Capítulo 18||

2212 Words
June Becket Mantengo mi vista fija en el techo, con el tic tac de mi reloj de pulsera zumbando en mis oídos, mis pies se mueven constantemente bajo las sábanas con la inquietud que me abarca, 7 am, visualizo en el reloj, se que debo levantarme de la cama, ducharme e ir por el desayuno de los cachorros, pero los nervios, el dolor de cabeza, el leve ardor en mi interior, más el tener que ver su rostro después de todo lo que pasó, me bloquean todo movimiento del cuerpo. No hay arrepentimientos, quería hacerlo, el momento se dio, pasó y no hay nada que pueda o quiera hacer para cambiarlo, solo necesito buscar un lugar en donde vivir en cuanto reciba mi segundo pago, y marcharme. No puedo vivir con miedo por ese hijo de perra, esto no puede pasarme, j***r, odio tanto mi jodida mala suerte, pensar que todo mejoraría, fue un estupido y torpe error, sabiendo de mi horrible vida, la cual parece estar destinada a fracasar. Los ladridos de los pequeños cachorros me llevan a moverme e impulsarme de pie desganada, están hambrientos, y debo alimentarlos, me voy a la ducha tomando algo de ropa cómoda y holgada, una crisis existencial me sume por largos minutos, minutos bajo la ducha, en los que observo los dedos de mis pies, en tanto la vista se me nubla, dejando que mis pensamientos se pierdan, viajando lejos de la realidad, mi cabeza se mantiene en blanco, hasta que despierto con el toque de la puerta que me sobresalta, y acelera los latidos del pecho de manera alarmante. Carajos, pensé que había de haberse ido, ¿Qué es lo que quiere ? ¿Sacarme de su casa como si fuera una basura? ¿Terminar de humillarme ? Dios... Realmente fue un estupido error dejarme llevar de mis emociones. Decido ignorar el toque que vuelve a escucharse, terminando de ducharme despacio, no tiene mucha paciencia, se va a cansar, y se va a largar, me repito y me calmo. —June, ¿Estás ahí ? Preparé algo de comer, ven y desayuna conmigo. —Pide la voz suave de Trevor, devolviéndome la respiración. —¿June ? —Insiste. —¡Hola Trevor, estoy en la ducha, ahora bajo! —Exclamo nerviosa, cerrando la llave de la alcachofa, algo incómoda. ¿Estuvo aquí anoche ? ¿Se habrá enterado? Por Dios, ¿Habrá escuchado algo ? Los nervios vuelven a invadirme, y no entiendo por qué carajos, ¿Desde cuándo me siento así ? Nunca me ha importado lo que crean los demás de mí, ¿Por qué ahora sí...? Quizás por qué quiero ser alguien diferente, y no sólo aquel pedazo de carne que complacía a su "mejor amigo" y nada más, mi mente me contesta. —Está bien, te espero. —Responde con simpleza Trevor, y de inmediato lo siento alejarse. Me coloco la ropa en cuanto termino de ducharme, y lavarme los dientes, ato mi cabello en un chongo desorganizado alto, y finalmente bajo con los cachorritos siguiendo mis pasos. Encuentro a Trevor apoyado contra el mármol de la cocina tomando agua, me acerco a pasos lentos, y en cuanto sus ojos me captan sonríe. —Buenos días, muero de hambre, aunque me encanta cocinar, no soy mucho de hacerlo, pero... prepare algo medianamente decente, ven. —Me toma de la muñeca, llevándome con él al comedor, y agradezco el no encontrarme con rastros de León. —Preparé tostones con alitas fritas, creo que a los cachorros también les va a encantar. —Mi apetito reaparece en cuanto veo la deliciosa comida. —Y hice algo de sumo de naranja. Vamos siéntate. —Me pide y así lo hago, él toma el vaso de cristal, y lo rellena, pasando a rellanar el de él, y tomar asiento. —Muchas gracias, se ve deliciosa. —Comento, tomando una de las alitas. —Y sabe delicioso. —Termino sacándole una sonrisa. —Entonces si tengo potencial, León es un idiota. —Vocifera, llevándome a fruncir el ceño. —¿Potencial ? —Repito confundida, y él asiente. —Si, para ser un buen chef. —Repara y vuelvo a sonreír. —Definitivamente lo tienes. —Concuerdo y sonríe con autenticidad. —Gracias. —Dice, y