Melissa Marcos pasó el resto de la noche evitando mi mirada, creo que estaba realmente molesto por lo que pasó, pero no fue mi culpa, no llamé a Rafael para que viniera a mí, él fue sin que nadie se lo pidiera, e incluso terminó causándome problemas. – Es hora, ¿vamos? – me preguntó de repente, estaba tan perdida en mis pensamientos que ni siquiera lo vi acercarse. – Claro, vamos que estoy agotada. – Intenté sonreírle, pero antes de que lo lograra, me dio la espalda, será una noche muy larga… Durante todo el camino al apartamento, él estuvo en silencio, no mencionó nada de lo que había sucedido, ni siquiera me preguntó nada. Y no fui lo suficientemente valiente como para ser la que preguntara. Estaba muy avergonzada en su presencia, el silencio me hacía agonizar y no saber de qué habl

