Capítulo 7||

2666 Words
June Becket Mike se adentra en el montón de personas que bailan en medio de la arena, mantiene los pasos con rapidez, empujando a todo aquel que se interpone en medio, mientras yo trato de esquivarlas sin perderlo de vista. Continúa alejándose, obligándome a correr. Lo va a golpear, j***r, lo va a golpear y Jean se lo dirá todo a Will, me repito acelerando el paso para detenerlo, no debí decirle, ha sido una estupidez, ¡Demonios! Acelero el paso para alcanzarlo y en menos de nada estoy en el suelo con las rodillas adoloridas, y mi rostro contra los pechos de una chica rubia, quien me sonríe en cuanto levanto mis ojos a su rostro, trae dos piercings en su nariz, tatuajes extraños en su rostro y varios agujeros en sus orejas, los cuales la hacen ver atemorizante. —Hola. —Murmura ella y me alejo de su cuerpo, colocándome de pie con rapidez, rondo los ojos por el montón de personas, y efectivamente ya no hay rastros de Mike. —Oye, guapa. —Me vuelve a hablar en cuanto se pone de pie ella también. —Disculpa, venía algo rápido y no te vi. —Le digo con rapidez, volviendo a caminar, pero esta me detiene tomándome de la muñeca antes. —No me dijiste tu nombre. —Dice y me zafo molesta. —Oye en serio, estoy algo apresurada. —Respondo volviendo a tomar el paso, pero la chica vuelve a interponerse. —Solo quiero saber tu nombre. —Dice exasperándome. —June. —Respondo rodando mis ojos y esta se ríe. —Mucho gusto, soy Annie. —Responde extendiendo su mano la cual tomo con rapidez y vuelvo a soltar de inmediato. —Si, si igual, ahora muévete tengo que irme. —Respondo en un tono cortante, no estoy de humor, y no tengo tiempo para esto. —Claro, nos veremos luego. —Responde ella en un murmuro, y vuelvo a correr, con suerte podré encontrarlo a tiempo. La multitud agrupada y el bullicio con el que me encuentro, me dispara el latido, y tardo empujando e esquivando a todos, cada vez son más lo que se le suman y en cuanto logro entrar maldigo rodando mis ojos, tan solo se trata de una pelea boba entre una pelinegra de cabellos risos con Sofia, se están halando de los pelos mientras Camila intenta alejar a Sofia y un chico moreno alto se acerca para tomar a la pelinegra de las caderas, mientras en la multitud, León observa todo cruzado de brazos sin darle importancia, con su chica reposando en su hombro, la cual actúa igual, como si no estuviera pasando nada. No hay rastro de ninguno de los demás, y vuelvo a salir de la multitud con dificultad, recorro todo los alrededores, los minutos pasan, la cabeza me empieza a doler y siento que estoy a nada de desmayarme, continúo sin encontrar a Mike y el desespero me triplica las ganas de vomitar que surgen de la nada, aún así no me detengo continúo arrastrando mis pies por los alrededores mientras mantengo una de mis manos contra mi boca conteniendo las ganas de vaciar mi estómago. Y el pulso se me vuelve a disparar en cuanto reconozco la figura de Jean, está tirado cerca de la orilla del mar, las olas le tocan los pies cada que emergen, y aunque no debo, me acerco para auxiliarlo, tiene ambas manos sujetas a su nariz, la cual no para de chorrear sangre y intento alejarlo de las peligrosas olas que pueden terminar sumergiéndolo en las aguas, pero en cuanto me distingue, se reincorpora, sentándose con una mano contra su abdomen y la otra aún en su nariz. —¡No te acerques, maldita zorra! —Exclama soltando un gruñido. Su nariz sangrante no es lo único que tiene lastimado, tiene el pómulo rojo, su labio partido y su ojo izquierdo sumamente hinchado. —Dios... —Murmuro en cuanto lo detallo, horrorizada. —Me imagino que has de estar contenta. —Comenta cortante con un quejido, sin dejar de sujetarse su nariz. —Esto te lo has buscado tú. —Respondo retrocediendo. —Iré por León. —Es lo último que le digo, me doy la vuelta y empiezo a caminar como puedo devolviéndome a la fiesta, a la multitud que tan solo verla, me aumenta los dolores en la cabeza. La mayoría se ha dispersado, y me acerco a la novia de León y a Camila, a quienes veo a unos pocos pasos, están tomando varias bebidas en sus manos de la larga mesa que las contiene. —¿Dónde está León? —Inquiero directamente, notando el desagrado de ambas al verme. —Obviamente en nuestra mesa. —Responde con un tonito que no hace más que provocarme ganas de estamparle un puñetazo en el rostro. No le respondo como tampoco le doy las gracias, simplemente me alejo a la mesa, con el extraño malestar aún azotándome las entrañas. Los distingo en la mesa charlando, están los dos amigos de Mike, Mike y Sofia, esta última apoyada contra su pecho. Llego hasta ellos y ignorando las miradas que me dedican, en especial la de desagrado de Sofia, me inclino y le susurro a León, sobre