Melissa Estaba admirando la vista desde la ventana del apartamento de Marcos cuando lo sentí pegado a mi espalda, sentí un fuerte escalofrío recorrer todo mi cuerpo, entonces, ¿estas eran las sensaciones que le negaba a Rafael? Puedo entender por qué el no pudo esperar hasta nuestra luna de miel. – ¿Qué estás haciendo? – pregunté, sin apenas reconocer mi voz, mientras su mano recorría mi brazo, haciendo que toda mi piel se calentara, Marcos es un hombre atractivo y recordar todo lo que hicimos la noche que dormimos juntos, hace que mi cuerpo le responda de buena gana. Presionó su cuerpo aún más cerca del mío, su erección rozándome, haciendo que mi vientre se retorciera de deseo… sus labios rozaron mi cuello, jadeé ante el contacto. – Marcos… – susurré. ¿Cómo podría resistirme a este

