese lugar, su padre le dijo antes de dejar Los Angeles que él ya le había enseñado mucho de inversiones y de números pero si de alguien debía aprender ahora, era de “La Jefa”, así que sin decir nada estaba dispuesto a aceptar órdenes sólo que sabía que no sería fácil jamás había estado bajo el mando de una mujer pero dentro de él también le causaba satisfacción ver lo mal que la iban a pasar sus primos.
Cuando llegaron a recepción la jefa llamó al botones y también a quienes estaban en el mesón de entrada les pidió a todos que trabajaran con Ryan, el botones que era un chico de solo veintidós años llamado Phil fue quien primero le dio la bienvenida y lo invitó a conocer todo lo que él hacia además le pasaron el uniforme que debía vestir.
Antes de volver a la oficina Estrella se despidió de Ryan diciendo —Espero que este bien y cualquier cosa me avisa o pregunte por mí.
—Muchas gracias así lo haré… si lo necesito, claro —le respondió Ryan con una sonrisa perfecta capaz de hacer suspirar a cualquier mujer.
La jefa lo miró, sonrió y volvió a su oficina pensando «Es increíble, pero Ryan me recuerda mucho a su padre el señor Schuman, y por suerte se nota que es muy distinto a sus primos»
Por lo pronto Steve era presentado con Sarita quien apenas supo la noticia dijo —¿Por qué a mí?, yo trabajo bien sola.
—Sarita por favor dale una oportunidad al chico —dijo don Pedro, que veía que el tono prepotente de Steve ya no era el mismo.
Sarita se acercó a Steve y le preguntó —¿Qué sabes hacer?
—¿Cómo a que se refiere? —preguntó Steve, hasta casi con miedo.
—¿Sabes usar una aspiradora, hacer una cama, limpiar muebles, vidrios? ¿Qué has hecho en tu vida? —le preguntó ella.
—Creo que no —le respondió Steve casi asustado, temiendo por la respuesta de esa mujer.
—Bueno chico has llegado al lugar indicado —dijo Sarita después de darse un suspiro de ánimo —Te garantizo que en una semana conocerás muy bien todo el sistema, pero debes escucharme y hacer lo que te diga y que Dios nos ampare y me de fuerza para no quererte matar.
—Buena suerte, Sarita —le dijo don Pedro al despedirse y mirando a Steve —Animo muchacho ya verás que trabajar no es tan malo como parece.
Por su parte don Luis llegaba a la cocina con Carl quien jamás había estado en un lugar así, con suerte abría el refrigerador de la casa para sacar algo de comer o una cerveza y ahora se sentía hasta intimidado por todos ya que sólo cruzó la puerta y de inmediato sintió las miradas de todos ahí, don Luis lo llevó a una habitación aparte le preguntó cuanto calzaba y le dio un par de zapatos que debía usar y aunque Carl no tenía muchas ganas ya que no eran de marca pero no le quedó de otra, después tubo que usar una camisa blanca y lo llevó con don Juan diciendo —Hoy le he traído un ayudante Juanito.
—Estas seguro que me va a ayudar este chico —dijo un tanto enojado.
—Vamos Juanito no sea mal genio el chico necesita una oportunidad —le respondió don Luis.
—Mírale las manos este muchacho no sabe ni lo que es lavar un vaso —dijo Juanito.
—Y por eso la jefa pensó que tu serías el mejor para enseñarle —le respondió don Luis mientras Carl no se atrevía a decir ni media palabra y muy a regañadientes Juanito respondió —Ven conmigo que tenemos que limpiar todos los platos que están en esa mesa ¿Cómo te llamas?
Y cuando Carl se dio vuelta vio lo que para el era una montaña de platos sucios y dijo —Me llamo Carl, pero jamás vamos a terminar.
—Y menos sino comenzamos ahora en un rato eso puede convertirse en el doble así que sígueme… Carl dijiste
Carl comenzó a traer de dos o tres platos lo que causó la risa de todos y mirando a Juan dijo —¿Qué hice mal?
—Aquí las cosas se hacen rápido y trayendo de dos o tres platos sucios nunca vamos a terminar —y mostrándole unas bandejas que don Juan llenó de platos cruzó con ella para poner todo en un lavamanos enorme donde rápidamente enjuagaba todo para ponérselos después en la máquina de lavado. Por primera vez Carl recibía un toque de realidad en la vida y veía en directo lo que tantas personas hacían cada vez que el disfrutaba de la vida sin hacer nada.