Jean, el cual se encoge de hombros restándole importancia. —Que se las apañe como pueda. —Es lo que responde, y me alejo viéndolo con incredulidad. —Pensé que eran amigos. —Espeto bajo para él, pero solo vuelve a encogerse de hombros. —Ya no, no se me dan las relaciones con ratas, ¿Sabes? —Comenta viendo mis ojos. —No todo con el que hablo es mi amigo, y eso te incluye a ti, June. —Escupe y me alejo sin responderle. El dolor de cabeza aumenta con cada segundo que pasa y me siento tan débil y cansada que termino tropezándome con mis propios pies, espero el impacto contra el suelo, ya que no tengo fuerzas para sostenerme pero los brazos completamente tatuados de León toman mis caderas antes, deteniendo mi caída. —¿No te sientes bien? —Inquiere en un tono bajo, cerca de mi oído. —No, me duele mucho la cabeza, el abdomen, todo... —Murmuro al punto de las lágrimas. —Por favor llévame a la casa. —Le pido, y se queda sumido en sus pensamientos. —Por favor. —Vuelvo a pedirle. —¿Qué sucede? —Inquiere Mike en un tono frío y Sofia voltea su rostro hacía nosotros con una sonrisa burlesca. —No pudo ligar con Jean, ahora lo está intentado con León, es obvio. —Contesta ella, y me siento tan mal que ni siquiera doy paso para responderle. —Estas muy mal amiga, no respetas tu relación con Will en lo absoluto, y ahora también quieres irrespetar la relación de Valery con León. —Suelta, y mi mano se vuelve un puño contra mi vestido. —No se siente bien. —Responde León enlazando su mano por completo en mi cadera. —Ahora vuelvo. —Vuelve a decir empezando a caminar conmigo apoyada a su hombro. Mi cuerpo se empieza a sentir pesado, mis palpados están tan cansados que siento que se van a cerrar por decisión propia en cualquier momento, la cabeza me sigue punzando con fuerza, y a cada paso que doy resto velocidad, lo cual León nota ya que termina cargándome por completo. Llegamos en unos pocos minutos a la casa, ya que no es mucha la distancia, y agradezco mentalmente el que León suba las escaleras y me lleve directo a la alcoba que le indico como la mía. Me deja sobre la cama y lleva su mano izquierda a mi frente maldiciendo entre dientes. —Estás ardiendo en fiebre. —Suelta y mi respiración se torna irregular. —Estamos muy alejados de la ciudad no hay tiempo para llevarte a un hospital. —Espeta en un tono desesperado, que termina desesperándome igual. —Me siento muy mal. —Murmuro con lágrimas en mis ojos. —Lo sé. —Responde acercándose, volviéndome a tomar. —Necesitas una ducha de agua fría.—Articula tomando mi mentón, llevando mis ojos a su rostro. —¿Puedes hacerlo? —Inquiere y niego, la fuerza en mi cuerpo es nula, ni siquiera creo poder mantenerme de pie. Él vuelve a maldecir entre dientes, mientras me toma nuevamente en sus brazos. Abre la puerta con una de sus manos mientras la otra la mantiene sujetándome. Tiene grandes músculos, su fuerza es capaz de mover hasta a un elefante, lo he visto pelear en el bar, y no por nada Mike lo mantiene siempre a su lado. Me deja sentada sobre la ducha y respira cabreado volviendo a posar sus ojos completamente azules en los míos. —Tan solo voy quitarte el vestido, no voy a mirar, ¿bien? —Aclara y asiento desesperada, todo me quema por dentro, ni siquiera cuando era pequeña me enferme así, por lo cual mi mal estado aumenta a cada segundo. León se deshace de mi vestido con rapidez, dejándome tan solo con la ropa interior, y tal como dice, hace, no me determina, procede abrir la alcachofa de la ducha, y el agua fría cae sobre todo mi cuerpo, avivando de a poco mis sentidos. León sale del cuarto de ducha, y permanezco por más de una hora bajo el caño de agua fría sin poder moverme, de seguro ya se fue, de seguro ya volvió a la fiesta, y si continúo así por más tiempo solo voy a conseguir un resfriado, lo cual solo empeoraría la situación. Me impulso como puedo, afinco una de mis manos contra la pared y extiendo la otra al botón de la alcachofa, pero no llego ya que termino resbalándome e yendo al suelo por segunda vez en la jodida noche, y aunque quiero reírme, las ganas de llorar terminan pudiendo más, ya que las lágrimas me empiezan a salir como cascadas, este día ha sido todo un puto asco. —¿Qué demonios? —Suelta León, entrando de la nada, acercándose con rapidez e ayudándome a reincorporarme. —j***r, eres un maldito dolor de cabeza, tengo que volver con Valery, así que vamos ponte de pie rápido. —Espeta molesto, hala una de las toallas blancas que posee el pequeño armario, y me envuelve en ella nuevamente sin repararme. Pronto vuelve a dejarme sobre la cama, y todo el caliente de mi cuerpo desaparece, en cuanto me abarca un frío intenso que me obliga a volverme un ovillo en la cama. —Debes quitarte la ropa interior, iré