Marcos Esta mañana salí del apartamento antes de que Melissa despertara, tuvimos otra noche maravillosa, realmente me conmueve, es diferente, mejor que todo lo que ya he experimentado en mi vida. Ella es como una droga, cuanto más tengo, más quiero y más necesito. Su presencia me hace sentir ligero. – No puedo creer la cara de tonto enamorado que estoy viendo. – dice Alex entrando a mi oficina sin avisar, como de costumbre. – ¿Solo viniste a molestar, Alex? – Es una de las pocas personas a las que llamo amigo, alguien en quien confío mi propia vida. – Así no es como tratas a tus amigos, Marcos. – Respira hondo y usa un aire de indignación. – ¿Cómo puede ser que tu mejor amigo, el único que realmente puede aguantarte, se entere por las revistas de chismes que estás comprometido? – Pare