asiento devolviéndole la sonrisa, continuando con la comida, dejando que él coma igual. Terminamos en medio de unas que otras palabras, y sonrisas, me cuenta algunas cosas de su vida en cuanto terminamos, en las cuales no me cabe duda de que Trevor es un chico realmente agradable, totalmente contrario a León, quien resulta ser su primo. Lavamos los platos juntos, y se marcha en cuanto recibe una llamada de León qué lo mueve como un cohete. Hoy no tengo que asistir a la empresa, por lo cual me entretengo bañando a los cachorros y luego viendo películas románticas de comedia con ellos, en lo cual me paso la tarde. El tiempo avanza activándome los nervios, la noche se aproxima y me muevo a la habitación oscurecida queriendo evitar el encontrarme con él, y el tono de llamada insistente de mi móvil aparece sobre la cama lo cual me lleva a moverme hacia este con rapidez, es extraño que me llamen, solo mi abuela lo hace de vez en cuando. El nombre de Holly sobre la pantalla me hace sonreír y sentir cierto sin sabor al recordar a la hipócrita de su hija, y lo descuelgo algo desanimada, no quiero perder la buena relación que tengo con ella. —Hola señora Holly. —Saludo en un tono cálido aún así, la señora Holly es un amor, y el que su hija sea una vil hipócrita, no quita ese hecho. —June... —El tono entristecido, y el sollozo que sale de sus labios, me llena de preocupación en cuestión de segundos. —¿Señora Holly ? ¿Qué pasa ? ¿Está todo bien ? —Bombardeo, y su suspiro cargado de preocupación, triplica mis nervios. —¿Señora Holly ? —No... León, él... —Escuchar su nombre altera mis nervios, y me hace sentir desfallecer. —Acaba de accidentarse, está en cuidados intensivos, está grave, y, dios, lo vi muy mal. —El móvil cae de mis manos con el shock que me abarca. —¡Mamá, te dije que no la llamarás! —Escuchó gritar la voz de Hillary lejos, mi cabeza se siente fría, y no logro salir del shock, tan sólo escuchó las voces lejanas, mientras las lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas. —Es su amigo. —Contesta la señora Holly con la voz temblorosa. Amigo... la palabra retumba en mi cabeza, acelerando mis lágrimas, él notando lo mal que estaba cuando nadie más lo hizo, él olvidándose de su fiesta, amigos y novia, él cuidando de mí, quedándose conmigo cuando nadie más lo hizo, él siendo mi ángel guardián, a pesar de sus constantes malos tratos, y negaciones. —¡No, no lo es! —Chilla Hillary de vuelta, y me obligo a reaccionar, tomando nuevamente el móvil. —¿Dónde está... ? —Artículo temblorosa. —¡No te atrevas a decirle nada! —Sigue gritando la muy maldita, y Holly respira hondo volviendo a sollozar. —En el hospital central de la ciudad, no tardes por favor, June. —Murmura para enseguida cortar la llamada. Tomo mis cosas con rapidez, y con el latido de mi pecho desbocado salgo tomando un taxi. Él va a estar bien, después de todo es Leon, él es fuerte, no tengo porque preocuparme, va a estar bien, lo sé, pero eso no evita el que las malditas lágrimas bajen por mi rostro como cascadas. El viaje se me hace eterno, cada minuto siento mi pecho más alterado, el llegar y encontrarme con la cara de Valerie, Hillary, Camila, y Sofia no ayuda. La mirada de desprecio de las cuatro recae sobre mí, y las ignoro, limpiándome las lágrimas, yéndome hacia la señora Holly, lo cual Hillary no me permite ya que se interpone en medio. —Largo, no tienes nada que hacer aquí, June. —Me ladra, y respiro profundo tratando de contener las ganas de golpearla. Me muevo ignorándola nuevamente y esta vez es Sofía quien se interpone en medio. —Si que eres una desvergonzada, ¿No te da pena ? ¿Presentarte aquí con tu cara de perra hipócrita estando presente quién es la novia de León ? —Inquiere y las ganas de llorar vuelve a sucumbir. —Lo mejor es que te largues June, León nunca fue tu amigo, y como amante jamás te iba a tomar en serio, no tienes