por algo de comer, ya vuelvo. —Dice y antes de que pueda alejarse lo tomo de la mano con repentinos temblores en mi cuerpo. —Necesitas comer algo, estás muy débil, tendré que llevarte al hospital y contigo en ese estado no puedo cargar. —Espeta llevando una de sus manos al puente de su nariz. —Tengo frío. —Expulso con la voz temblorosa, ignorando sus palabras, las cuales no logro captar del todo. —Tengo mucho frío, León. —Repito y vuelve a maldecir entre dientes, ¿Es una costumbre? Me pregunto en medio de lo horrible que me siento. Él saca todo lo que tengo en la maleta, quedándose con tan solo una muda de ropa sencilla y casual, una simple polera y un pantalón chándal n***o, junto con un par de bragas, vuelve a acercarse, y sin decir nada, arranca la toalla de mi cuerpo, y elimina por completo mi ropa interior, evade todo lo posible el tener que observar mi cuerpo y me coloca la ropa con algo de dificultad y rapidez, deja la sábana sobre mi cuerpo dejando tan solo mi cabeza fuera. Sin decir nada vuelve a marcharse, y mis ojos se llenan de lágrimas en cuanto empiezo a visualizar a mis padres, mi madre con una sonrisa resplandeciente preparando algo de comer en la cocina, mi padre con su computador en la mesa con un montón de trabajo acumulado como siempre. Mamá termina de preparar la comida, y me siento en el mesón junto a la cocina antes de que me lo pida, su sonrisa se extiende en cuanto me ve. —Prepare tu comida favorita cariño. —Me dice tendiendo la comida hacia mi, sacándome una sonrisa de felicidad absoluta que se esfuma en cuanto su imagen desaparece. —Mamá... —Murmuro en medio de las lágrimas que me ahogan. —Mamá... Quiero verte, déjame verte por favor, solo una vez, tan solo una vez más, por favor. —Suplico desesperada. —June, oye June. —Siento la voz masculina de León llamándome, y por más que intento abrir los ojos, por mas que intento responderle, no lo logro, tan solo vuelvo a sentir los temblores avasallarme. Vuelvo a visualizarme con a penas 6 años jugando en el enorme columpio del residencial de la familia de Mike, quien se mantiene empujándome en el columpio mientras río a carcajadas. La voz de la señora Miriam resuena en cuanto grita su nombre, pero Mike a pesar de que la escucha no responde, no le responde como cada vez que está lo llama. Su figura aparece en nuestro campo de visión, y el morado que trae en su ojo izquierdo no es sorpresa para ninguno. —¿¡A caso no escuchas cuándo te llamo!? —Inquiere gritándole y Mike levanta el mentón con rabia. —Estoy jugando ahora, ¿Qué es lo que quieres? —Pregunta él molesto. —¿Jugando? —Repite ella con sorna. —¡Tienes 8 años, los juegos ya no son para ti, no soporto el que sigas siendo un maldito ingenuo! —Le grita pero se detiene abruptamente en cuanto recuerda mi presencia. —Pequeña June, ve a tu casa, ¿si? Mike y yo tenemos que hablar. —Me dice, pero niego de inmediato. —Usted va a golpearlo, lo va a golpear lo sé, no voy a dejarlo solo. —Titubeo en medio de las lágrimas y Mike termina molestándose más. —¡Solo lárgate! —Me grita, causando el acelero de mis lágrimas. —No... No quiero. —Continuo negándome con la voz temblorosa. —¡Que te vayas! —Vuelve a gritarme, esta vez empujándome, mientras su madre observa todo con una pose que deja ver lo muy molesta que se encuentra, y termino alejándome, pero no me voy, no me voy del todo, me oculto entre los arbustos sin que me vean. —¡Eres un maldito ingrato! —Le exclama su madre, tomándolo de su brazo con rabia. —¿Le dijiste a aquella mocosa que te golpeo, se lo dijiste? —Pregunta dándole estrujones que continúan sacando mis lágrimas. —No hice nada, no le dije nada. —Responde él, sin derramar una mínima lágrima. —¡Bastardo, infeliz, sabía que el tenerte después de todo no me iba a servir de nada! —Le suelta una bofetada que termina mandándolo al suelo y sin poder evitarlo, salgo de mi escondite corriendo hacía él, y la próxima bofetada que le atina, la estampa en mi rostro, y en cuanto lo nota, su gesto se llena de terror. —¡O por dios! Lo siento, lo siento tanto June. —Susurra asustada. —Te lo juro, fue un accidente, de verdad lo juro, no le cuentes nada a tus padres, por favor. —Pide desesperada, y... —Mike... —Susurro su nombre con la voz cargada de miedo y desespero en cuanto su imagen desaparece. —Mike... —Continúo llamando su nombre, y la caricia de una mano suave llega hasta mi rostro mermando el desespero que me recorre. —Tranquila, solo son alucinaciones, vas estar bien, tranquila. —Es lo único que capto antes de volver a sumergirme en recuerdos, sueños y pesadillas, no logro distinguir la realidad, y agradezco cuando súbitamente, todo se vuelve completamente n***o para mí.
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