nada que hacer aquí, así que lárgate de una vez. —Brama Camila, sosteniendo la cabeza de Valerie, quien permanece llorando sobre su hombro. —Vine a verlo a él, ustedes no son quienes para decirme que me largue. —Me defiendo, volviendo mis manos puños, conteniendo las ganas de llorar, y el empujón que me da Valerie me toma de sorpresa, llevándome a tropezar y caer en el suelo. —¡Vete! ¡Lárgate! No quiero ver tu maldito rostro aquí. —Se descontrola, y el tono elevado de su voz hace que Holly y el padre de León capten mi presencia. —¿Qué es lo qué pasa ? —Se acerca Holly apresurada. —Pasa que está desvergonzada no puede estar aquí, te dije que no la llamarás. —Reclama Hillary. —Cierra la boca. —Se molesta el padre de León. —Mi hijo está en medio de una riesgosa cirugía y ustedes se mantienen aquí discutiendo por estupideces. ¡Lo mejor es que se larguen todas! —Alza el tono de su voz sobresaltandolas. —Señor nosotras no... —Trata de justificarse Camila. —¡Largo! —La corta volviéndola a sobresaltar y Sofía recoge sus cosas sin poner peros y se larga, Camila la sigue avergonzada, y Hillary se cruza de brazos colocando a su amiga a su espalda. —Nosotras no nos vamos a marchar, soy la hermana de León y Valerie es su novia. —Se niega y el señor se lleva la mano al puente de su nariz. —Un escándalo más y también se largan. —Advierte, en tanto la señora Holly me ayuda a lenvantar. —Tú también lárgate ¿Qué esperas ? ¿Qué no ves que no haces más que alterar a Val? —Continúa. —Hillary. —La señora Holly menciona su nombre en advertencia. —Por una vez en tu vida deja de ser una desvergonzada, vete. —Insiste, y el padre de Leon se aleja pasando su mano por su cabeza sin saber cómo manejar la situación, el tener a su hijo en cuidados intensivos ya es suficiente preocupación, y mi cabeza esta tan ida, el dolor en mi pecho latente que prefiero alejarme de los brazos de la señora Holly y marcharme sin poner peros, luego de pedirle que me mantenga al tanto. Va a estar bien, tiene que estar bien. Me repito una y otra vez caminando con la vista puesta en el suelo, chocando contra el pecho duro que no me es difícil reconocer por el olor a perfume Legend que desprende. —¿Estás bien ? —Inquiere en un tono suave, y las lágrimas vuelven a disparar de mis ojos. —No... yo, Mike, él va a estar, tú mejor que nadie lo sabes, él es fuerte, él... —Me lleva contra su pecho, y dejo que salga todo en medio de sollozos, en tanto él permanece en silencio. No se cuanto tiempo pasa, pero agradezco el que no diga nada, él que no se aleje, y mantenga sus hombros quietos hasta que el llanto cesa, y me alejo pasando la mano por mi rostro. —No te he visto llorar así desde la muerte de tus padres, vaya... se han vuelto muy cercanos. —Murmura en un tono bajo, y mis ojos adoloridos e hinchados van a los suyos que se mantienen neutros en mi rostro. —Es... —Es fuerte, y va a estar bien, tienes razón, por algo me cuidaba el culo. —Contesta interrumpiéndome, y asiento. —Espera aquí, iré por algo de café. —Me dice y niego. —Solo quiero quedarme aquí, y esperar, esperar a escuchar que todo salió bien. —Me siento en el banco a pocos centímetros, y pocos segundos después él lo hace también. —Esperemos juntos entonces. —Dice y recuesto mi cabeza en el banco, la cual él no tarda en llevar a su hombro. Va a estar bien, tiene que estar bien, continúo repitiendo en mi cabeza, y el tono de mi móvil, me hace impulsarme de pie en cuanto veo el nombre de Holly en la pantalla. —¿Cómo está él ? —Disparo nerviosa, y los ojos de Mike recaen en mi rostro. —La cirugía ha ido bien, pero... —Su sollozo, apaga toda ilusión. —Recibió un golpe muy fuerte en la cabeza June, puede que no despierte más, y si lo hace... —Vuelve a sollozar. —Los doctores dicen que es cuestión de tiempo para que muera. —Suelta y mi cuerpo queda helado.
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